I
El Caribe “mare nostrum”
Venezuela es poseedora de una línea de costas marítimas de 3.726 kilómetros, a partir de Castillete en el estado Zulia (frontera con Colombia), hasta Punta Playa en el estado Delta Amacuro (frontera en reclamación con Guyana). De esta longitud costera, 2.183 Km están situados en el Mar Caribe (desde Castillete hasta Punta Peña en la Península de Paria, estado Sucre), lo que constituye a Venezuela como el país de Suramérica con más costas sobre el mar Caribe; y, 1.008 Kms en el Océano Atlántico (desde el Promontorio de Paria hasta Punta Playa). Esto quiere decir en geopolítica, que Venezuela es un país caribeño, que da su cara y dirige su mirada al Mar Caribe, con vocación de asumir el mandato histórico y político que le concede esta condición geográfica: por el Caribe hicimos nuestro ingreso a la historia, vistiendo a manera de traje nuevo, el nombre que le dieron los navegantes españoles al Golfo de Venezuela (espacio marítimo vital, con soberanía exclusiva de Venezuela y que hoy Colombia pretende en forma ilegítima compartir); por esa misma puerta ingresó nuestra cultura hispánica, tomada de una mano a la lengua española y de la otra a la imprenta; así mismo, nuestra formación étnica (razas europeas y esclavos africanos, que se mesclaron con los aborígenes); nuestra religión católica, al alimón de los misioneros; y en especial, por este “mare nostrum” penetró la doctrina filosófica en que se fundamentó la conquista y colonización, conocida con el nombre de etnocentrismo cultural del imperio español (1).
De frente, mirando siempre al Mar Caribe, se extiende una inmensa pléyade de islas que forman un arco que envuelve a Venezuela a manera de un cerco (ver la carta marítima anexa, para comprobar este fenómeno geográfico), el cual comprende las Antillas Mayores (Cuba, La Española -Rep. Dominicana y Haití- Jamaica y Puerto Rico); Las Antillas Menores, que conforman las Islas de Barlovento (Trinidad-Tobago, Barbados, Martinica, Dominica, Guadalupe, Santa Lucía, y muchas más); las islas de Sotavento, (Curazao, Bonaire, San Martens, San Eustacio, Saba) y muchísimas más que hacen muy apretado este marco geográfico. Pues bien, si Venezuela mantiene excelentes relaciones diplomáticas con estas islas, ellas serán un punto de apoyo para proyectar la política internacional de Venezuela hacia otros países de la comunidad internacional. Por el contrario, si nuestras relaciones con estos países son equivocadas, nos harán un cerrojo, que amenaza con asfixiar a Venezuela, en su política internacional, economía, comercio y proyección social y cultural. En pocas palabras, estamos obligados a mantener buenas relaciones con el Caribe, esto es un mandato de la geopolítica.
Aunque parezca extraño, no han sido muchos los Cancilleres venezolanos que se han dado cuenta de este fenómeno a la hora de formular una política exterior, yo diría que se pueden contar con los dedos de una mano: Ignacio Iribarren Borges, Arístides Calvani, Efraín Schat Aristiguieta, Ramón Escovar Salóm, Reinaldo Figueredo Planchar y Simón Alberto Consalvi. Ellos fueron los constructores de una política de estado, coherente y dinámica hacia el Caribe.
A continuación, me permito contar una anécdota, que guarda estrecha relación con este tema: acerca del nacimiento de Dominica como nación independiente y de su acercamiento a Venezuela como el primero de sus aliados.
II
Nacimiento de la isla de Dominica como nación independiente y su acercamiento a Venezuela
El 3 de noviembre de 1978, el Reino Unido concedió la independencia a la Mancomunidad de Dominica, dentro de la Mancomunidad Británica de Naciones. El primer jefe de gobierno que Dominica tuvo en su historia como nación independiente, fue el primer ministro Patrick Roland John, quien había tenido la delicada tarea de negociar la independencia de esa nación con la corona británica y se desempeñó en su cargo de 1974 a 1979, era un líder laborista de destacada actuación. Al conducir a su país como nación independiente tuvo que enfrentar el grave problema de los huracanes que desbastaron a esa bellísima isla, en especial el “Huracán Harris”. John tomó la decisión de acudir al gobierno de Venezuela para pedir ayuda en la reconstrucción de su país y en efecto, su primera visita oficial a un estado extranjero fue a Venezuela. A la sazón el Presidente de Venezuela era Carlos Andrés Pérez, quien gozaba de la muy merecida fama de ser muy generoso en regalar el dinero de los venezolanos a otras naciones. La agenda de John en su visita a Venezuela fue muy bien vista, contemplaba el establecimiento de relaciones diplomáticas y la firma de varios acuerdos, dentro de los programas de cooperación de nuestro país a las naciones del Caribe (2).
El Canciller Simón Alberto Consalvi me citó a su despacho y me encomendó la tarea de atender la preparación de esta visita, una labor un tanto compleja, pues se trataba de un país de reciente independencia, no teníamos su bandera, no se conocía su himno nacional –asuntos de orden protocolar- y deberíamos preparar una agenda de trabajo sobre temas sustanciales, nucleados en torno a los programas de cooperación ya establecidos con los países del Caribe. Inmediatamente me trasladé a Roseau, la capital de Dominica y me entrevisté con el primer ministro, conversé con él sobre la agenda de su visita, los temas de su interés y de nuestro interés, me entregaron 4 banderas y una partitura del himno nacional, en un arreglo para pequeña banda marcial. De regreso a Caracas, me entretuve en el avión leyendo la partitura de una música de bellísimas modulaciones armónicas y melodías frescas muy cercanas al contacto con la naturaleza. El nombre del himno nacional es: “Isle of beauty, isle of splendour” Con textos de Wilfred Oscar Morgan Pond y música de Lemuel Mc Pherson Christian. Como crítico de música pienso que es uno de los himnos más bellos, con una fuerte influencia del compositor finlandés Jean Sibelius.
No sé por qué, pero siempre he recordado que se me informó acerca del símbolo oficial de Dominica: es el perico imperial, llamado “Siserou”, una especie nativa de esa isla, un ave de vistoso plumaje y que representa en efecto una imagen de la libertad, pues no puede ser domesticado, a causa de que su régimen de vida no permite mantenerlo en cautiverio: defeca sin parar, en razón de que el 95% de lo que come no lo digiere. Al conocer este pájaro me hizo recordar a un diplomático venezolano, nativo de La Victoria, estado Aragua (un protegido del parlamentario Godofredo González) un “avis rara” de vistoso plumaje, pero que siempre “ponía una inmensa torta defecadora” en todas las actividades en que le tocó desempeñarse. Con este material regresé a Caracas para trabajar en la visita, consigné las banderas en los sitios donde debían ser izadas y entregué el Himno Nacional de Dominica al director de la Banda Marcial de la Armada de Venezuela, institución designada para atender el evento.
El día previsto para la llegada del primer ministro de Dominica, hicieron acto de presencia en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, el Canciller Simón Alberto Consalvi y el Ministro de Relaciones Interiores Alejandro Izaguirre. Esta fue la ceremonia protocolar establecida (el Presidente de Venezuela no estaba presente, pues no se trataba de la visita de un Jefe de Estado sino de un jefe de gobierno). Al bajar del avión se ejecutó el Himno Nacional de Dominica y se pasó al salón del aeropuerto para el saludo a las autoridades. Mi primer contacto con el primer ministro fue allí, entonces me preguntó: ¿Qué fue eso que me tocaron cuando yo bajé del avión? Estuve a punto de decirle: -el himno nacional de su país, pero pensé, aquí está ocurriendo algo raro. Le dije: -Excelencia voy a averiguar y le informo. Me dirigí al director de la banda y le pregunté: ¿Qué fue eso que usted tocó? El me respondió, este señor es dominicano y yo le toqué el Himno de la República Dominicana. ¡Trágame tierra! -Maestro, le dije, este es el jefe de gobierno de un país de reciente independencia, llamado Dominica, busque usted la partitura de su himno, que yo mismo entregué al director de la Banda de la Armada, y la toca, cuando este huésped del estado venezolano regrese a su país.
Acto seguido, le dije al Primer Ministro: -Excelencia, a usted se le tocó la marcha “VIP” (Vi-Ai-Pi), es el himno que el estado venezolano ejecuta a sus huéspedes ilustres, al momento de su llegada a Venezuela. A lo que me preguntó: ¿Ustedes no tocan el himno nacional del país que los visita? A lo que respondí: -No a la llegada, en esa ocasión se ejecuta la marcha “VIP” (Vi-Ai-Pi), el himno nacional de su país se tocará a su salida. -Excelente, me respondió, es muy interesante este protocolo, yo voy a tratar de hacer lo mismo en mi país.
La visita del primer ministro Patrick Roland John, fue un memorable éxito diplomático, para las dos naciones. En ocasión del regreso a su país, nuevamente bajaron al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, el Canciller Simón Alberto Consalvi y el Ministro de Relaciones Interiores Alejandro Izaguirre, acompañados de todo el tren ministerial. La banda de la Armada ejecutó el Himno Nacional de Dominica. El Canciller Consalvi me dijo: -el primer ministro está muy satisfecho de su visita, te tiene en alta estima por la organización de la misma, te agradezco que subas con él al avión, le digas algunas palabras de despedida y lo ayudes a ajustarse el cinturón de seguridad, luego me informas sobre esa historia de la marcha VIP (Vi-Ai-Pi), que ha impresionado tanto al primer ministro y con la cual, a su decir, recibimos a los visitantes importantes. Conforme a estas instrucciones subí al avión con el primer ministro y me dijo al tomar asiento: -Embajador, me tocaron otra vez la marcha VIP (Vi-Ai-Pi), nunca el himno nacional de mi país. ¡Por Dios! Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Bajé del avión y le pregunté al director de la banda: -Maestro ¿por qué no tocó el Himno de Dominica? A lo que me respondió: -Usted me va a perdonar, pero yo consulté este asunto con mis superiores y me confirmaron que este señor es dominicano, entonces le toqué el Himno Nacional de la República Dominicana.
Informé de todos los pormenores de lo ocurrido al Canciller Simón Alberto Consalvi y por primera vez en tantos años de trabajar juntos, noté que se quedó mirándome muy serio, algo que me preocupó y me consternó. Entonces me dijo: -Me pareció muy bueno ese chiste que me contaste sobre el pájaro Siserou de Dominica, yo también comparto tu opinión, que es muy parecido al embajador de La Victoria, ambos comparten sus virtudes y sus defectos: lucen un vistoso plumaje, pero ostentan esa condición fisiológica muy detestable. Pues bien, te debo decir una cosa, en eso de que tú hagas posible que a un jefe de gobierno no se le toque su himno nacional adecuadamente, en eso tú no te quedas muy atrás del pájaro Siserou, tú también pujas tu cagarrutica, fíjate que el director de la banda no te paró bolas ¡Que viejito tan testarudo! Ahora, vamos a esperar que el otro país involucrado no nos vaya a enviar una nota de protesta por estar empleando su himno nacional, en forma de marcha VIP, en las ceremonias oficiales del estado venezolano. La marcha VIP (Vi-Ai-Pi) ¡Que bolas! Entonces lanzó una sonora carcajada, se marchó y noté que por un buen rato no paró de reírse (solamente él sabía lo que había ocurrido). Antes de subir a su automóvil me dirigió una mirada y soltó otra risotada, entonces sentí un gran alivio.
Para concluir, tengo una deuda con mis lectores, no pude hacer que se tocara el Himno Nacional de Dominica en tierras venezolanas, pero sigo pensando que es uno de los más bellos himnos. Los invito a escucharlo en el siguiente link, que lo disfruten. Marcar la tecla Ctrl y luego el link a continuación:
Notas:
1.- El etnocentrismo cultural del Imperio Español. Siempre ha sido una actitud típica del colonialismo europeo, juzgar los valores presentes en las otras culturas, a la luz de los parámetros culturales de la civilización europea, considerada como una civilización superior y dominante. De este modo, culturalmente hablando, se concluye que lo europeo es lo mejor y por lo tanto, es lo que se debe imitar. En pocas palabras, el ideal europeo es el modelo de desarrollo cultural en los aspectos filosófico, artístico, jurídico, político, religioso y técnico. A esta corriente de pensamiento se le ha llamado “etnocentrismo cultural” y fue ella la norma impuesta por el imperio español en todas sus colonias. La crítica a esta corriente ha sido realizada, entre otros, por Oswald Spengler en su libro La Decadencia de Occidente*, publicado en 1918. En esta obra Spengler denuncia la actitud occidental, que se manifiesta en el imperialismo político y cultural. Con el imperialismo se trata de implantar un sistema político, económico, social y cultural correspondiente a la cultura dominante, pero totalmente extraño a la otra cultura que se considera inferior o inexistente. Así mismo, Spengler considera a las culturas como organismos vivos, con un ciclo biológico determinado: nacimiento, maduración, decadencia y muerte.
* Oswald Spengler. La decadencia de Occidente, Espasa & Calpe, Madrid 1958.
**En este mismo orden de ideas se mueve Giovanni Reale, quien en su libro Radici culturali e spirituali dell`Europa. Per una rinascita dell`uomo europeo, Raffaello Cortina Editore, Milán 2003, escribe: “Todas las realidades naturales nacen, crecen y finalmente perecen, incluso las más grandes. La propia Europa llegará un día al fin de su historia.”
Durante todo el período de la Colonia, en Venezuela como en general en toda Hispanoamérica, no se hizo otra cosa que el trasplante e imitación de los fundamentos, estilos y formas de la música europea, desde los más simples a los más elaborados y complejos. Cuando Venezuela inicia la larga guerra para obtener su independencia, el imperio español se encuentra en acelerada decadencia y esto es ocasión propicia para que los criollos comiencen a pensar en ellos mismos. Por primera vez, tienen oportunidad de expresar sus propios sentimientos y volcar la mirada al paisaje de su tierra.
2.- “A partir de 1975 cada uno de los Estados Asociados de las Antillas Occidentales negoció por separado su independencia de Gran Bretaña. En el caso de Dominica las gestiones estuvieron a cargo del primer ministro laborista Patrick R. John. En 1978 el parlamento inglés aprobó el nuevo estatuto de la isla y el 3 de noviembre de ese año, 485 años después de la llegada de Colón, Dominica se convirtió en estado independiente.En mayo de 1979 hubo una cruenta represión contra manifestaciones de protesta por dos decretos restrictivos de la libertad sindical y de prensa. Simultáneamente se revelaron algunos secretos de John: su participación en un proyectado ataque mercenario a Barbados y planes para proveer al régimen sudafricano de petróleo refinado en Dominica. En medio de un clima de violencia creciente la oposición política se nucleó en torno al Comité de Salvación Nacional, que exigía la renuncia inmediata de John, la designación de Oliver Seraphine como primer ministro provisorio y la realización de elecciones. La oposición convocó a una huelga general que se mantuvo por 25 días. Finalmente John fue reemplazado por Oliver Seraphine, del ala progresista del laborismo y escindido del mismo por discrepancias con el gobierno. Después de un año de gobierno fue sustituido por María Eugenia Charles quién gobernó durante 15 años”.
Diplomático con carrera de 36 años en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1964-2000). Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia, (1958-1963); Master en Derecho Internacional del Instituto de Formación Profesional e Investigaciones de las Naciones Unidas, Embajador de Venezuela en Guyana (1986-1990), Haití (1990-1992) y el Reino de Dinamarca (1995-1999); fue Director de Tratados;
Director de América; Jefe de Gabinete Es autor del libro “Manual de los Tratados Bilaterales de Venezuela” Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1972)
@hugoalvapi
Hola Embajador, muy interesante y muy bien escrita la cronica, un gran saludo.
Cordial saludo , interesante artículo, una gran anécdota de su trabajo protocolar con respecto a la situación del himno de Dominica , lo cual fue muy bien resuelto por usted a pesar de no ser lo correcto. En relación al tema de los imperios , su papel siempre ha sido de dominación , imponiendo su cultura , su estilo de gobierno , sus relaciones de mercado , y otros tantos aspectos a través de sus procesos de colonización , este con relación a sus intereses , ahora hay una marcada tendencia a la neo colonización , donde se utilizan nuevas formas de dominio . En el caso de Venezuela en un país que cuenta con una gran serie de recursos naturales de gran apetito para los imperios, así también con una importante ubicación geoestratégica en el mar caribe . Gracias por dar a conocer el himno de Dominica .
Excelente artículo. Muy anecdótico y didáctico. Lo he compartido. Gracias. Me quedé con la duda de quién es el Embajador de La Victoria.