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63 ANIVERSARIO DEL COLEGIO DE INTERNACIONALISTAS DE VENEZUELA

El domingo 31 de enero se cumplen 63 años de la fundación del Colegio de Internacionalistas de Venezuela. Como es sabido, el Colegio se funda ocho días después de la que creíamos sería la ultima dictadura en Venezuela. En esos días recorría el país un clima de optimismo y de esperanza, ya que se había logrado la ansiada libertad. Se abrían de nuevo las puertas de los calabozos para liberar a los presos políticos, empezaban a regresar los exiliados y la democracia comenzaba a dibujarse. Líderes políticos como Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, infundían la confianza necesaria a la mayoría de la población para creer en un futuro mejor. Estamos celebrando 63 años de existencia (con lo difícil que resulta en nuestro país mantener una institución), y la nación se encuentra en medio de una de las peores crisis, si no la peor, de su historia republicana. Tenemos un país dividido, el liderazgo político no tiene ni credibilidad ni legitimidad, cerca de un 25% de la población ha huido del empobrecimiento que afecta a la gran mayoría, incluso en muchos casos arriesgando sus vidas.  A lo interno de la antigua potencia petrolera del hemisferio occidental, no hay gasolina, no hay gas y sus refinerías están colapsadas. El día a día de los venezolanos transcurre entre los servicios públicos que no funcionan, cuando llega el agua, la misma incumple cualquier parámetro de calidad; el fluido eléctrico es una vergüenza; el transporte es prácticamente inexistente y el sistema de salud público está colapsado. Tenemos, además, la inflación más alta del planeta desde hace varios años. El salario mínimo y las pensiones mensuales son de 1.200.000 bolívares, mientras el dólar se consigue en más de 1.800.000 bolívares, con lo cual un trabajador o pensionado en Venezuela debe subsistir al mes con el equivalente a 0,67 centavos de dólar, pulverizando cualquier estadística de pobreza de la Organización de las Naciones Unidas. Por otro lado, la corrupción y otros ilícitos dan para llenar al país de “bodegones” con toda clase de productos importados, incluso hasta vehículos de alta gama. En lo político, los partidos tradicionales intervenidos, dirigentes inhabilitados, cientos de presos políticos con denuncias de torturas y malos tratos, son elemento cotidiano.   En el tema de la libertad de expresión abunda la clausura de medios e intimidación y el acoso y restricciones a los medios y a los periodistas, son comunes. A lo externo, el país se encuentra cada vez más aislado; solo algunos países afines ideológicamente y otros considerados forajidos, se atreven a manifestar su apoyo al régimen venezolano. Los informes presentados en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas sobre la violación de derechos humanos en Venezuela, colocan a nuestro país en la lista de los Estados violadores de los DD.HH. Queremos hacer mención especial a la situación de la reclamación del territorio Esequibo. Después de más de 20 años de no atender, incluso desvirtuar nuestros intereses, Guyana aprovechó para avanzar, logró convencer a los secretarios generales de Naciones Unidas de llevar el tema a la Corte Internacional de Justicia, cuando lo único que debía hacer la Cancillería era mantener la reclamación dentro del Acuerdo de Ginebra. La mayoría de los países democráticos no reconocen a Maduro como presidente, ni a la Asamblea Nacional electa en diciembre del 2020, por lo que la Unión Europea, el Grupo de Lima y varios países de forma unilateral, realizan esfuerzos para buscar una salida lo menos traumática posible a la crisis política y los venezolanos esperamos que sea a la mayor brevedad. Ante esta situación, desde el Colegio de Internacionalistas de Venezuela consideramos que la única salida para solucionar la crisis y regresar a la Democracia, es realizar un proceso electoral para elegir un nuevo Presidente y una nueva Asamblea Nacional, con un nuevo Consejo Nacional Electoral, que sea equilibrado, que dé garantías de trasparencia y con observación internacional reconocida. A la vez, deben ser incorporados los 13 magistrados principales y 20 suplentes juramentados por la Asamblea Nacional, para constitucionalizar el TSJ. Debe abrirse un canal humanitario y tienen que devolverse las tarjetas de los partidos  a sus autoridades naturales. Mientras tanto en el Colegio de Internacionalistas de Venezuela, recordando a Andrés Eloy Blanco, al momento de lograr su libertad, estamos dedicados al tema de la formación y mejoramiento profesional de nuestros colegas, a través de los Diplomados en “Relaciones Internacionales: Diplomacia y Protocolo”, “Diplomacia Petrolera” y “Alta Política Internacional”, avalados por la UCV y la UCAB, así como cursos de inglés y francés. De igual forma hemos suscrito convenios institucionales de cooperación con el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) y el Instituto Europeo Campus Stellae, de España. Además, mantenemos vinculación estrecha con la Asociación Latinoamericana de Comunicación y Análisis Político (ALCAP). Por todo ello, pese a la crisis,   A LOS INTERNACIONALISTAS FELIZ ANIVERSARIO, NÚMERO 63 ¡ Seremos libres¡

DICIEMBRE NEGRO

Todo el año 2020 ha sido particularmente difícil para el planeta y nuestro país. Sin embargo, el mes de diciembre quedara marcado en la historia de Venezuela como uno de los períodos más oscuros de la vida republicana, por varios acontecimientos que vienen a profundizar el enorme sufrimiento de los venezolanos. Señalaremos los cuatro aspectos que consideramos más importantes de resaltar, sin que ello implique que otros acontecimientos carezcan de relevancia: 1.     El domingo 6 se realizaron unas elecciones para elegir la Asamblea Nacional, proceso que no cumplió los con los parámetros mínimos establecidos en los estándares internacionales, por lo que no es reconocido por la mayoría de las democracias del planeta, ni por la mayoría del pueblo venezolano, que se abstuvo de participar en el mismo. Partiendo del principio que la Asamblea Nacional es la representación del pueblo, esta elección no tiene ninguna legitimidad ya que solo representa de una minoría política.  Este proceso electoral aísla aún más al país de las democracias occidentales, no resuelve la cuestionada legitimidad y legalidad de las instituciones, al contrario, agrava más la profunda crisis política que se vive en Venezuela desde hace más de veinte años. Cabe mencionar que un número relevante de organizaciones políticas en el mundo rechazaron la jornada comicial, pudiendo recalcar las negativas de entes como la Comisión Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPPAL), la Internacional Socialista y agrupaciones emblemáticas como el Partido Socialista de Chile. 2.       El día domingo 13, los venezolanos conocimos la triste noticia sobre la tragedia sucedida en el mar cerca de la población de Güiria, en el estado Sucre, donde al principio se encontraron diecinueve cadáveres de venezolanos que huían del país, con la esperanza de encontrar un futuro mejor, pero no lograron llegar a su destino, pereciendo en el mar. Lamentablemente la cifra sigue creciendo y ya se cuentan veintinueve fallecidos, sin que todavía se conozca con certeza el número de víctimas.   A pesar de la pandemia, miles de venezolanos continúan saliendo del país por las distintas fronteras, aumentando las historias de una muy larga lista de tragedias, que cabe mencionar, no constituyen un hecho aislado, sino que forman parte del desespero de miles de personas que prefieren lanzarse al mar, caminar montañas por zonas muy frías o cruzar ríos, con tal de anhelar satisfacer sus necesidades básicas. Nos unimos al duelo (decretado por la Asamblea Nacional) del pueblo venezolano ante la pérdida de sus hijos, frente a la mirada indiferente de algunos Ante este drama, condenamos la inacción e indolencia del régimen, que incumple con su deber de proteger la vida de los ciudadanos venezolanos. La cancillería venezolana, tampoco cumple con su responsabilidad. Ante esta situación el gobierno de Trinidad y Tobago, se ha envalentonado, para seguir persiguiendo y violando los derechos a los venezolanos que llegan a esas islas, buscando refugio. Condenamos estas acciones, xenofóbicas del gobierno trinitario el cual, ante las críticas, lejos de revisar su accionar, ha optado por fustigar a los actores democráticos venezolanos, aliándose con quienes se niegan a una salida pacífica, democrática y constitucional que ponga fin a la crisis humanitaria 3.       El día lunes 14, la Fiscal de la Corte Penal Internacional, luego que varios países de la región, atendiendo a lo establecido en el Estatuto de Roma, denunciaran  al régimen de Maduro por violación sistemática de los Derechos Humanos desde el año 2017, señaló en un demorado informe preliminar, que existen indicios de crímenes de lesa humanidad, asomando a varias instituciones militares y policiales, como responsables. A pesar de existir contundentes elementos como los informes realizados por el anterior y la actual Alta Comisionada de los Derechos Humanos, la Misión Internacional Independiente de Verificación, la OEA y numerosas organizaciones no gubernamentales, la Fiscal anunció que “en la primera mitad del año 2021, culminara su análisis para determinar las acusaciones formales ante la Corte”. La Justicia tardía no es justicia, mientras tanto el pueblo de Venezuela continua estoicamente resistiendo y esperando la actuación de la Justicia Internacional, para poner fin a la sistemática violación de los derechos humanos. De todas maneras, el que exista el informe, es un duro campanazo para los que tratan de ocultar las perversas actuaciones contra la población venezolana. 4. El día viernes 18, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), se pronuncia, señalando con una votación dividida de 12 a 4, que, si existe la competencia de este organismo para conocer la solicitud unilateral de Guyana, a pesar de que Venezuela no reconoce la competencia de esta Corte para tratar la reclamación del territorio Esequibo. Esta decisión perjudica el interés de Venezuela que siempre ha procurado que la solución de la reclamación del territorio Esequibo se resuelva por la vía bilateral y que se produzca un acuerdo que sea aceptable para ambas partes. Esta decisión coloca al Acuerdo de Ginebra al margen.      Nuevamente el régimen, por vía de la cancillería no hizo su trabajo, el cual solo consistía, en mantener la reclamación del territorio Esequibo dentro del Acuerdo de Ginebra, el cual fue uno de los mayores logros del período democrático. Con este proceder se demuestra la inexistencia de una política exterior en Venezuela, se evidencia a la enorme mezquindad de no consultar a los conocedores de la materia y se confirma la gran indiferencia que posee el régimen frente a los asuntos de vital interés para la República.        Estamos por terminar el año 2020, y con él, este nefasto mes de diciembre. Esperamos que con este año se vayan todas las noticias negativas y surja la esperanza de tener, muy pronto, un país mejor.         Finalmente les deseamos a todos nuestros colegas y amigos un año 2021 lleno de la tan anhelada alegría y prosperidad para ustedes y sus familias. LES DESEAMOS UNA FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO 2021, EN LIBERTAD

CAMBIOS NECESARIOS EN EL SISTEMA INTERNACIONAL

La incertidumbre global causada por la actual situacion debe ser aprovechada para comenzar un proceso de evaluacion del sistema internacional El sistema internacional debe ser reformado, las reiteradas críticas al desempeño de la Secretaria General, y al Consejo de Seguridad de la ONU, a la Organización Mundial del Comercio (OMC), a la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a la Corte Penal internacional (CPI), entre otros, por la falta resultados y eficiencia en el cumplimiento de sus labores, viene siendo una constante. En muchos de ellos, se ha creado una burocracia ineficiente, que responde más a criterios y condicionamientos ideológicos, que el interés por cumplir con sus funciones. Existen muchos ejemplos, los cuales abordaremos posteriormente, en este editorial solo nos vamos a referir a dos casos por su actualidad, en primer lugar, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y luego el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El desempeño de la OMS, durante la pandemia originada en China, ha sido calificado, por algunos analistas como una actuación vergonzosa, ante esta situación se genera la siguiente pregunta ¿Por qué no estaba la OMS preparada para enfrentar este tipo de situaciones? A pesar de que era una posibilidad real y muchos epidemiólogos se habían referido al tema, sin mencionar el contante interés de peliculas de Hollywood por el tema. La falta de un protocolo ha ocasionado marchas y contramarchas relacionadas con las indicaciones sobre cómo tratar la pandemia y todo lo relativo al tema por parte del organismo global ha sido realmente desacertada. Afirmaciones como: No ha logrado determinar el origen del virus, se esperó demasiado tiempo para catalogar la situación como pandemia, pero tampoco parece tener idea como evitar su expansión, luego de transcurridos más de once meses. Cuando revisamos quien dirige la OMS, nos encontramos que se trata de Tedros Adhanom Ghebreyesus, un funcionario originario de Etiopía con una larga carrera dentro de las burocracias de varios organismos internacionales y a quien se le señala de tener una vinculación ideológica con China. El otro caso es el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, la cual debido a su especificidad y a la importancia del tema debe ser una vitrina global, el caso es que recientemente en el mes de octubre del presente año se realizó una votación para renovar los miembros de dicho Consejo, resultando electos quince nuevos miembros, el caso es que en ese grupo resultaron electos tres países que han sido reiteradamente señalados por violar los derechos humanos de sus ciudadanos, como son los casos de Rusia, donde han sido asesinados varios dirigentes de oposición y otros han debido exiliarse ante las amenazas, China es otro de los nuevos miembros del Consejo, siendo este país denunciado por la falta de libertades políticas, el trato a las minorías étnicas y la represión en Hong Kong y el tercer miembro que regresa al grupo de los cuarenta y siete miembros del Consejo es Cuba, una tiranía, que se ha mantenido por mas de seis décadas, suprimiendo las libertades del pueblo y encarcelando a todo cubano que se atreva a protestar por la situación de miseria que atraviesa la isla. La entrada de estos países en el Consejo de Derechos Humanos y la permanencia otros países como es el caso de Venezuela, la cual ha sido señalada, en ese mismo organismo, en varios informes sobre violaciones de DD. HH. pareciera formar parte de una estrategia para debilitar a ese organismo e implosionarlo desde dentro. Finalmente, lo cierto, es que la participación de estos países, mina su credibilidad y legitimidad, razón por la cual urge cambiar la forma como se eligen los cuarenta y siete miembros. Estos dos casos seleccionados por su importancia y actualidad, son ejemplos de la necesidad que existe de realizar una profunda y objetiva evaluación del sistema internacional. Para comenzar a realizar los cambios se requiere un liderazgo fuerte y comprometido para poder convertir estas instituciones en organismos respetados, eficientes y útiles para la comunidad internacional y no para intereses ideológicos específicos.

Más que una misión electoral

Son necesarias condiciones mínimas para realizar un proceso electoral, que debe ser para elegir Presidente y Asamblea Nacional Enorme expectativa se ha formado en la comunidad internacional con la posibilidad de que la Unión Europea acompañe el denominado proceso electoral que se ha convocado para el próximo 6 de diciembre y que no cuenta con el reconocimiento, ni de la mayoría de los factores democráticos venezolanos, ni de la comunidad internacional. De hecho, la Unión Europea ha señalado en reiteradas oportunidades, la última de ellas a finales de septiembre, que no hay condiciones en el país para llevar adelante las elecciones.   Algunos factores separándose del discurso emanado de la Asamblea Nacional –ente reconocido por más de sesenta países- han señalado que posponer el proceso puede servir para que se concrete una misión de observación europea. Incluso, enorme polémica se ha desatado alrededor de Josep Borrell, pues se dice que el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, de espaldas a la institución, envió una comitiva a Venezuela para buscar alguna negociación.El asunto es que una misión de observación no es la máxima aspiración que puede conseguirse. No se gana nada con que personalidades calificadas viajen a Venezuela para dejar constancia de un proceso plenamente controversial y en lo absoluto transparente. La aceptación de unos comicios en el país pasa por reformas integrales, es necesario auditar el registro electoral, así como los recursos que se utilizan en la campaña, de no llevarse a cabo, dejarían dudas y unos resultados viciados.El proceso, que ya inició con la controversial eliminación del sufragio directo para la elección de  los diputados indígenas y con un ampliación inexplicable del número de parlamentarios, ambos elementos violatorios de la constitución, está convocado por un Consejo Nacional Electoral que no emana de la Asamblea Nacional, llegando el colmo de la arbitrariedad al hecho de que un rector que renunció no fuese sustituido por su suplente, sino por una persona externa, a solicitud de unas toldas políticas. Aunado a ello, el ente que nombró, el Tribunal Supremo de Justicia, está mal constituido, pues 13 de los magistrados electos y juramentados por la Asamblea Nacional no han podido asumir sus funciones, permaneciendo en sus cargos unos individuos cuya condición de magistrados fue anulada por el legislativo.    Algunos ingenuos, y otros cómplices que quieren sacar provecho de la situación, dicen que una misión de observación es suficiente, cuando lo necesario es que se lleve a cabo un proceso presidencial y parlamentario con plenas garantías y supervisión internacional. Además, es primordial que la Asamblea Nacional recupere sus atribuciones, entre ellas la de nombrar el CNE y garantizar que los magistrados por ella designados se integren al TSJ. Por último, las tarjetas electorales secuestradas deben ser devueltas a sus autoridades regulares. Si ello no ocurre, la misión de observación electoral no será más que una gira vacacional. Afortunadamente, el mundo parece entenderlo.

¡A los venezolanos!

Comunicado del Colegio de Internacionalistas de Venezuela ante la crisis del país Ante la preocupante realidad que se vive en Venezuela y que nos permite vislumbrar el inminente colapso de las instituciones públicas y privadas del país, Considerando Que lejos de cualquier alarmismo, los venezolanos afrontamos una realidad desesperada manifestada por la dificultad para conseguir alimentos, garantizar servicios de salud y medicinas, poseer agua potable, tener suministro regular de energía eléctrica, gas, gasolina, dinero efectivo, transporte público, internet, entre otros. Que la mayoría de las democracias del planeta han expresado un rechazo explícito al proceso electoral realizado en el año 2018, el cual es considerado como nulo e irrito, por lo que no reconocen la presidencia de Nicolás Maduro. Que se hace necesario detener el nivel de destrucción que se ha producido en el país en los últimos años. Para salir del foso es fundamental contar con la cooperación de los países y organismos de la comunidad internacional. Para ello se necesitan construir las condiciones idóneas en un marco de democracia, libertades y respeto a los derechos humanos. Que ante la convocatoria de unas elecciones parlamentarias para el mes de diciembre de 2020, realizada por un Consejo Nacional Electoral carente de legitimidad y confianza dado su origen y que no da asomos de garantizar las condiciones idóneas que permitan tener la posibilidad de elegir dado el secuestro de las tarjetas de partidos, la falta de observación internacional, las presencia de un obsceno ventajismo, la existencia de presos políticos y las limitaciones a la prensa libre, la comunidad internacional ha reprochado el llamado comicial.   Proponemos Somos de la idea de que la única solución pacífica que podría solucionar la gran crisis política, social, moral y económica que se vive en el país, seria la convocatoria de un proceso electoral que permita tener las garantías necesarias para elegir un nuevo Presidente de la República. La realización de un proceso electoral, donde solo se escoja un nuevo parlamento, no soluciona la crisis política en Venezuela, al contrario, la agravaría. Por esta razón consideramos urgente la suspensión de este proceso electoral y la activación del comité de postulaciones de la Asamblea Nacional para elegir un árbitro confiable que convoque un nuevo proceso electoral que permita legitimar los poderes públicos. Exhortamos a la adecuación constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, tal como lo ha exigido la comunidad internacional democrática. Esto se consigue incorporando a los 13 magistrados principales y 20 suplentes elegidos y juramentados por la Asamblea Nacional el 21 de julio de 2017. Se debe crear un gran Acuerdo Nacional, que tenga como prioridad, liberar a los presos políticos, abrir un canal humanitario, suprimir el falso carácter supraconstitucional de la denominada Asamblea Nacional Constituyente y devolver las plenas atribuciones a la Asamblea Nacional. En Caracas, a los 19 días del mes de agosto de 2020.

Dos caminos, dos visiones

Los republicanos y demócratas se preparan para el comienzo de la confrontación electoral El proceso electoral que se realizará en noviembre en los Estados Unidos de América cada día genera más interés. Los dos principales partidos políticos ya tienen definidas sus candidaturas a presidente y vicepresidente. Por parte de los republicanos la fórmula será Donald Trump y Mike Pence, quienes intentaran ser reelectos. Por parte del Partido Demócrata los aspirantes son Joe Biden y Kamala Harris, quienes intentaran evitar cuatro años más de gobierno republicano. En esta ocasión, la figura de los vicepresidentes es importante ya que ambos candidatos tienen una avanzada edad, tanto Trump, como Biden, superan los 70 años. Ambas convenciones se realizarán en este mes de agosto, los demócratas se reunirán del 17 al 20 en Milwaukee, Wisconsin y los republicanos lo harán del 24 al 27 en Jacksonville, Florida. Si bien es cierto que, a comienzos del mes de febrero de este año, todo parecía indicar que Trump, seria reelecto sin mayores inconvenientes, la realidad es que en los últimos sondeos sobre la intención de voto que   han realizado a nivel nacional las principales empresas encuestadoras, las cosas han cambiado. La opción de Biden aparece encabezando casi todas, sobre Trump. Sin embargo, la campaña recién comienza y hay mucho camino por recorrer. En los próximos meses se enfrentarán las dos visiones y los electores estadounidenses deberán escogerán el camino a seguir por los próximos cuatro años. El tema del manejo del coronavirus y sus consecuencias, aparece como el principal aliado de los demócratas, partiendo del hecho de que los Estados Unidos posea aproximadamente el 4% de la población global, pero el número de infectados y fallecidos por causa del virus se encuentra cerca del 25% de la estadística global. Por su parte, Trump parece tener varios ases bajo la manga: Primero, el manejo de cerca de un trillón de dólares que se otorgaran a las empresas y a los ciudadanos estadounidenses como ayudas. Segundo, los tres debates propuestos entre los candidatos, en los cuales por su personalidad Trump podría arrollar a Biden (quien se vio muy incómodo en los debates demócratas), por su personalidad. Tercero, los feroces ataques contra Donald Trump por parte de los grandes medios de comunicación como CNN y New York Times entre otros y los latinos como Univisión y Telemundo, pueden convertirlo en una víctima y al final del día, cambiar la intención de voto. Como pocas veces, el resultado de esta elección ha generado tanta expectativa en la comunidad internacional, debido a la naturaleza de los candidatos y sus visiones del papel de los Estados Unidos y por supuesto en Venezuela, ya que el tema de la situación de colapso que se vive en nuestro país ha sido parte del debate electoral. Ha sido muy evidente la diferencia en la forma de abordar los temas internacionales, los republicanos utilizan el “Hard Power”, mientras los demócratas el “Soft Power”. Para ambos, la solución del tema de Venezuela, se vincula con Cuba y Nicaragua. Sin embargo, a pesar de la diferencia entre las visiones de los dos candidatos, para nuestra tranquilidad, existe una claridad sobre la necesidad de resolver la situación de Venezuela de la forma menos traumática posible, lo cual es compartida por la mayoría de los miembros de ambos partidos. Gane quien gane las elecciones, la temática venezolana seguirá dando argumentos para los debates entre los partidos.

Venezuela y la debacle humanitaria

Decir hace unos años que Venezuela estaba a los niveles de Haití o de algunas naciones del África subsahariana podía resultar controversial. En realidad lo sigue siendo pero por razones distintas y es que según evidencia con crudeza y realismo la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), que ante la falta de transparencia e información oficial, realizan las Universidades Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar, el país afronta una crisis que lo sitúa como la nación más pobre del continente. El estudio refleja el dramático descenso de las condiciones de vida de los venezolanos, hecho sustentado en la precaria satisfacción de las necesidades básicas por parte del grueso de la población que se alimenta de manera limitada, observando como disminuye su talla, mientras está imposibilitado de obtener servicios básicos y de calidad como agua, electricidad y transporte. A esto hay que añadir el repunte de la desnutrición infantil y la mala alimentación, pues según el estudio, una cantidad importante de habitantes solo consume carbohidratos al no poder adquirir proteínas.  En cuanto a fenómenos como la migración, ENCOVI señala que la población disminuyó sustancialmente, producto de los venezolanos que abandonan el país buscando nuevos horizontes y así escapar de un país donde ha crecido de manera alarmante la mortalidad infantil, presentándose el caso de una nación que envejece y en la que no se vislumbra una fuerza laboral que pueda abocarse al aumento de la productividad cuando las condiciones lo permitan. Ante el drama social que se vive la respuesta ha sido achacar las culpas a unas sanciones –que vale la pena aclarar son personalísimas y desde hace poco tiempo- y a fomentar la censura para que no se converse sobre la situación, en una perversa lógica que parte de la falsa premisa de decir que si las cosas no se mencionan, entonces nada está ocurriendo, cuando la realidad es que la crisis es producto de la irresponsable administración, la dilapidación de los recursos y una corrupción descontrolada. Urge un cambio de conducción nacional sustentado en principios democráticos y de constitucionalidad. Venezuela se desmorona y vergonzosamente pasa a ocupar puestos por debajo de países que eran emblemas de autoritarismos, debacles sociales y migración. Ante ello la única solución es el retorno de la democracia para que los factores internos, de la mano de la comunidad internacional, logren unas medidas humanitarias que detengan el drama y evitar seguir comprometiendo el futuro del País.

La Reclamación del territorio Esequibo en riesgo

La Diplomacia Venezolana, basándose en lo que establece en el Artículo V del Acuerdo de Ginebra, en febrero de 1.966, logro avances relativos a la búsqueda de una solución negociada sobre el territorio Esequibo, entre otras   porque se logró que, durante la vigencia del Acuerdo, Guyana no pudiese entregar unilateralmente concesiones en el territorio en disputa. La historia cambia en marzo del 2004, cuando Hugo Chávez declaró que Venezuela no se oponía a que Guyana otorgara unilateralmente concesiones y contratos a compañías multinacionales en el Esequibo, pulverizando con esta afirmación, una de las herramientas más poderosas que poseía el país para buscar que Guyana tuviera la necesidad de sentarse a buscar un acuerdo para solucionar la larga controversia territorial sobre el Esequibo,  Posteriormente en febrero del 2.007,  Chávez, incluye el elemento político ideológico, en la reclamación, intentando desvirtuar los títulos y los derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo, al  afirmar que la reactivación de la reclamación venezolana sobre el territorio Esequibo en 1962, por parte del Gobierno presidido por Rómulo Betancourt, fue producto de la presión ejercida por los Estados Unidos, supuestamente interesados en desestabilizar el gobierno autónomo de izquierda del Primer Ministro de la entonces Guayana Británica, Cheddi Jagan.  Este argumento ni siquiera se les había ocurrido a los guyaneses Estas declaraciones, la crisis política, social y económica que se vive en Venezuela y al descubrimiento de importantes yacimientos de hidrocarburos en parte de la zona en disputa, alentaron a los guyaneses para comenzar una campaña internacional para desvirtuar la reclamación venezolana y buscar una salida rápida a la controversia, en tal sentido desde hace varios años, Guyana conformo un equipo de expertos en el tema (tanto guyaneses como de otras nacionalidades), que han venido trabajando a tiempo completo en el caso, formulando una estrategia coherente con sus intereses. Mientras Chávez y Maduro, se olvidaron del tema, la Cancillería errática y desprofesionalizada actúa por reacción a los eventos que se van suscitando,  los guyaneses continuaron avanzando en su estrategia, convencieron al Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, de que lo mejor para lograr una solución permanente, sería enviar el caso a la Corte Internacional de Justicia,  es importante recordar que, al no producirse acuerdo entre las partes, el Secretario General de la ONU, según el Artículo IV del Acuerdo de Ginebra, tiene la responsabilidad de escoger cuál de los mecanismos de la solución pacifica de controversias, establecidos en el Artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas, se utilizará para resolver la  disputa territorial. Para Guyana, el mecanismo de los buenos oficios estaba agotado, argumentando que, después de más de 28 años no se habían producido avances, razón por  la cual Ban Ki Moon, dio un plazo de un año para las partes acordaran buscar un nuevo mecanismo, lo cual fue ratificado por su sucesor Antonio Guterres. De forma absurda durante el plazo otorgado, la posición del gobierno de Maduro fue mantener el mecanismo del “Buen Oficiante”, lo que origino que el Secretario General de la ONU, decidiera por enviar el asunto a la Corte Internacional de Justicia.  El gobierno de Maduro, se encuentra cada vez más aislado, tanto interna, como internacionalmente, debido a que, en sus ejecuciones, los intereses ideológicos privan sobre los intereses nacionales. En lo interno, no se ha convocado al país, ni a las distintas instituciones, expertos y/o organizaciones, que tienen relación con el tema, para tratar de construir un consenso nacional sobre la actuación en el tema del Esequibo y si observamos el campo internacional, nuestros antiguos aliados regionales, ahora son nuestros “enemigos” y los supuestos nuevos aliados apoyan la posición de Guyana. Por esta razón, existe preocupación sobre el futuro de nuestra reclamación del territorio Esequibo, ya que la actuación realizada por los gobiernos de estos últimos 20 años ha sido en líneas generales negativa. Ante este incierto panorama, será responsabilidad exclusiva de los que han manejado el Poder Ejecutivo, lo que pueda suceder con nuestros legítimos derechos sobre el territorio Esequibo.

Un compromiso por la profesionalización

Desde su fundación, hace más de 62 años, el Colegio de Internacionalistas de Venezuela ha apostado a la profesionalización de la disciplina y ha levantado las banderas de la necesidad de impulsar una presencia técnica, académica y de formación en cada uno de los cargos del servicio exterior.  Tomando en consideración esos aspectos y asumiendo la reivindicación profesional como una prioridad, nuestro gremio hace suyas las demandas de una necesaria ley de profesionalización y de una exhaustiva revisión de la Ley del Servicio Exterior y su reglamento, tal como se viene impulsando desde hace décadas. Es por ello que cuando las condiciones sociales y políticas del país lo permitan debe asumirse con determinación una lucha a favor de la reivindicación plena de nuestros derechos y debe adelantarse un debate pertinente que tome en consideración a los agremiados y las posiciones que puedan tomarse desde los centros de educación que imparten la licenciatura en Estudios Internacionales y carreras afines, es decir que la discusión debe llevarse al seno de las Universidades Central de Venezuela, Santa María y Alejandro de Humboldt. Sirven estos momentos en el que las prioridades están en buscar los mecanismos para mitigar la compleja situación política, social y humanitaria que atraviesa nuestra nación, para preparar teóricamente lo necesario con miras a que cuando la coyuntura cambie, poder irrumpir con fuerza en un necesario debate sobre el auge de nuestra profesión, logrando hacerlo en un momento en el que lo planteado pueda ser tomado en cuenta y no se disgregue en medio de otros asuntos, provocando la lamentable pérdida de vigencia y oportunidad. La Junta Directiva del Colegio de Internacionalistas de Venezuela sigue asumiendo con determinación la necesidad de dar esta discusión y encabezar el debate sobre la realidad del servicio exterior venezolano y su composición y se prepara para abordar la temática ante las autoridades pertinentes, una vez el camino de una nueva Venezuela esté trazado.