La Agenda Final del 2022
Por Abraham Clavero Toro Los últimos meses de este 2022 constituirán un verdadero reto para las relaciones internacionales, marcado significativamente por la agresión de Rusia contra Ucrania, y cuya solución, a pesar de los recientes avances bélicos de Kiev, es aún una verdadera incógnita. Entre los acontecimientos que están destinados a copar la agenda internacional se encuentran, en primer lugar, las Elecciones en Italia pautadas para el 25 de septiembre; América Latina también tiene un lugar reservado en esta lista: el 2 de octubre se realizarán las Elecciones Presidenciales brasileñas. El 16 de octubre dará inicio el XX Congreso del Partido Comunista Chino; mientras que el 8 de noviembre Estados Unidos votará en las Elecciones de Medio Término. Es factible incluir dentro de estos eventos la reactivación del acuerdo nuclear con la República Islámica de Irán cuyas conversaciones estarían bastante avanzadas. Un significativo calendario que dejará su legado en la evolución, a corto y mediano plazo, dentro la comunidad internacional habida cuenta del peso específico de sus protagonistas. Cabe destacar que ya han sucedido dos hechos de importancia capital en la escena internacional. En primer lugar, En el cono sur latinoamericano, el 4 de septiembre, el pueblo chileno rechazó la aprobación de una nueva constitución poniendo a prueba el liderazgo de Gabriel Boric. Un día después, el partido Conservador elige a Liz Truss para presidir los destinos del Reino Unido, sumido en una grave crisis política-económica, luego de la intempestuosa salida de Boris Johnson y sus tristemente célebres “partygate” y el posterior fallecimiento de la Reina Isabel II. Al revisar la agenda internacional de finales de este año, destaca la situación en el continente europeo, gravemente afectado por la guerra de Ucrania y sus consecuencias, junto con el resurgimiento de organizaciones políticas de extrema derecha. El 14 de julio pasado fue un día trascendental para Italia: el Movimiento 5 Estrellas, decidió revocar el apoyo al gobierno de Mario Draghi a consecuencia de un decreto de estímulo económico para contrarrestar la crisis energética. Ante este escenario, los partidos de la derecha que formaban parte del Gobierno de Unidad de Draghi (la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi), considerado que era el momento propicio para convocar elecciones. Se conformó, entonces, una coalición de agrupaciones de derecha en la que Hermanos de Italia (Fratelli d´Italia) es el principal partido junto a la Liga, y Forza Italia que obtendrían el 46%, por delante del Partido Demócrata de Enrico Letta (30%), pudiendo copar el 70% del Parlamento. Según las encuestas más recientes, todo apunta al triunfo del partido FdI, con raíces en el movimiento fascista de Mussolini, y encabezado por la carismática Giorgia Meloni, con una intención de voto alrededor del 39%. Su elección contribuirá a cambiar profundamente la política italiana en particular y la europea en general. Calificada de neofascista, mientras el FdI y la Liga, han sido etiquetados como populistas, estos partidos han aprovechado el descontento de muchos votantes, adoptando una postura dura en materia de inmigración y seguridad. El probable éxito de Giorgia Meloni es producto de una calculada apuesta y de una exitosa estrategia valiéndose hábilmente del amplio espacio de los sectores más afectados por la crisis. FdI tienen entre sus objetivos, respecto a la economía nacional, la rebaja de impuestos con el modelo de la ‘flat tax’ y la eliminación de la renta de la ciudadanía (ayuda para los desempleados). También considera la defensa de la patria y los intereses nacionales y añade una adecuación de los presupuestos de defensa, que en 2022 ya intentaban adaptarse a los parámetros solicitado por los acuerdos de la OTAN. Pero sus metas se extienden más allá de Italia, esperando remodelar la política europea. Meloni encabeza el Partido Conservador y Reformista Europeo, que incluye diversas formaciones de derecha: Ley y Justicia de Polonia, Vox de España y los Demócratas de Suecia entre otros. Los Hermanos visualizan a la UE como una confederación flexible de estados soberanos, en lugar de una “unión cada vez más estrecha” con aspiraciones de convertirse en un estado semifederal. En este sentido, nacionalismo y conservadurismo van a la par. La incógnita que se presenta es, si el bloque de los tres grandes representantes de la derecha italiana: Meloni, Salvini y Berlusconi pudieran enfrentar, ya en el gobierno, divergencias en las cuales cada uno de ellos trate de imponer sus ambiciones. Otra seria la abstención. Para muchos analistas, lo que puede ayudar a solventar esta situación se encuentra en la figura del Presidente Sergio Mattarella quien es el auténtico poder, y a quien le corresponderá adaptar las circunstancias para la aceptación de la formación de un gobierno presidido por una política tan controvertida como Georgina Meloni, la primera mujer Jefe de Gobierno en Italia. Siguiendo con los procesos electorales, en America Latina, las miradas estas centradas a las elecciones brasileñas a efectuarse el 2 de octubre. La economía más poderosa del continente se encuentra enfrascada en la más dura campaña electoral de las últimas décadas. Adriano Laureno, analista político de la consultora Prospectiva destaca que “es la primera vez que tendremos una disputa de legados, entre un presidente y un expresidente”, y califica la elección como la más “polarizada” desde la redemocratización (1985). Esta elección enfrenta al ultraderechista Jair Bolsonaro, con una agenda respaldada por conservadores cristianos contra el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, ex líder sindical y presidente durante dos mandatos (2003-2010) con un pasado marcado por la corrupción (Operação Lava Jato) hasta que se anularon sus condenas. Bolsonaro la define como una batalla entre el “bien y el mal” señalando que la vuelta de Lula instalaría el comunismo en Brasil. Lula promete restaurar los logros sociales para las clases más vulnerables que caracterizaron su gobierno. Un sondeo de Datafolha publicado en fecha reciente mostraba a Lula con 47% de la intención de voto para la primera vuelta contra 32% para Bolsonaro, quien ha advertido de un posible fraude, alegando la existencia de fallas en el sistema electrónico de Brasil. Sin embargo, se