Recuperar y reinstitucionalizar: prioridades
Por Luis Daniel Álvarez V. Ese 31 de enero habían transcurrido apenas algunos días desde que lo inesperado ocurrió. El 23 de enero, una dictadura grotesca, anacrónica y vetusta, que se consideraba sólida y blindada, sucumbía ante la presión ciudadana. La cantidad de recursos que se movieron para garantizar fidelidad a la élite gobernante y el miedo imperante para aplastar cualquier atisbo de crítica resultaron insuficientes para evitar que la libertad triunfara. Contra todo pronóstico, la tiranía era una etapa superada, el déspota y sus esbirros huían cobardemente y el clamor ciudadano se erigió con su voz de protesta en ejemplo para que otras naciones desplazaran a quienes subyugaban a sus países. Con el dictador y sus acólitos y serviles fichas alejados del mando y repudiados por inmensos sectores, la tarea empezó bajo otra dimensión, pues se hizo prioritario labrar un destino diferente que superase la afrenta republicana y que permitiera una reinstitucionalización que desplazase definitivamente a un modelo arcaico en el que no hubo independencia de poderes, pues todo era manejado por el tirano a merced de sus intereses, y que garantizara la plena inserción de Venezuela en la contemporaneidad. La adornada, e incluso falsa y exagerada suntuosidad del depuesto gobierno, tenía que sustituirse por un país próspero, justo, ético y decente. A partir del propósito de diseñar un nuevo país, en el salón de ensayos del Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela, un grupo de personalidades ligadas al ámbito académico constituyó el 31 de enero de 1958 lo que hoy en día es el Colegio de Internacionalistas de Venezuela, institución ilustre y honorable que irrumpió con las banderas de la necesidad de un servicio exterior de Estado, la profesionalización de quienes tienen responsabilidades en los ámbitos internacional, diplomático y consular, y la proyección de un Ministerio de Relaciones Exteriores que cumpla sus tareas de representar a Venezuela con gallardía y altura, alejándose de cualquier atisbo de parcialidad política o intereses ocultos. Sesenta y cuatro años después el país atraviesa horas tan aciagas como las de 1958. En medio de la angustia, urge trabajar a favor de un cambio democrático en el que el gremio de los internacionalistas desempeñe una actuación fundamental, proclamando nuevamente unas banderas de fomento a la libertad, respeto a los derechos humanos y profesionalismo. Al igual que ocurrió al momento en el que nació el colegio, las tinieblas se superarán por el anhelado amanecer de esperanza en el que la reinstitucionalización de Venezuela será el punto de partida para que surja una nación desarrollada, pujante y fundamentalmente pacificada. El pasado 31 de enero el Colegio de Internacionalistas de Venezuela realizó un hermoso y sentido acto en el que a través de la virtualidad se hizo una revisión de la situación, se esbozaron las líneas para continuar luchando y se incorporaron nueve personalidades, las cuales, como Miembros Honorarios, acompañarán en la lucha por recuperar la institucionalidad conculcada en el país desde hace más de dos décadas. Aunque la situación lleva a algunos a repetir que no hay clima para festejar ni celebrar, hay que hacerlo, pues la voz contestataria para enfrentar al poder es motivo de algarabía y la ratificación del compromiso por construir mejores sociedades, que superen la actitud perversa de quienes engullen el poder y pese a creerse eternos terminan siendo arrastrados al oprobio. Ese es un factor que merece enaltecerse. Luis Daniel Álvarez V Internacionalista UCV, Doctor en Ciencias Sociales. Profesor en la UCV y UCAB. Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Secretario General del CODEIV correoacademicoldav@gmail.com @luisdalvarezva