Rusia, ¿Otra vez el general frio?
Por Rafael Gallegos Cuando Napoleón llegó a Moscú en 1812 esperando rendir al ejército ruso, la encontró vacía y víctima de constantes incendios. Los valientes soldados rusos prefirieron acabar con su ciudad, que rendirse. En escombros, Moscú no le era útil a Napoleón. Luego de un mes, emprendió el regreso a París, en pleno invierno. Con nieve en lugar de pasto, sus caballos morían y los hambrientos soldados, literalmente, los devoraban. El frío fue diezmando al ejército francés. Los rusos, más adaptados al clima, aprovecharon su debilidad y les propinaron unas cuantas derrotas durante el retorno. Napoleón perdió el 80% de sus hombres en su excursión a Rusia. Más de 300.000 bajas. No es exagerado afirmar que allí comenzó su visado para la isla de Elba. El general Frío y la quema de Moscú, lo acabaron. El mismo Bonaparte dijo que lo había derrotado el terrible invierno ruso. Igual sucedió a Hitler cuando en 1941 se le ocurrió abrir dos frentes, e ir a conquistar la URSS. Algunos de manera simplona argumentan que fue una locura. Sin embargo, a Hitler le urgía el petróleo ruso. Como se consideraba un genio militar creyó que la campaña sería rápida. Tardó más de lo esperado y lo agarró un terrible invierno. Morían de frio más de 800 soldados al día. Otro triunfo del general Frío. El fracaso en la URSS, determinó la derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial. UCRANIA Y EL GENERAL FRÍO Hoy, el general Frío actúa en dos frentes: Rusia y Europa. La invasión a Ucrania ha resultado para Putin – al igual que Hitler cuando invadió URSS – más larga que lo planificado. Eso significa costos y sobre todo desgaste. Y al igual que a Hitler, los puede perjudicar el general Frío. Claro, también afectaría a los ucranianos; pero ellos están en su tierra. Además, los costos de guerra son altos. Y se acrecientan con el terrible invierno. Ya se anuncia que Rusia decrecerá por lo menos al 6 % en 2023. Es decir que, si Rusia “gana” la guerra, los beneficios serán pírricos desde el punto de vista económico y de calidad de vida de su población. Y sobre todo, los rusos pueden obstinarse de los sacrificios una guerra permanente y para muchos sin sentido. En Europa, el general Frío puede ejercer su rol más influyente. Antes de la guerra, el continente consumía alrededor de 50 mil millones de pies cúbicos diarios de gas (mmmpcd). De ellos, 23 procedían de Rusia. De esos 50 mmmpcd, los europeos se han propuesto rebajar un 15% de consumo, es decir unos 7 un 8 mmmpcd. Y todavía requerirían unos 15 mmmpcd de Rusia, que hoy le exporta a Europa una cantidad muy baja respecto a la pre guerra. Sólo en el gasoducto Nord Stream 1 han pasado enviar 5 mmmpcd, a una cifra que oscila entre uno y dos. La política no permite poner en funcionamiento el Nord Stream 2. Las restantes rutas, están muy disminuidas. Y siempre está latente un recorte total. Los Estados Unidos hacen esfuerzos para suplir la demanda europea con su gas natural licuado (GNL), producto de la explotación de la lutita; pero este requiere de regasificadoras en Europa, cuyo número es insuficiente para suplir la potencial demanda. Con todo esto, es bastante probable que el racionamiento se quede corto. ¿Qué invierno le espera a Europa? La escasez de gas para el continente además de reflejarse en menor funcionamiento del parque industrial, significa enfrentar las gélidas temperaturas, con riesgo de muerte. Por supuesto que no imitarán a sus antepasados que, en eras glaciares, por ignorancia tecnológica, murieron por miles estando encima de gigantescas reservas de carbón; pero indudablemente el general Frío hará de las suyas de manera significativa. Los europeos imitarán a sus antepasados en el sentido que, teniendo fuente de calor cercana en Rusia, no la podrán utilizar plenamente. En Europa la escasez de gas se ha reflejado en precios del gas récord, daños al ambiente por más utilización de carbón, reactivación de las otrora desprestigiadas plantas nucleares, inflación que casi llega a dos dígitos, devaluación del euro, decrecimiento del PIB con amenaza de recesión, y sobre todo frío, mucho frío, con su potencial dosis de mortalidad. Algunos agoreros hasta hablan de tambaleo de la Unidad Europea. El general Frío está avisando que los hidrocarburos están más vigentes que nunca, y que se mantiene la vieja máxima del SXX, que algunos creyeron superada: quien tenga el petróleo, gana las guerras. Anotemos esto, porque los hidrocarburos están más vivos que nunca en la geopolítica del siglo XXI. Rafael Gallegos Ingeniero Petrolero. Ex-gerente en PDVSA. Profesor del IESA. Miembro de Gente del Petróleo. Articulista. Coordinador Académico del Diplomado de “Diplomacia Petrolera y otras Energías” del CODEIV