Venezuela petrolera: seis cuentos y tres remordimientos
Ya basta de tantos miramientos, remordimientos y dudas acerca de nuestro futuro petrolero y gasífero. Tenemos un gigantesco potencial y el mundo seguirá requiriendo de los hidrocarburos por décadas. ¿Entonces? ¿Qué esperamos para declarar que los hidrocarburos son el primer motor para intentar la resurrección de este desvencijado país llamado Venezuela… y actuar en consecuencia? Hay mucho cuento (¿posverdades?) enfocado a que creamos ya pasó nuestra era petrolera, y que tenemos que dedicarnos a otra cosa. Veamos algunos: CUENTO 1: EL PETRÓLEO ES EL CULPABLE DE LA CONTAMINACIÓN Algunos piensan que si desarrollamos la industria petrolera venezolana vamos a “contaminar” al planeta. Mientras tanto, en nuestras narices, Guyana, Brasil y Argentina muestran tasas de crecimiento de producción de hidrocarburos que nos alejan cada vez más de nuestra otrora condición de monopolio petrolero de América Latina. Y el propio Estados Unidos, gracias al petróleo de lutita, casi que triplica su producción de petróleo en los últimos veinte años, y aprovecha la invasión rusa a Ucrania para dar salida a su gas y convertirse en proveedor de Europa. Se trata de un fenómeno que el mundo – y en nuestro caso Venezuela- debe atacar con seriedad y en conjunto. Sincerarnos, ante la imposibilidad de vivir sin petróleo, minimizar la contaminación. Aplicar es la estrategia de Limpiar el Petróleo. ¿Cómo? Procesos con energías alternas incorporadas, CAC (captura y almacenamiento de carbono), y mínimos mandatorios del SHA (Seguridad, Higiene y Ambiente). CUENTO DOS: VENEZUELA SUPERÓ EL RENTISMO Otros comparten el cuento – puro cuento propagado por la “revolución” – de que “superamos el rentismo”, cuando la realidad es que ellos “acabaron con la renta” cuando deterioraron aquella PDVSA que era la segunda petrolera del mundo, y convirtieron a Venezuela en apenas el noveno productor de la OPEP. La realidad es que el paradigma de eternizarse en el poder, contrasta con una Venezuela próspera. Cuatro o cinco millones de barriles generarían, una portentosa clase media, y capitales para la lógica lucha por la alternabilidad. Palabra esta, mortal para la “revolución”. CUENTO 3: LAS SANCIONES SON CULPABLES DEL DERRUMBE DE PDVSA También hay quienes pregonan que PDVSA se vino abajo por las sanciones, como si ignoraran, en primer lugar, que el bajón de producción ocurrió antes de la aplicación de las sanciones; y en segundo término, que la decadencia de esa empresa se inició en 1999 y tuvo su punto de inflexión cuando se les ocurrió botar a la mitad de la nómina en el conflicto de 2002- 2003. CUENTO 4: NUESTRO PETRÓLEO ES DE MALA CALIDAD Cierto que la mayoría de nuestras reservas son pesadas y extra pesadas; pero: En primer lugar tenemos petróleo liviano como para producir tal vez dos millones de barriles diarios por décadas. Y en cuanto a la Faja, se trata de un crudo muchísimo más competitivo que el canadiense. Ellos para producir tienen que deforestar, excavar con palas gigantescas, trasladar por correas la tierra para extraerle el bitumen; y luego devolver en trenes la tierra, colocarla en su lugar y reforestar. ¿Qué tal?, y con todo y eso van para cuatro millones de barriles diarios. ¿Y por qué los canadienses sí y nosotros no? CUENTO 5: NO SOMOS UN PAÍS GASÍFERO Venezuela posee la séptima reserva de gas del mundo. Y si exploráramos – para variar no lo hacemos- podríamos ser la cuarta o quinta reserva tras gigantes como Rusia, Irán, Qatar. En el Mar Caribe poseemos capacidad para extraer el gas, procesarlo, licuarlo (LGN), embarcarlo en metaneros y exportarlo. Igual hay suficiente gas para el consumo nacional en hogares, vehículos e industrias. Suficiente para operar las industrias del hierro, del aluminio y la petroquímica, así como para satisfacer la demanda eléctrica vía plantas. Claro que sí somos un país gasífero, pero hay que explorar, organizarse, atraer inversiones y por cierto, dejar de ventear casi dos mil millones de pies cúbicos diarios en Monagas. CUENTO 6: LLEGAREMOS A UN MILLÓN DE BARRILES DIARIOS Da la impresión que el gobierno todos los años le pide al Niño Jesús un millón de barriles diarios para Navidad, y como que se portan mal, porque nunca les llega el regalo. Pero por encima de todo, un millón de barriles es una cifra muy pobre y modesta en referencia a nuestras reservas, el conocimiento de la industria y la capacidad de nuestra infraestructura. La realidad es que podemos llegar en el mediano plazo a 4 millones de barriles diarios, y a 10.000 millones de pies cúbicos diarios de gas. A procesar más de un millón de barriles en nuestras refinerías generando gasolina y gasoil para los venezolanos (cero colas) y para la exportación. Y procesar otro millón de barriles en extranjero. Por cierto, es Urgente – Urgentísimo- salvar Citgo. Pero una nueva industria petrolera próspera requiere seriedad, una LOH que materialice la visión de una nueva industria petrolera con empresas y capital privado, y control del estado. Así como Confianza: Respeto a los inversionistas, separación de poderes, cero corrupción y Democracia. Ningún inversionista va a traer miles de millones de dólares para perderlos. De no haber Confianza, se irían para Guyana, Brasil Argentina y paremos de contar. Para superar esa triste modestia de un millón fallido de barriles diarios, y llegar a cuatro, son imperativas la Confianza, y la Democracia. Lo contrario es seguir dando ante el mundo la insólita imagen de un limosnero sentado en un barril. REMORDIMIENTOS (DE CONCIENCIA… COLECTIVA) Como generación… aunque no sea “culpa” suya: 1. Destruimos la segunda petrolera del mundo… 2. Dilapidamos al país más rico del continente y lo pusimos a la cola de América. 3. Recibimos una especie Kuwait latinoamericano, adicionalmente con una democracia floreciente, y entregaremos a la siguiente generación un país desvalijado y muy pobre, tal como… ¿Cuba, Nicaragua, Haití?, ponga usted nombre. ES URGENTE: 1. Que superemos los cuentos de camino y los remordimientos de conciencia colectivos. 2. Que reconstruyamos una industria petrolera y gasífera de nivel mundial, que impulse el CAC (captura y almacenamiento del carbono) y haga simbiosis con el aprovechamiento