Por Hugo Álvarez Pífano
La gira tuvo dos objetivos fundamentales: Hacer posible la visita del presidente Carlos Andrés Pérez a la URSS, la cual se encontraba empantanada y el segundo: Abrir una vía para la participación de Venezuela en la política de distensión que la Unión Soviética estaba llevando a cabo con el mundo occidental, en el marco de la doctrina de la coexistencia pacífica. ¿Cómo se lograron ambos objetivos? Lo explico a continuación.
I
Consideraciones preliminares
1.- ¿Por qué se encontraba colgada a medias la visita del presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, a la Unión Soviética?
Para el momento de la visita de Carlos Andrés Pérez a la URSS (1976), existía en ese país una estructura de gobierno a la cual se le denominaba troika o “dirección colegiada” del poder soviético. La troika estaba integrada por los tres más altos funcionarios de la Unión Soviética, a saber: Nikolái Podgorny presidente del Presídium del Soviet Supremo (1965 a 1977) cargo equivalente al de Jefe de Estado de la URSS, posición que compartía “primus inter pares” con Leonid Brézhnev, Secretario General del Partido Comunista, el hombre fuerte de la Unión Soviética, “el amo del poder” como se suele decir y con Alekséi Kosiguin -un funcionario de gran capacidad de trabajo y organización, a quien sus colaboradores y camaradas reconocían como el más eficiente de todos- Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética.
Esto significaba en relación con la visita de Pérez, que la contraparte del Presidente de Venezuela era el Presidente de la URSS Nikolái Podgorny, así mismo para la ocasión, el presidente del Consejo de Ministros Alekséi Kosiguin, tendría con el presidente de Venezuela una reunión de trabajo, ambos acompañados de sus respectivos equipos, pero Leonid Brézhnev “el amo del poder” como lo hemos llamado, no tenía nada que ver con esta visita, conforme al protocolo de la URSS Brézhnev solo atendía personalmente a los Jefes de Estado que eran al mismo tiempo Secretarios generales del partido comunista en sus respectivos países, como Erich Honecker de Alemania Oriental, Nicolae Ceaușescu de Rumania, Enver Halil Hoxha de Albania, Tódor Jrístov Zhívkov de Bulgaria y Władysław Gomułka de Polonia, tan solo para citar algunos ejemplos. Sobre el respeto a esta norma protocolar no había excepciones.
Para Pérez una visita oficial a la Unión Soviética sin un encuentro con Brézhnev para conversar sobre el escenario del mundo político, no tenía ningún sentido. En estas circunstancias, menuda tarea diplomática que debía lograr Ramón Escovar Salom: Hacer que Brézhnev hiciera una excepción, recibir en audiencia a Carlos Andrés Pérez, perseguidor implacable de los comunistas en Venezuela durante el gobierno de Rómulo Betancourt. Algo verdaderamente inverosímil o para decir lo menos, inaudito.
2.- La política de “distensión” de Brézhnev y su contradicción frente a los países que defendían la vigencia de los derechos humanos.
La política exterior de la época de Leonid Brézhnev hizo uso, hasta más no poder, del término “distensión”. La distensión se tradujo en una serie de iniciativas para mejorar las relaciones con el mundo occidental, en especial, con los Estados Unidos de América. Venezuela también entró con gran interés de la URSS en su política de distensión. En este contexto se puede ubicar la visita de Carlos Andrés Pérez. También en este tema de la distensión había objeciones vinculadas a la defensa de los derechos humanos: Intelectuales soviéticos disidentes de fama internacional como el físico Andréi Sájarov y el escritor Alexandr Solzhenitsyn sufrieron graves violaciones a sus derechos individuales. En 1980 Sájarov fue desterrado a la ciudad de Gorki y Solzhenitsyn fue privado de la ciudadanía soviética y desterrado en 1974. Como si fuera poco, había mucho descontento de las autoridades soviéticas hacia el embajador de Venezuela, Regulo Burelli Rivas, a quien acusaban de prestar ayuda a los disidentes soviéticos: A los artistas plásticos les compraba sus obras, a los escritores le llevaba en valija diplomática sus escritos a Viena y a los músicos les prestaba ayuda económica. Esta era también una difícil misión que el Canciller Escovar debía llevar a cabo y que exigía gran tacto diplomático: Cómo mantener un equilibrio sustentable entre un país democrático como era Venezuela y que, además se presentaba como defensor de los derechos humanos, frente a una potencia imperialista avasalladora de los derechos humanos y protagonista de acciones de desprecio hacia los mismos, como ocurría con la Unión Soviética. Misión esta también muy difícil.
II
Visita del Canciller Escovar Salom a la URSS
1.- Delegaciones de ambos países. Ceremonial protocolar en el aeropuerto de Moscú.
1, A.- La delegación de Venezuela estaba integrada por Ramón Escovar Salom, Canciller de Venezuela, su señora esposa Carmen Delia León de Escovar y su hija María Gabriela Escovar León; Hugo Alvarez Pifano, director de gabinete del Canciller de Venezuela; Pedro José Castillo, Coordinador General; Rubén Franco Guzmán, jefe de logística y Olga Messuti, secretaria de la delegación.
En el aeropuerto de Moscú el 18 de diciembre de 1975 lo esperaba Andréi Gromyko, el legendario Canciller de la Unión Soviética por más de 25 años, conocido por impulsar acciones de distensión en el marco de la doctrina de la coexistencia pacífica entre regímenes comunistas y capitalistas, su cónyuge Lydia Gromyko y su hija Emilia Andreevna Gromyko, un agregado civil, un agregado militar y numeroso personal de la cancillería soviética. Por supuesto, el embajador de Venezuela Regulo Burelli Rivas y el personal diplomático de la embajada.
1, B.- Después de la ceremonia protocolar: Himnos Nacionales, alfombras rojas, ramos de flores y un oportuno piscolabis, fuimos trasladados a un pequeño palacio imperial símbolo de la aristocracia zarista, con un bellísimo jardín estilo italiano de grandes arboledas e intrincados laberintos de setos y tejo. A cada miembro de la delegación le fue asignada una habitación muy bien equipada y de refinado lujo, con servicio personalizado de transporte, camareros, comida y todo tipo de bebidas, durante las 24 horas. Como hecho anecdótico, a Olguita Messuti le dieron la habitación de una niña de corta edad y tuvo que dormir en una hermosa cuna, confortable y de grandes proporciones: una cuna de princesa. Jamás en mi vida, vi tanta atención esmerada y privilegios, en una visita oficial en cualquier país del mundo.
2.- Primera reunión de trabajo entre ambos cancilleres.
2, A.- Arreglo de una reunión entre Pérez y Brézhnev
Al día siguiente tuvo lugar la primera reunión entre los dos ministros de relaciones exteriores. Sobre el asunto de la entrevista entre Pérez y Brézhnev, el canciller soviético manifestó que él podía hacer posible ese encuentro, pues tenía argumentos válidos para lograr ese objetivo. Después nos enteramos de cuál fue el argumento que convenció a Brézhnev de recibir a Pérez: En la historia de la Unión Soviética ningún presidente de Venezuela ha tenido interés de viajar a nuestro país, solamente el presidente Carlos Andrés Pérez, por esta razón merece que lo tratemos como un huésped de excepción. Brézhnev le respondió: Asunto concluido, de mi parte, dígale al presidente Carlos Andrés Pérez que con mucho gusto lo recibiré como un amigo de la Unión Soviética.
2, B.- Semblanza de Leonid Brézhnev y su comportamiento en actos protocolares En general los colaboradores de Brézhnev, como era el caso de Gromyko, solían hablar de su condición de buen amigo, solidaridad, espíritu bondadoso y buen sentido de humor. Sus deportes favoritos eran la natación y la caza de jabalíes, los cuales constituían sus platos favoritos de una cocina hogareña. Su calidad humana como anfitrión era proverbial, a sus amigos más queridos y a algunos secretarios generales de los partidos comunistas, los abrazaba y a la usanza de antiguas tradiciones de los caballeros de la vieja Rusia, les daba tres fuertes besos, uno en cada mejilla y el tercero en la boca, el llamado en Venezuela “beso de lengua”. Esta ceremonia protocolar rusa en el mundo moderno era conceptuada como ridícula.
2, C.- Un aterrorizado presidente Carlos Andrés Pérez
El presidente Carlos Andrés Pérez se encontraba aterrado ante la posibilidad de que Leonid Brézhnev le diera también a él un “beso de lengua”. En efecto, cuando el embajador Regulo Burelli Rivas viajó a Venezuela para informar sobre los resultados de la gestión de Escovar en relación con un encuentro entre ambos, le expresó a Carlos Andrés Pérez: -Leonid Brézhnev lo recibirá con agrado y como un amigo de la Unión Soviética. Al escuchar esto Pérez empalideció, respiro hondo y en forma airada respondió: Yo necesito saber el significado que esas palabras tienen en el protocolo soviético, pues no quiero abrazos y menos aún besos a mi entrada a su despacho. Se veía con evidencia que estaba sobrecogido ante el hecho no muy remoto de un abrazo y tres besos de parte de Brézhnev. Con el embajador Régulo Burelli tuvo palabras muy duras pues le recriminaba no haber aclarado que el protocolo venezolano no admitía abrazos y mucho menos besos en la boca. Tuvo que intervenir el Canciller Escovar Salom, para asegurarle al empavorecido presidente de Venezuela, que hablaría con Gromyko para que a la entrada del despacho de Brézhnev fuera recibido con tan solo un apretón de manos y nada más. Así se hizo.
3.- El tema de los disidentes y acciones conceptuadas como violatorias de los derechos humanos y del derecho internacional. Con respecto a este punto, a la política del estado soviético con los disidentes y a las relaciones con los demás Estados socialistas, Gromyko sostenía la doctrina Brezhnev de soberanía limitada de los países del Pacto de Varsovia, en virtud de la cual el ejército soviético invadió Checoslovaquia para acabar con la “Primavera de Praga” en 1968. Se trataba, como es evidente de una política de estado, por lo cual el canciller Gromyko muy de paso y en forma cortés indicó: No vamos a impedir el auxilio económico que el embajador Régulo Burelli presta a muchos indigentes, seremos tolerantes, pero esto puede tener consecuencias al final de su misión diplomática.
4.- Conforme a la costumbre soviética el Canciller Escovar fue invitado a visitar una región y una ciudad de la URSS, Escovar escogió Georgia y Leningrado, entonces realizamos una visita de dos y tres días a cada una. Igualmente, fue organizado en su honor un hermoso espectáculo de ballet en el Teatro Bolshói de Moscú y una cena de gala. En los eventos realizados en la capital el Canciller Gromyko siempre estuvo de buen humor e intercambió saludos y comentarios con la delegación venezolana.
5.- Convenio Cultural entre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Venezuela
5, A.- El proyecto de Acuerdo Cultural
Tuve a mi cargo la negociación del Convenio Cultural entre ambos países, mi contraparte fue el embajador Alekseiv, un ruso de buen humor y aire campechano. El proyecto de Acuerdo Cultural elaborado en nuestras conversaciones, fue un acuerdo básico en sus elementos esenciales. Objetivo: Las Partes Contratantes estimularán en su territorio el conocimiento y difusión de la historia, la cultura y el arte del otro país, mediante el apoyo a las instituciones que se dediquen a tal fin. Áreas: visitas e intercambio de artistas, escritores, estudiantes, educadores, profesionales y técnicos de ambos países; cooperación e intercambio cultural y educativo entre las Universidades y otras Instituciones de nivel superior de ambos países; exposiciones, conciertos musicales, y representaciones de teatro y folklóricas. Se dio especial énfasis, al otorgamiento de becas por parte de la Unión Soviética a estudiantes venezolanos, lo cual se cumplió en especial en Universidades de Moscú, Leningrado, Kiev, Jarkov, entre otras.
5, B.- Lo anecdótico
A la reunión me presenté con un gorro estilo ruso, llamado “ushanka” de marta cibelina -la piel más fina que existe para hacer gorros de la más alta calidad, los expertos la denominan “diamante Imperial”- el cual había comprado en el mercado de pieles de Moscú el día anterior (Se dice que la reina de Escocia María Estuardo, llevaba un vestido de terciopelo marrón oscuro con ribetes de marta cibelina, el día de su ejecución el 8 de febrero de 1587, según refiere en su novela Stefan Zweig) El embajador Alekseiv me miró con interés y preguntó: Ese gorro lo compró aquí en Moscú, me permite verlo. Se lo entregué y lo examinó con ojo de buen cubero, un conocedor de pieles y me dijo: -Esto no es marta cibelina ni nada que se parezca, esto es piel de perro, a usted lo han timado. Rápidamente le contesté: – Embajador si esto es piel de perro debe ser un perro muy fino, pues es una pieza muy bella. Me dijo, nada de perro fino, es con toda seguridad un perro callejero. Todos los presentes reían hasta más no poder.
Al día siguiente le dije a Reinaldo Pabón, tercer secretario de la Embajada de Venezuela y un amigo de alta estima: Quiero que me compres un buen gorro de marta cibelina, auténtico y certificado, a lo que me respondió: – Esos gorros son muy caros, nada que ver con el precio que tu pagaste por el gorro de perro callejero, también los hay de rata almizclera que son los más baratos. Le dejé USA $ 250. Pasó un tiempo prudencial y nunca recibí mi gorro, extrañado le pregunté ¿Qué noticias hay de mi ushanka de marta cibelina? Te la mandé hace un mes y añadió fecha de envío, número de valija diplomática y fecha de recepción de valija en la Casa Amarilla. Me dirigí al Departamento de Valijas Diplomáticas a cargo de Henry Sierra, diplomático de carrera -internacionalista egresado de la UCV y admitido en el MRE mediante concurso- muerto a joven edad cuando al salir de un banco fue asaltado, opuso resistencia y recibió varios disparos, salió con vida de este accidente, pero poco tiempo después murió. A la pregunta sobre mi gorro respondió: El Dr. Jorge Gómez Mantellini, director general del Ministerio de Relaciones Exteriores decomisa de la valija todo aquello que no son documentos oficiales, tu gorro ha sido decomisado. Añadió, el Dr. Gómez Mantellini es muy estricto, lo último retenido además de tu gorro, han sido: un Algebra de Baldor que un diplomático mandó a su hijo y una pomada para aliviar la picazón de las hemorroides, que otro diplomático envió a su abuelo. Quedé sorprendido y estupefacto. Estamos hablando del año 1975, cuando no podías mandar objetos valiosos por correo ordinario porque desaparecían en las oficinas de correo, tampoco los podías mandar por valija diplomática, puesto que desaparecían en la oficina del estricto doctor Gómez Mantellini. Esto fue lo último que supe de mi gorro: Dos veces tropecé con la misma piedra, en Rusia fui hurtado con engaños, en Venezuela fui timado con la más pura maña criolla.
III
Consideraciones finales
Para concluir tengo una deuda con mis lectores, al finalizar su misión diplomática el embajador Régulo Burelli Rivas -conforme advirtió el canciller Gromyko- sufrió represalias del gobierno soviético, todo su menaje doméstico, propiedades muebles y bienes personales, fueron colocados a la intemperie en el aeropuerto de Moscú, debía someterlos a una rigurosa inspección antes de que la Unión Soviética autorizase su salida del país. Por supuesto, esto no es el tratamiento establecido en la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas de 1961, para los bienes de un embajador los cuales gozan de la inmunidad diplomática del embajador, su propietario. En consecuencia Regulo Burelli rechazó la inspección de sus bienes. Para ese momento el Canciller Ramón Escovar Salom, quién lo defendió en su visita y mucho más allá en el tiempo, no se encontraba al frente del despacho de Relaciones Exteriores. La
tarea de proteger los derechos de un embajador de Venezuela que sufría un trato discriminatorio fue confiada a Jorge Gómez Mantellini, viceministro de Relaciones Exteriores de Venezuela. Tal vez Gómez Mantellini no estaba preparado para el desempeño de misiones diplomáticas, pues nunca cumplió función diplomática alguna o acaso fue que no quiso hacer nada, porque ser un hacedor de nada -un “nulla facente” como dicen los italianos- era su verdadera vocación de servicio, pero lo cierto es que los bienes del embajador Regulo Burelli Rivas permanecieron a la intemperie durante años, desafiando el gélido invierno y el sol abrazador del verano y poco a poco fueron desapareciendo como los restos flotantes de un silenciado naufragio, a manera de retazos entre la espuma y el viento.
HUGO ALVAREZ PIFANO
Diplomático con carrera de 36 años en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1964-2000). Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia, (1958-1963); Master en Derecho Internacional del Instituto de Formación Profesional e Investigaciones de las Naciones Unidas (1973). Embajador de Venezuela en Guyana (1986-1990), Haití (1990-1992) y el Reino de Dinamarca (1995-1999); Representante de Venezuela en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Nairobi, Kenia (1983-1986), Cónsul General de Venezuela en Río de Janeiro (1978) y Sao Paulo (1979), Brasil. Director de Tratados, Director de América, Jefe de Gabinete. Es autor de los libros “Manual de los Tratados Bilaterales de Venezuela” Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1972) y El frac, la levita y el smoking algunas veces te apretujan. Anécdotas y escritos de rigor académico de un diplomático venezolano de los tiempos de la democracia en Venezuela (1958-1998). Publicado por CODEIV. Miembro Honorario del Colegio de Internacionalistas de Venezuela CODEIV, (2022).
Saludos Dr. Hugo, interesante crónica permite conocer el papel desempeñado por los diplomáticos Venezolanos a lo largo de la historia, siempre usted le incorpora aquellas anécdotas vividas por los diplomáticos durante sus funciones, donde usted hace especial énfasis en aquellas jocosas, gracias por compartir esas vivencias de la diplomacia Venezolana así también para conocer el desempeño de nuestros diplomáticos.
Estimada profesora universitaria Rosalinda Calvete, muchas gracias por su apreciado comentario. En efecto, en esta visita del Canciller de Venezuela Escovar Salom hubo muchas anécdotas de muy buen humor, en especial el recuerdo de la visita de estado de Fidel Castro a su camarada Brézhnev, quien le tenía mucho aprecio y lo recibió personalmente en el aeropuerto de Moscú. Fidel Castro llevó consigo un tabaco cubano que había fumado hacía tres días, lo que se suele llamar un “cabo de tabaco” de manera que el cabo -apagado y fuertemente apretado entre sus dientes- se encontraba en maceración y con un fuerte olor a cosa fea. El soviético abrazó al cubano, le dio numerosas palmadas muy sonoras, le estampó un sonoro beso en cada mejilla y cuando se disponía a darle el beso de lengua se encontró con ese negro y maloliente adminículo, entonces soltó a Castro. Después un asistente se llevó el cabo de tabaco salvador.
Un miembro de la delegación de Pérez en su visita a la URSS en 1976: Embajador Alberto Garantón, con sólidos conocimientos en las disciplinas del protocolo y quién fue Director de Protocolo de la Cancillería de Venezuela, por lo demás con unos cuarenta años de servicios prestados entre MRE y Miraflores, recuerda muy bien este asunto del cabo de tabaco de Fidel Castro. Un afectuoso saludo a mis posibles lectores.
Indudablemente no cabe duda que el embajador Alvarez Pifano participó en innumerables misiones diplomáticas con sabiduría, inteligencia y humor. Su narrativa es impecable, amena y nutrida. Es grato saber que hay funcionarios como él que han servido al país con conocimientos causa. La diplomacia tiene mucho de vidriera. Empero en el caso de Hugo Alvarez Pifano hay también sustancia, habilidades y servicio honorable.
Buenas tardes Dr. Hugo, imagino al expresidente Perez, y a Brezhnev al pensar en cumplir con los protocolos de otros países debido a sus costumbres y cultura, A Dios gracias los países del continente americano no contamos con esas costumbres, sobre todo los venezolanos acostumbramos a dar abrazos efusivos al ver aquellas personas amigas, familiares, compañeros de labores y los besos son muestras de amor y afecto.
Sin embargo los cancilleres y diplomáticos se las arreglan para ajustar los encuentros protocolares. En el mismo sentido usted con su gran trayectoria y experiencias es seguro le ha tocado vivir situaciones similares qué seguramente deleitará a sus lectores al narrar esas vivencias y experiencias. Feliz día.
Muy apreciado Heraclio, muchas gracias por tus generosas palabras que para mí son un valioso incentivo para seguir escribiendo, en un género poco usual en Venezuela: como testigo y actor de acontecimientos históricos que destacaron la presencia de Venezuela, en una imagen de país digno y merecedor de respeto en el escenario político internacional. Hago propicia la oportunidad para contarte, que en numerosas plazas y parques de Caracas han colocado pequeñas casas de madera que fungen de bibliotecas públicas, en esas bibliotecas de parques y jardines yo he colocado todos los libros que he publicado -unos diez- también he donado todos tus libros de Pro-Venezuela que tu has tenido la gentileza de obsequiarme. Pues bien, he observado que la totalidad de mis libros han desaparecido, lo cual me llena de orgullo pues esto significa que son de gran interés (otros libros duermen el sueño eterno, nadie se los lleva) También tus libros han desaparecido. Me gustaría saber, que alguna vez tu haces una reposición de estas obras de avanzada en la defensa de la cultura cultura venezolana. Heraclio, un fuerte abrazo.