La incertidumbre global causada por la actual situacion debe ser aprovechada para comenzar un proceso de evaluacion del sistema internacional
El sistema internacional debe ser reformado, las reiteradas críticas al desempeño de la Secretaria General, y al Consejo de Seguridad de la ONU, a la Organización Mundial del Comercio (OMC), a la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a la Corte Penal internacional (CPI), entre otros, por la falta resultados y eficiencia en el cumplimiento de sus labores, viene siendo una constante. En muchos de ellos, se ha creado una burocracia ineficiente, que responde más a criterios y condicionamientos ideológicos, que el interés por cumplir con sus funciones.
Existen muchos ejemplos, los cuales abordaremos posteriormente, en este editorial solo nos vamos a referir a dos casos por su actualidad, en primer lugar, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y luego el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El desempeño de la OMS, durante la pandemia originada en China, ha sido calificado, por algunos analistas como una actuación vergonzosa, ante esta situación se genera la siguiente pregunta ¿Por qué no estaba la OMS preparada para enfrentar este tipo de situaciones? A pesar de que era una posibilidad real y muchos epidemiólogos se habían referido al tema, sin mencionar el contante interés de peliculas de Hollywood por el tema. La falta de un protocolo ha ocasionado marchas y contramarchas relacionadas con las indicaciones sobre cómo tratar la pandemia y todo lo relativo al tema por parte del organismo global ha sido realmente desacertada. Afirmaciones como: No ha logrado determinar el origen del virus, se esperó demasiado tiempo para catalogar la situación como pandemia, pero tampoco parece tener idea como evitar su expansión, luego de transcurridos más de once meses.
Cuando revisamos quien dirige la OMS, nos encontramos que se trata de Tedros Adhanom Ghebreyesus, un funcionario originario de Etiopía con una larga carrera dentro de las burocracias de varios organismos internacionales y a quien se le señala de tener una vinculación ideológica con China.
El otro caso es el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, la cual debido a su especificidad y a la importancia del tema debe ser una vitrina global, el caso es que recientemente en el mes de octubre del presente año se realizó una votación para renovar los miembros de dicho Consejo, resultando electos quince nuevos miembros, el caso es que en ese grupo resultaron electos tres países que han sido reiteradamente señalados por violar los derechos humanos de sus ciudadanos, como son los casos de Rusia, donde han sido asesinados varios dirigentes de oposición y otros han debido exiliarse ante las amenazas, China es otro de los nuevos miembros del Consejo, siendo este país denunciado por la falta de libertades políticas, el trato a las minorías étnicas y la represión en Hong Kong y el tercer miembro que regresa al grupo de los cuarenta y siete miembros del Consejo es Cuba, una tiranía, que se ha mantenido por mas de seis décadas, suprimiendo las libertades del pueblo y encarcelando a todo cubano que se atreva a protestar por la situación de miseria que atraviesa la isla.
La entrada de estos países en el Consejo de Derechos Humanos y la permanencia otros países como es el caso de Venezuela, la cual ha sido señalada, en ese mismo organismo, en varios informes sobre violaciones de DD. HH. pareciera formar parte de una estrategia para debilitar a ese organismo e implosionarlo desde dentro. Finalmente, lo cierto, es que la participación de estos países, mina su credibilidad y legitimidad, razón por la cual urge cambiar la forma como se eligen los cuarenta y siete miembros.
Estos dos casos seleccionados por su importancia y actualidad, son ejemplos de la necesidad que existe de realizar una profunda y objetiva evaluación del sistema internacional. Para comenzar a realizar los cambios se requiere un liderazgo fuerte y comprometido para poder convertir estas instituciones en organismos respetados, eficientes y útiles para la comunidad internacional y no para intereses ideológicos específicos.