La gesta de Schuman

Por Luis Daniel Álvarez V.

Luis Daniel Álvarez V.

El escenario europeo de hace 72 años podía no ser el más patético, pues las traumáticas heridas que había dejado una guerra, como todas, atroz y dolorosa, no terminaban de cerrar. Aunque la paz tenía un lustro de haber llegado, todavía la desconfianza privaba y las miradas vengativas aparecían por doquier. La disyuntiva entre vencedores y vencidos sembraba una brecha peligrosa que podía provocar un estallido de proporciones incalculables, mientras la ira, el hartazgo y la desesperanza impedían evocar una era diferente en la que pudiese vislumbrarse un escenario de entendimiento y desarrollo.

En medio de un panorama tan tétrico y desolador el ministro francés de asuntos Exteriores, Robert Schuman optó por dar un paso ejemplarizante y plantear una propuesta que podía resultar revolucionaria y ambiciosa. Sin proponérselo, el emblemático dirigente sembró una semilla que no solo germinó al poco tiempo en una alternativa factible y creíble, sino que con el transcurrir de los años se erigió como un frondoso bosque de democracia que se ha convertido en un referente para las libertades, la integración y la reivindicación de la humanidad.

El responsable de la diplomacia francesa se atrevió a formular un programa factible en el sentido de que lejos de las grandes apuestas, lo fundamental era trazarse tareas concretas y puntuales. De esta manera, propuso la construcción de un acuerdo para que una autoridad común regulara la producción de carbón y acero entre Francia y Alemania. Esta idea, compleja dada la realidad, pero fundamental para reivindicar la seriedad y la trascendencia política, serviría de pivote para un nuevo modelo de institucionalidad, una renovada estructura de integración y un impulso fundamental para la paz.

La Declaración Schuman permitía eventuales adhesiones, por ende, paulatinamente comenzaron a sumarse países que dotaron al experimento de renovada visión, dándole un dinamismo inusitado que permitió una transformación eficaz para imprimirle enorme relevancia y adaptarla a las necesidades de cada época. Tuvimos la gran oportunidad de participar en el Programa de Visitantes de la Unión Europea en 2016, encontrando un entramado apasionante en el que las regiones que conforman cada Estado tienen voz y donde el Estado ha dado paso a un modelo de plena reivindicación en el que incluso los adversarios del modelo, tienen voz en las distintas instancias, lo que sin lugar a dudas es un ejemplo de democracia y pluralidad.

La Unión Europea afronta retos y necesidades de atender ciertas inquietudes. Pese a ello, y a algunas voces agoreras que la critican, sigue siendo baluarte de la libertad y de un camino de rectitud y entendimiento. El Día de Europa seguirá recordando como aquel 9 de mayo de 1950, Robert Schuman comprendió que la humanidad debía seguir un camino distinto, por lo cual puso la primera piedra para el entendimiento y la convivencia, tal vez sin saber que su acto se convertiría en una gesta que sin lugar a dudas, a pesar de sus problemas, es de los mayores ejemplos de integración y de que los sueños pueden alcanzarse.

Luis Daniel Álvarez V.

Internacionalista UCV, Doctor en Ciencias Sociales. Profesor en la UCV y UCAB. Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Secretario General del CODEIV

correoacademicoldav@gmail.com

@luisdalvarezva

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