Los enredos de Petro
Por Luis Daniel Álvarez V. Gustavo Petro puede estar afrontando las horas más aciagas de su gobierno. Los valores que lo llevaron a ser electo presidente de Colombia parecieran estar en confrontación con la realidad y las promesas de una campaña de cambios, reformas y crecimientos se desmoronan de forma acelerada en medio de una cotidianidad en la que los disensos se hacen cada vez más palpables y las muestras de contrariedad y crítica se tornan manifiestas y rotundas. A Petro le ha empezado a suceder lo que antes le pasó a Boric y lo que le acontecerá a Lula en Brasil. Incluso podrían entrar en este lote el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso y el exprimer mandatario de Perú Pedro Castillo en el sentido de que llegan al poder aglutinando a un entramado variopinto de factores que se unen simplemente para evitar que otro sector llegue al mando o para hacer que su candidato pueda triunfar. Son apoyos que carecen de base y sentido doctrinal por lo que al poco tiempo la antipolítica crece y la conflictividad se transforma en recurrente cuando los jefes de Estado no logran complacer a todos los grupos que les dan base generándose entonces resquemores y rupturas. Se entrampan los líderes en sus propias decisiones y en la incapacidad de contentar simultáneamente a todos los que los respaldan. La conflictividad más dura para el presidente colombiano ha sido amalgamar un equipo de gobierno que trascienda a las figuraciones y peculiaridades. El objetivo es actuar como un todo, algo que pareciera difícil cuando confluyen figuras polémicas como Francia Márquez o la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, con personajes como José Antonio Ocampo o Álvaro Leyva Durán. Maniobrar para Petro se torna arduo, de allí que hace algunas semanas tuviera que enfrentar una enorme crisis cuando fueron retirados del gabinete, no sin polémica, el ministro de Educación Alejandro Gaviria, la ministra de Deporte, María Isabel Urrutia y la ministra de Cultura, Patricia Ariza. Como si eso fuese poco, al primer mandatario colombiano le han criticado con vehemencia la polémica construcción de su servicio exterior, el manejo del metro de Bogotá, la partidización en la conducción de Ecopetrol y su obsesión por una paz generalizada que pareciera ser abiertamente boicoteada por algunos de los recipiendarios. De todas maneras el presidente de Colombia ha señalado que continuará con la oferta de remozar totalmente la estructura del país por lo que continúa aplicando medidas, muchas de las cuales son tildadas de improvisadas. Pero el centro de la política pareciera ir resquebrajándosele al no poder continuar con la tan promovida reforma política y no tener claridad en la denominada reforma de salud, propuesta de la que se desmarcó el Partido Liberal y sobre la que tanto los conservadores como el Partido de la U mostraron reservas marcadas que incluso llevó a amenazar con impedir su aprobación. Petro se está quedando solo, siendo una de las evidencias más claras que esto puede tener, la actitud tomada por el presidente del Congreso, Roy Barreras, quien aunque señala continuar respaldando al primer mandatario, ha decidido montar tienda aparte. De seguir así, el presidente colombiano terminará asilándose y será fagocitado por las peleas intestinas de un grupo de actores que dicen rodearlo y respaldarlo, pero que pareciera que juegan a su caída o al menos apuestan a la pérdida de su liderazgo. Horas aciagas las de Colombia, pues en cambio de haber aprovechado la oportunidad para un viraje fuerte y en democracia, las imposiciones y las disputas siguen marcando la agenda. Luis Daniel Álvarez V. Internacionalista UCV, Doctor en Ciencias Sociales. Profesor en la UCV y UCAB. Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Secretario General del CODEIV correoacademicoldav@gmail.com @luisdalvarezva