Vision y revision de Carlos Andres Perez

Segunda parte Por Rafael Gallegos Castro            En 1979, con el caso Sierra Nevada, se intentó culpar al ex presidente Pérez por corrupción administrativa. Se investigaron sobreprecio y comisiones. CAP se defendió diciendo que a quién se le ocurría que un presidente de la república iba a repartir una comisión entre veinte personas; y agregó que se trataba de una maniobra para destruir a AD. Finalmente, con el voto salvado de José Vicente Rangel que dio lugar a muchos comentarios, CAP tan solo fue señalado por responsabilidad política. Sin embargo, en la opinión pública persistía la sensación de corrupción administrativa en relación con su gobierno.   En los años siguientes, Carlos Andrés Pérez se dedicó a la política internacional. Participó ampliamente en la Internacional Socialista y en procesos de democratización en América Latina. Tuvo serias divergencias con AD y hasta un serio alejamiento con Betancourt, por la decisión de elegir al dirigente sindical Manuel Peñalver como secretario general del partido. Comenzó a perder poder en los entes rectores de AD, aspecto que tendría que superar cuando intentó volver a la presidencia de la república. Mea culpa CAP reflexionó acerca de los resultados de su gobierno. Concluyó que le había dado demasiado peso al Estado operador, que no había roto el excesivo proteccionismo a la empresa privada, ni fue capaz de acabar paulatinamente con los subsidios, que la política de sustitución de las importaciones la tomó como un fin en sí misma y no como un medio para hacer más competitiva a la industria, que no tuvo el valor de acabar con la moneda dura. En fin, que su primer gobierno no utilizó las pingües divisas de los altos precios del petróleo para hacer un país competitivo. Imaginamos que la autocrítica provino de observar cómo, a pesar de tantos logros en su primer gobierno, el balance de sus políticas fue un país que pasó de un gigantesco superávit a una deuda casi impagable, a la devaluación de la moneda y al inicio de la inflación… en apenas nueve años. Siempre estuvo acorde con la necesidad de modernizar el estado. Con la elección de gobernadores y alcaldes, con la incorporación de la figura de primer ministro (al estilo francés), y con la reforma de los partidos políticos. Consideró un imperativo la descentralización. Igualmente, pensó en una serie de reformas económicas que adelantaría en su segundo gobierno, y que la opinión popular denominaría “paquete”. Su mea culpa devino en un cambio radical en su pensamiento económico. La segunda victoria CAP tenía muy poca gente en los órganos directivos de AD cuando comenzó su segunda campaña en búsqueda de la presidencia. Sin embargo, lo favorecía su carisma y la sensación popular de mucha prosperidad en su gobierno. Superó los obstáculos y se convirtió en el candidato de AD, derrotando al Dr. Octavio Lepage. Yo ganaré porque tengo mayoría en los colegios electorales – habría dicho Lepage. Usted tiene los colegios; pero yo tengo los alumnos – le respondió en forma jocosa CAP. En diciembre de 1988 resultó reelecto presidente de la república. La toma de posesión fue fastuosa. La opinión pública la bautizó “coronación”. Algunos la llegaron comparar con los dos mil años del imperio persa que había celebrado años ha, el entonces Sha de Irán. Al tomar posesión del cargo se encontró con las reservas internacionales en un mínimo nivel de 300 millones de dólares, y con unas cartas de crédito vencidas por 6.500 millones. La negociación con el Fondo Monetario Internacional se hizo inminente. Nombró un equipo económico con brillantes profesionales a fin de implantar un nuevo modelo económico. Muchos de ellos provenían del IESA. Comenzó a implementar medidas económicas que en primera instancia afectaban el bolsillo de la población. Liberación de las tasas activas, que en caso de préstamos hipotecarios hasta triplicaban la mensualidad, liberación de precios de productos de consumo, minimización de subsidios, alza del precio de la gasolina, liberación del cambio de la moneda. Además, tenía en portafolio una nueva Ley de Bancos – que tuvo mucha resistencia por parte de los banqueros- y una Ley para el IVA. El nerviosismo cundió en la población. CAP confiaba en su liderazgo político para implantar sus medidas. “Solamente Pinochet y yo podemos implantar un paquete económico”, había expresado. Frase que demostraba como las victorias políticas le habían insensibilizado el ego, y le habían hecho creer que era cierto lo que le decían sus adláteres en referencia a su infinito poder con las masas. Muchos economistas no dudaban de la necesidad de las medidas, apenas discutían su implantación abrupta o paulatina.  Otros, lo acusaban de neoliberal, vende patria, proyanqui, etc. AD, como casi los partidos políticos, no estaba de acuerdo con el “paquete”. El 27 de febrero reventó una poblada que se conoció como el Caracazo. Fuertes protestas y disturbios, saqueos. Comenzó en Guarenas y se extendió a toda Venezuela. Muchos muertos. Venezuela quedó conmocionada. A pesar de ello, CAP continuó adelante con las medidas. Ese año, 1989, la inflación llegó a 80%. CAP había dicho en su campaña que esa cifra sería un “autosuicidio”. El “paquete” fue logrando resultados. Venezuela creció a tasas entre 7 y 9 % por tres años. En 1991, el crecimiento fue de 9%. El más alto del mundo, recalcaba el Dr. Miguel Rodríguez. La deuda fue refinanciada con éxito. La inflación cedía aceleradamente. Igual, el tipo de cambio, aplicando el llamado “crawling peg”. Por otra parte, se iniciaban las acciones para la apertura petrolera y se hicieron las primeras elecciones para gobernadores y alcaldes. El país se enrumbaba hacia la modernidad. Sin embargo, las cifras todavía mostraban altos índices de pobreza. Llegó el comandante y mandó parar El 4F 1992, se dio una cruenta intentona de golpe de estado. El gobierno sobrevivió. En contra de la voluntad de CAP, permitieron hablar en vivo por televisión a quien se convirtió en jefe del movimiento, el comandante Hugo Chávez. Su “por ahora” le llegó a la gente. Ese año, muchos niños se disfrazaron de Chávez en el carnaval. Niños que hoy son