Las Olimpiadas y el efecto migratorio
Concluyó la cita olímpica en Paris con un saldo de sorpresas, criticas, observaciones, nuevos récords, y decepciones como siempre ocurre en estos eventos. Fueron dos semanas durante las cuales Paris centró el interés de una gran mayoría, pendiente de lo que acontecía en el mundo del deporte. Quedará para la posteridad desde la ceremonia de inauguración con sus detalles que han causado asombro e inclusive calificativos de repugnante con la recreación de la Ultima Cena de Leonardo Da Vinci. También observaciones respecto a las residencias de los atletas, la contaminación de las aguas del Sena, que no dejó de ocupar espacios en la prensa mundial, y el desgaste rápido de las medallas olímpicas.Estos juegos sirvieron para reafirmar el desempeño de atletas ya establecidos, el adiós de otros y el surgimiento de nuevas figuras con miras a las Olimpiadas de Los Ángeles en 2028.Dentro de todo el desenvolvimiento de este acontecimiento deportivo mundial, no hay duda que el tema de los movimientos migratorios se vio reflejado en una serie de selecciones que incluyeron a deportistas que no “encajaban” con la idiosincrasia tradicional de muchos países. No es el caso de las potencias coloniales que alberga dentro de su estructura social varias generaciones de grupos raciales procedentes de sus antiguas colonias: Inglaterra, Francia, Bélgica, Portugal y en menor medida España y Alemania.Sin lugar a dudas, se ha producido un máximo flujo de inmigrantes desde la Primavera Árabe hacia el continente europeo. Por eso el 20 de junio se conmemora el Día Internacional del Refugiado, por el 50º aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.En el deporte, como en otras áreas, varios atletas refugiados han destacado en los últimos años en diversas disciplinas y han levantado su voz sobre lo que significa ser refugiado y cómo proteger a aquellas personas que huyen de zonas en conflicto. Para finales de 2020, los desplazados por la fuerza en todo el mundo superaron los 82 millones, según datos de la Organización de las Naciones Unidas. De ese número, entre 30 y 34 millones eran niños y niñas menores de 18 años de edad. Alrededor de 7 millones de venezolanos forman parte de este conjunto de desplazados.En el ámbito deportivo, específicamente hay que mencionar a los países nórdicos que incluyeron un número representativo, dentro de sus equipos nacionales, a atletas procedentes de otras latitudes. Es evidente que, debido a la gran cantidad y calidad de atletas nacidos en Etiopia, Uganda y Somalia, por solo nombrar algunos, que no pudieron ser incluidos en sus escuadras nacionales, muchos debieron buscar otras alternativas para triunfar. En este sentido, es digno de hacer referencia al equipo de atletismo de Italia con un numero importantes de competidores con nombres que no representan la verdadera cultura “azurra”, cuya Primer Ministro, Giorgia Meloni, mantiene posturas conservadoras en temas migratorios, y en favor de normas fuertes para paliarla. Lo mismo puede decirse de los Países Bajos.El caso más patético lo constituyeron los tres atletas cubanos que compitieron por España, Portugal e Italia quedándose con los máximos honores, mientras que el verdadero representante de La Habana no pudo alcanzar ningún tipo de recompensa olímpica.Muy diferente es la situación de Bahrein, que ha puesto en práctica una política de reclutamiento en diversos países africanos para conformar un equipo que ha conseguido recompensas olímpicas con escapularios ajenos, como dice el dicho popular.Cabe destacar, que el cierre de la cita olímpica incluyó la ceremonia de premiación de la gran atleta neerlandesa Sifan Hassan, nacida en Etiopía, quien emigró a los 15 años. No se sabe si el objetivo del Comité Olímpico implicaba una velada crítica al gobierno de ese país, en el cual el Partido por la Libertad, del ultra conservador Geert Wilders, tiene mayoría y cuya Ministra de Asilo y Migración Marjolein Faber ha llamado a poner mano dura contra la inmigración.Por tercera vez consecutiva en París 2024 participó el denominado Equipo Olímpico de Refugiados del COI, integrado por 36 atletas de 11 países diferentes, con la ayuda de 15 Comités Olímpicos Nacionales, en 12 deportes. Esta idea surgió en el 2015, tras la aprobación del Comité Ejecutivo del COI. Su debut, en citas olímpicas, tuvo lugar en los Juegos de Río 2016, con 10 deportistas que conformaron el primer equipo de esta naturaleza. La Comisión Ejecutiva del COI aprueba la lista de participantes según los criterios de rendimiento deportivo de cada atleta y su condición de refugiado verificada por ACNUR, es decir, una persona que se huyó de su país por situaciones de persecución, guerra o violencia.Esta plantilla representa “un símbolo de esperanza para los refugiados de todo el mundo. Además, su intervención busca principalmente generar conciencia y despertar la atención de la comunidad internacional sobre la magnitud de la crisis que vive un refugiado”. Por eso, su presencia va más allá del resultado deportivo.En París, el Equipo Olímpico de Refugiados compitió bajo las siglas EOR (Équipe Olympique des Réfugiés). A diferencia de sus dos anteriores participaciones, bajo la bandera olímpica, esta vez contó con su propio emblema, un logo con un corazón en el medio. Su objetivo fue generar una identidad común para el equipo junto a las individualidades de cada historia de sus integrantes. Masomah Alí Zada, que compitió en ciclismo como miembro del Equipo Olímpico de Refugiados en Tokio 2021, se desempeñó como jefa de misión del conjunto en París 2024. La R.I. de Irán fue el país que más aportó a este equipo con 15 deportistas, que demuestra el estado de persecución y violación de los derechos humanos que vive el país persa.Por Venezuela integró dicho equipo el larense Edilio Francisco Centeno Nieves, en la modalidad de Tiro, quien se encuentra en calidad de refugiado en México junto con su hermana Marialejandra también atleta en este deporte. Centeno ha continuado su carrera gracias al apoyo de Becas para Atletas Refugiados. Nacido en Barquisimeto, en 1980, tuvo que salir, en 2017, en contra de su voluntad para convertirse en uno más de los millones de desplazados que existen