Autócratas del Mundo….
La autocracia es uno de los grandes males de la humanidad en todas las épocas, quedando para la posteridad una larga lista de políticos, recordados por los abusos que identificaron sus gobiernos. Existe toda una gama de verdaderos azotes para sus pueblos, comenzando por Hitler y continuando con Stalin, Mao Zedong, Mussolini, Franco, Ceaușescu, Idi Amin hasta llegar a autócratas de la talla de Khomeini, Muhammad Zia-ul-Haq, Kim Il-sung, Gaddafi, Trujillo, Somoza, Perón, Castro, Pinochet, además de Ortega. Por cierto, algunos de los autócratas más connotados en América Latina rindieron un tributo a Chávez el pasado 5 de marzo. Existen, también, un conjunto de países que llevan implícito en su ADN el fundamento de la autocracia: la R.P. China, Corea del Norte, la República Islámica de Irán, Vietnam y Cuba. En el siglo XX, muchos autócratas se consolidaron gracias a la anuencia de Occidente que velaba por la seguridad de ciertas zonas geoestratégicas de gran valor. Fue el caso del Medio Oriente a consecuencia de sus inmensas reservas petroleras. Posteriormente, al estallar la denominada “Primavera Árabe” continuaron respaldando a esos gobiernos, bajo la excusa de servir de muro de contención ante la expansión del islamismo radical. A medida que el Siglo XXI ha ido avanzando, una nueva forma de autocracia ha tomado auge, basados en principios según las cuales dichos sistemas asegurarán un gran bienestar económico a sus pueblos a cambio de un control total en todos los ámbitos. Este es el caso de la República Popular China. Luego de los sangrientos sucesos de Tiananmen (1989), enfatizó el proceso de apertura económica conocido como socialismo con características chinas, bajo la dirección de Deng Xiaoping. La llegada de Xi Jinping ha servido para reforzarlo, especialmente en la esfera política. En base a estas medidas, R.P. China alcanzó tasas de crecimiento de alrededor del 11% anual, desde la Presidencia de Hu Jintao en la primera década del presente siglo, contribuyendo a su ingreso en la Organización Mundial de Comercio (2001). La actual tasa de crecimiento es de alrededor del 5,5% (2023) la más baja en décadas. Sin embargo, su record en materia de derechos humanos sigue constituyendo una materia pendiente, no solo por la manera de manejar la pandemia, sino además por la represión contra las manifestaciones anti gubernamentales en Hong Kong y las persecuciones raciales en la provincia autónoma de Xinjiang. De la misma manera, Vladimir Putin se ha aferrado al poder poniendo en práctica algunas acciones que hacen recordar el periodo soviético. El líder ruso siempre ha calificado el desmantelamiento de la Unión Soviética “de tragedia nacional a gran escala”, de la cual “solo las élites y los nacionalistas sacaron provecho.” Esto constituye el fundamento de Moscú para enfrascarse en la invasión a Ucrania, con miras a restablecer el antiguo imperio ruso. La opinión generalizada es que, bajo el liderazgo de Putin, se ha experimentado un retroceso democrático y un giro al totalitarismo caracterizado por la corrupción endémica, el encarcelamiento y la represión de los opositores políticos, la intimidación y la represión de los medios independientes y la falta de elecciones libres y trasparentes. En el plano económico, Putin pronosticó (2007) que Rusia se convertirá en una de las cinco economías más grandes del mundo. Sin embargo, en el 2013 el país era una de las cinco economías más grandes en términos de producto interno bruto, pero aún estaba rezagada con respecto a otros países en indicadores como la productividad laboral. Estas nuevas tendencias gubernamentales han sido acogidas por diversos países cuyos gobernantes se encuentran entre los nuevos autócratas. Al respecto, destaca el Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan (2014) poniendo en práctica una seudo democracia para acabar con sus opositores aunada a “una limpieza” en los poderes públicos y en el ejército, y valiéndose inclusive de un auto golpe de estado (2016). El referéndum (2016) sirvió para ampliar el control del aparato administrativo. A finales del año pasado, el poder judicial controlado por Erdogan, condenó a casi tres años de prisión al Alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, su principal rival político, por insultar a los miembros del Consejo Supremo Electoral. En los actuales momentos, Erdogan atraviesa su peor momento, no solo por el descontento popular causado por las altas tasas de inflación, sino también por el manejo de la ayuda humanitaria a las provincias más afectadas por el fuerte terremoto de febrero pasado. Existe la percepción que estos hechos tendrán consecuencias políticas a corto plazo, con la escogencia, reciente, de un candidato único de la oposición, Kemal Kilicdaroglu para las elecciones del próximo mes de mayo. En América Latina, la autocracia ha sido un mal prevaleciente prácticamente desde la independencia. En los actuales momentos, solo basta referirse a Daniel Ortega, a causa de las continuas violaciones de los derechos humanos la detención de todos aquellos que osaron intentar disputarle la presidencia y la expulsión de más de 200 disidentes, a quienes además despojó de la nacionalidad violando la constitución nacional y la declaración Universal de los Derechos Humanos. No conforme con ello procedió a retirarles sus pensiones. El caso venezolano, es otro claro ejemplo de esta nueva forma de autocracia llegando hasta el colmo de reconocer, públicamente, que nunca permitirán que un gobierno que no esté presidido por el PSUV gobierne el país. Un hecho significativo para Venezuela ha sido la actuación de la Corte Penal Internacional, al dar su visto bueno para continuar investigando un conjunto de hechos considerados crímenes de lesa humanidad y violación de derechos humanos. El nuevo Fiscal de la Corte, Karim Khan, manifestó, en fecha recientemente, que se está terminando el plazo para la presentación de pruebas en descargo de las acusaciones. La respuesta del oficialismo en su comunicado fue un claro ejemplo del desprecio hacia las instituciones internacionales, considerando que “habla de las falacias de la agresión mediática y geopolítica puesta en marcha para acusar a Venezuela de supuestos crímenes de lesa humanidad, que nunca han ocurrido”, Al avanzar en el tema, es evidente que la autocracia no es una forma