El Canto Gregoriano en la moderna Venezuela Católica
Las canciones del pueblo venezolano traducidas al latín para ser cantadas según los cánones del canto gregoriano. ¿Sería Venezuela el primer país en el mundo? 1.- La España del Siglo XVI y su música El punto de partida de este estudio es España, allá como en la entera Europa del siglo XVI, la música se había difundido en todos los ambientes: en la iglesia, en la corte, y en las plazas. Nada escapaba a la presencia de la música, ni los salones elegantes ni las tabernas de mala muerte. En especial la iglesia nunca perdió de vista las posibilidades de la música para el boato y la magnificencia de los oficios religiosos. Son tiempos en que Europa comienza a vivir dentro de una atmósfera impregnada por el espíritu del Renacimiento: el culto de la razón, que sitúa al hombre en el centro del universo; la admiración de la belleza plástica, en una unión del paganismo y el cristianismo, de sensualidad y misticismo. Un retorno a la antigüedad clásica, especialmente en las artes plásticas y en las letras. Pero, en la música donde no podía haber retorno a formas antiguas, ésta más bien se abre a nuevas y mejores posibilidades sonoras. Esta difusión de la música tomó dos vertientes, a saber: la música profana, muy abierta a las innovaciones y la música sacra, conservadora y respetuosa de sus propios cánones. 2.- Música profana y música sacra La música sacra del siglo XVI a diferencia de la profana, no conoce las sutilezas del cromatismo o el ardor de las disonancias, ni la búsqueda de descripciones realistas o de la expresividad, en que comienzan a trabajar afanosamente los madrigalistas. Las obras de los compositores de música sacra siguen la escuela de los grandes polifonistas, están construidas en un contrapunto lo más frío posible y en puras armonías. Precisamente, el Concilio de Trento convocado en 1532 y clausurado en 1563, se ocupó de la música de órgano y de canto que se tocaba en las iglesias y decidió excluir de las mismas “aquellas músicas que tuvieran cualquier cosa de lascivo o de impuro”. 3.- El canto gregoriano El canto gregoriano va naciendo a través de los siglos, a manera de manifestación del espíritu religioso de una comunidad, después como una forma de canto capaz de acabar con el lirismo apasionado y sentimental propio de la música profana y en su lugar introducir la devoción, como expresión de una música sagrada, esto es cantar con el corazón en ofrenda a la gracia de Dios. Es en esencia una forma de orar cantando. Como decía San Agustín “quien canta bien, ora dos veces” Su nombre viene del Papa Gregorio I (590-604), quien realizó la primera recopilación de estos cantos y sentó algunas normas para su composición y ejecución. Veamos algunas reglas: en el canto gregoriano no se debe impostar la voz, como hacen los cantantes de ópera, pues no es el intérprete quien debe lucirse y demostrar su poder vocal, es a la gloria de Dios a la que debe cantarse. El canto gregoriano es expresión de una religiosidad. En este tipo de canto no se concede a la línea melódica un rol protagónico, como en el lirismo elegante y sentimental de las arias de Puccini, para citar un ejemplo. Se trata más bien de un canto monódico, a una sola voz o en el que muchas voces cantan la misma melodía y repiten los mismos textos. Se ejecuta “a cappella” (sin acompañamiento de instrumentos) y es interpretado por voces masculinas. Su ritmo está sujeto al ritmo de las palabras que ofrece un texto en latín, generalmente de oraciones de la Iglesia de Roma (en contraposición, por ejemplo, a la música del caribe cuyo ritmo está determinado por el movimiento de las caderas de las mulatas, al compás de la conga y el bongó). Todos los textos del canto gregoriano están escritos en latín, a excepción del Kirie Eleison que está escrito en griego. 4.- La llegada del canto gregoriano a Cocorote Cuando tuvo lugar el advenimiento de “Cocorote pueblo elegido de Dios” todos los habitantes de la aldea quisieron que fuera el canto gregoriano el que presidiera la liturgia en la Iglesia de San Jerónimo, pero una objeción del tamaño de una catedral fue planteada por las autoridades eclesiásticas: se pidió como base del canto religioso los cantos populares de la región, para estructurar una forma de “canto gregoriano cocoroteño” y en concreto propusieron motivos locales muy conocidos, la respuesta fue inmediata: el latín es la lengua oficial de la Iglesia Católica, esas piezas están escritas en un lenguaje venezolano muy pueblerino, casi vulgar. Rápidamente los lugareños hicieron una visita a la Congregación de las Hermanas de la Caridad, de la Madre Teresa de Calcuta en Cocorote, la primera casa en todo el mundo, que se abrió fuera de la India (1965) *. Allí se asume la pobreza con verdadera dignidad, si alguien pide un plato de comida y no hay suficiente para todos, son las monjitas quienes se quedan sin comer, duermen en el suelo si no alcanzan las camas. Es al pobre a quien se sirve, conforme a las enseñanzas de Cristo, ejecutadas con devoción por las seguidoras de la madre Teresa. La traducción al latín de las piezas populares venezolanas, las hizo un monje que funge de confesor de las religiosas. Asunto resuelto. De esta manera las piezas regionales adquirieron un carácter solemne o para decir lo menos magnificente: “Mataron el chivo” (Occiderunt Caprum) “El gavilán colorado” (Accipiter Rubrus) “El San Pedro” (Sanctus Petrus) “El cumaco” (Cumacus) y “La llorona loca” (Ploratrix Demens). A continuación, en forma muy comedida, me permito señalar a la cortés atención de mis lectores, el repertorio del “canto gregoriano cocoroteño” conforme se encuentra en la Iglesia de San Jerónimo de Cocorote. MATARON AL CHIVO OCCIDERUNT CAPRUM MATARON AL CHIVO OCCIDERUNT CAPRUM Y SE LO COMIERON ET EUM EDERUNT MATARON AL CHIVO OCCIDERUNT CAPRUM Y A MI NO ME DIERON ET MIHI NON DEDERUNT DEJAMELO VER MAMÁ