El comunismo y el progresismo se valen de las libertades propias de los Estados democráticos para minar sus instituciones e imponer totalitarismos
El discurso varía de acuerdo al país que se quiera destruir. Se usa el discurso del racismo, la igualdad social, la libertad de género, el feminismo, el aborto, el ataque a la iglesia, la descalificación sistemática del adversario, en fin una mezcla de posibilidades aderezada con manipulación mediática, noticias y discursos llenos de falsedades, compra de conciencias y, no podía dejar de mencionarse, la destrucción de lo público y lo privado con revueltas coordinadas y dirigidas que subyuguen al oponente.
La idea de todo esto es lograr el cambio político; y cuando alcanzan el poder, se inicia un proceso de desmontaje de las instituciones alegando que las anteriores eran responsables de todos los padecimientos. Se inicia así el amordazamiento de los medios, el nombramiento de jueces, el desmembramiento de los cuerpos de seguridad del Estado (“defunding” a nivel local) a la vez que el fortalecimiento de policías nacionales y brigadas de choque devotas al régimen.
Otro elemento característico es la promoción de una necesidad imperiosa de modificar la Constitución. Ello les permite estructurar la base de todos los cambios necesarios para ilegalizar hasta el pensamiento con supuestas leyes contra el odio.
Los progres se valen de dos tipos de ciudadanos: los jóvenes, cuya cultura general es escasa y maleable y la gente que está pasando situaciones económicas complejas. Esta es la misma gente que se observa en revueltas y cuando no destruyen nutren filas de votación.
Hay otra categoría de gente clase media, estudiada que ha sido víctima de la Academia infiltrada.
Durante décadas la izquierda ha utilizado las universidades y Academia para esparcir un supuesto mensaje liberador, revolucionario, anti sistémico capaz de traer, a quien se involucre, felicidad extrema. Muchos caen en el discurso y se convierten en esos líderes necesarios, “influencers”, periodistas, profesores e intelectualidad Progre que repiten un mensaje normalmente divorciado de la racionalidad, de la protección a las libertades individuales o de la simple lógica económica.
En la cúspide vamos a encontrar el “establishment”, un peligroso e inescrupuloso grupo pleno de recursos económicos gracias a multiplicidad de actividades delictivas. Llevan años perfeccionando la formula de cómo llegar al poder para nunca más salir de él y condenar así a los humildes a sobrevivir su día a día; acabar con la clase media; destruir al empresario de tradición para sustituirlo por el empresario de maletín improductivo que les contribuya a viabilizar proyectos plenos de corrupción.
Se termina imponiendo un régimen de control Estatal férreo que anula toda oposición. Los opositores son encarcelados, obligados a asilarse, huir del país, asesinados o, en el mejor de los casos, comprados para simular ante el mundo la existencia de libertades políticas.
El comunismo o el progresismo ha derivado en crimen organizado violento, que impone totalitarismos, saquea el erario público, empobrece a las mayorías, a la vez que crea una casta que les soporte y apoye todas las fechorías bajo pena de ser considerados como opositores con sus respectivas consecuencias.
Descrito lo anterior me voy a atrever a introducir al virus chino como un elemento extraordinario para apoyar el logro de todo lo anterior.
La pandemia permite un control absoluto de la población, precipita la violación de libertades individuales, contribuye a la quiebra generalizada, obliga a una dependencia mayor hacia el Estado y sus dádivas. Elimina memoria histórica al fulminar con más facilidad personas de edad avanzada que cobran una pensión, la cual pueden redirigir a otras causas innoble, mientras eliminan personas de convicciones consolidadas que podrían meter ruido intrafamiliar frente a los cambios a implementar.
El virus chino es un arma biológica para reforzar dictaduras y socavar democracias.
España y USA.
Creo que, más España que USA se reflejan en este escrito. Sin embargo la razón es clara. España ya está en poder de quienes la van a destruir, mientras USA será víctima fatal a partir del 20 de enero 2021.
La derecha mundial tiene que aglutinarse y actuar para contrarrestar un proceso liderado por la fábrica del mundo, en un marco de paciencia China. China ha utilizado el capitalismo más salvaje para construir un imperio industrial exportador con mano de obra esclava que compite en el Mundo copiando productos y tecnologías obviando la necesaria inversión en investigación y desarrollo.
Al convertirse en la fábrica del mundo, ha acumulado un extraordinario poder económico que le permite comprar voluntades políticas en América, de allí su cada vez más notable presencia.
Recordemos que China es un país donde impera el pensamiento único y un totalitarismo que no vacila en eliminar al oponente.
El mundo está bajo ataque. Un sistema totalitario versus otro que defiende libertades.
Los totalitaristas llevan mucha ventaja, llevan años construyendo este escenario. Se han hecho con decenas de países de economías miserables que hoy día son mayoría en votos dentro de los organismos internacionales y la misma ONU, de allí que sus directivas sean mayoritariamente Progres y no tomen acciones contundentes contra países que, en flagrancia, violan a diario los derechos humanos. Simplemente producen reportes para salvaguardar apariencias.
Internacionalista UCV, Ex-diplomático
@EspertCarlos