El domingo 31 de enero se cumplen 63 años de la fundación del Colegio de Internacionalistas de Venezuela. Como es sabido, el Colegio se funda ocho días después de la que creíamos sería la ultima dictadura en Venezuela. En esos días recorría el país un clima de optimismo y de esperanza, ya que se había logrado la ansiada libertad.

Se abrían de nuevo las puertas de los calabozos para liberar a los presos políticos, empezaban a regresar los exiliados y la democracia comenzaba a dibujarse. Líderes políticos como Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, infundían la confianza necesaria a la mayoría de la población para creer en un futuro mejor.

Estamos celebrando 63 años de existencia (con lo difícil que resulta en nuestro país mantener una institución), y la nación se encuentra en medio de una de las peores crisis, si no la peor, de su historia republicana. Tenemos un país dividido, el liderazgo político no tiene ni credibilidad ni legitimidad, cerca de un 25% de la población ha huido del empobrecimiento que afecta a la gran mayoría, incluso en muchos casos arriesgando sus vidas. 

A lo interno de la antigua potencia petrolera del hemisferio occidental, no hay gasolina, no hay gas y sus refinerías están colapsadas. El día a día de los venezolanos transcurre entre los servicios públicos que no funcionan, cuando llega el agua, la misma incumple cualquier parámetro de calidad; el fluido eléctrico es una vergüenza; el transporte es prácticamente inexistente y el sistema de salud público está colapsado. Tenemos, además, la inflación más alta del planeta desde hace varios años.

El salario mínimo y las pensiones mensuales son de 1.200.000 bolívares, mientras el dólar se consigue en más de 1.800.000 bolívares, con lo cual un trabajador o pensionado en Venezuela debe subsistir al mes con el equivalente a 0,67 centavos de dólar, pulverizando cualquier estadística de pobreza de la Organización de las Naciones Unidas. Por otro lado, la corrupción y otros ilícitos dan para llenar al país de “bodegones” con toda clase de productos importados, incluso hasta vehículos de alta gama.

En lo político, los partidos tradicionales intervenidos, dirigentes inhabilitados, cientos de presos políticos con denuncias de torturas y malos tratos, son elemento cotidiano.   En el tema de la libertad de expresión abunda la clausura de medios e intimidación y el acoso y restricciones a los medios y a los periodistas, son comunes.

A lo externo, el país se encuentra cada vez más aislado; solo algunos países afines ideológicamente y otros considerados forajidos, se atreven a manifestar su apoyo al régimen venezolano. Los informes presentados en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas sobre la violación de derechos humanos en Venezuela, colocan a nuestro país en la lista de los Estados violadores de los DD.HH.

Queremos hacer mención especial a la situación de la reclamación del territorio Esequibo. Después de más de 20 años de no atender, incluso desvirtuar nuestros intereses, Guyana aprovechó para avanzar, logró convencer a los secretarios generales de Naciones Unidas de llevar el tema a la Corte Internacional de Justicia, cuando lo único que debía hacer la Cancillería era mantener la reclamación dentro del Acuerdo de Ginebra.

La mayoría de los países democráticos no reconocen a Maduro como presidente, ni a la Asamblea Nacional electa en diciembre del 2020, por lo que la Unión Europea, el Grupo de Lima y varios países de forma unilateral, realizan esfuerzos para buscar una salida lo menos traumática posible a la crisis política y los venezolanos esperamos que sea a la mayor brevedad.

Ante esta situación, desde el Colegio de Internacionalistas de Venezuela consideramos que la única salida para solucionar la crisis y regresar a la Democracia, es realizar un proceso electoral para elegir un nuevo Presidente y una nueva Asamblea Nacional, con un nuevo Consejo Nacional Electoral, que sea equilibrado, que dé garantías de trasparencia y con observación internacional reconocida. A la vez, deben ser incorporados los 13 magistrados principales y 20 suplentes juramentados por la Asamblea Nacional, para constitucionalizar el TSJ. Debe abrirse un canal humanitario y tienen que devolverse las tarjetas de los partidos  a sus autoridades naturales.

Mientras tanto en el Colegio de Internacionalistas de Venezuela, recordando a Andrés Eloy Blanco, al momento de lograr su libertad, estamos dedicados al tema de la formación y mejoramiento profesional de nuestros colegas, a través de los Diplomados en “Relaciones Internacionales: Diplomacia y Protocolo”, “Diplomacia Petrolera” y “Alta Política Internacional”, avalados por la UCV y la UCAB, así como cursos de inglés y francés.

De igual forma hemos suscrito convenios institucionales de cooperación con el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) y el Instituto Europeo Campus Stellae, de España. Además, mantenemos vinculación estrecha con la Asociación Latinoamericana de Comunicación y Análisis Político (ALCAP).

Por todo ello, pese a la crisis,  

A LOS INTERNACIONALISTAS FELIZ ANIVERSARIO, NÚMERO 63

¡ Seremos libres¡

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