El pais, sesenta y cuatro años después
Por Juan Francisco Contreras Arrieche El 31 de enero de 1958, solo ocho días después de la caída de la dictadura de Marco Pérez Jiménez, se fundó el Colegio de Internacionalistas de Venezuela (CODEIV), en la Universidad Central de Venezuela, razón por la cual ese día se celebra el día del Internacionalista en Venezuela. Por esta razón nuestro gremio está vinculado a la democracia. La caída de la dictadura (que creíamos que sería la última), produjo en el pais, un ambiente de alegría colectiva, de optimismo y esperanza. Pero también, el reto de trabajar para cambiar las cosas y construir un pais mejor. Desde 1958 hasta la actualidad, el CODEIV siempre ha trabajado para que en Venezuela se logre construir una Servicio Exterior de Estado, que este acorde con los intereses del Pais, Es importante resaltar que ese trabajo venía dando frutos, ya que hasta el año 1999, existió, una Cancillería que era respetada a nivel internacional por su profesionalismo, que competía con los mejores de la región. Este esfuerzo sostenido que tenía como sustento la Ley del Servicio Exterior del año 1962, la cual surgió del consenso político de la época. Por supuesto que sucedieron algunas excepciones en su aplicación y uno que otro abuso (no somos suizos como diría algún político de la época), sin embargo, en líneas generales funciono bien. A partir del 2001 se realizaron tres modificaciones a la Ley, terminando en el 2013 aprobándose una Ley Orgánica de forma inconstitucional, que acabo con el esfuerzo y los recursos que se invirtieron desde el Estado venezolano para poder contar con la Carrera Diplomática. La mayoría de los profesionales que ingresaban al servicio exterior, lo hacían a través de un concurso público. Estos concursos para el ingreso que se realizaban periódicamente, con un Jurado Calificador, profesional e imparcial. comenzaron en el año 1965, hasta que, en el 2005, se decide acabar con esa práctica, ya que los “revolucionarios” que dirigen el pais y por tanto la cancillería, consideraran que no se necesitan funcionarios que representen al Estado Venezolano, sino “agentes de la revolución”. Es importante señalar que, cinco años antes de ya había comenzado la purga del personal de carrera del Servicio Exterior. Transcurridos más de dos décadas de la llegada de la “involución”, tenemos una cancillería desmantelada, disminuida y desmoralizada. Los salarios de los funcionarios, como en toda la administración pública, son humillantes, no se respetan los méritos, el esfuerzo o el trabajo, ni la antigüedad. Pero es que tampoco, se cumple con los compromisos económicos con las organizaciones multilaterales a las que pertenecemos, para colmo tampoco se cancelan los sueldos de los funcionarios que laboran en el exterior. Para la actual cancillería, solo las “cuestiones ideológicas”, tienen importancia, a pesar de los múltiples problemas que se han venido agravando. Vemos con preocupación que temas que deberían ser de Estado como el Esequibo, está condicionado por el tema ideológico. Desde hace muchos años no se hace referencia en los foros internacionales sobre la reclamación del Territorio Esequibo, no hay ningún plan o política al respecto, mientras continúa avanzando el tiempo para concurrir a La Haya. El gobierno ha tenido que estar ocupándose de responder a los temas planteados en los informes realizados por los dos últimos Altos Comisionados de Naciones Unidas, debido a la constante violación de los derechos humanos en el Pais, Como mención especial, tenemos que, en la Corte Penal Internacional, por primera vez se investiga a un gobierno latinoamericano por cometer crímenes de lesa humanidad. De igual forma, desde hace muchos años se ha denunciado la presencia y actividad de grupos armados colombianos que actúan al margen de la ley, ya no solo en las fronteras, así como mafias vinculadas al narcotráfico y al contrabando y comercio ilegal de minerales, sin que exista una respuesta contundente de las autoridades del Estado. En la actualidad existen más de siete millones de venezolanos que han huido del país se encuentran desamparados, entre ellos muchos colegas que lamentablemente han tenido que dedicarse a otras actividades, no hay una política para ayudar a los venezolanos que huyen del caos que se ha convertido el pais, en muchos casos no tienen ni siquiera la posibilidad de conseguir un documento básico como es el pasaporte, cuyo sistema de citas y costo lo hace prohibitivo para la mayoría de la población. Mientras a los venezolanos se nos imposibilita conseguir pasaporte, les comento un caso que presencie, antes de comenzar la pandemia, en un consultorio odontológico de la ciudad de Caracas, al cual llegaron dos damas de rasgos marcadamente asiáticos, una quejándose de un profundo dolor en su boca y su acompañante, ninguna de las dos hablaba “ni papa” de español, la acompañante solo sabia algunas palabras en ingles. Ante la angustia de la secretaria del consultorio de no entender nada, pidió ayuda a los presentes, por lo que procedí a preguntarle a la acompañante cual era el problema, la cual solo pudo decirme “she have an emergency”, para mi gran sorpresa cuando le pedí un ID para que la anotaran en la lista, ambas tenían pasaporte venezolano. El caso venezolano, donde cada cierto tiempo tenemos que comenzar de cero, nos hace recordar el mito griego de Sísifo, así que ahora el desafío después de sesenta y cuatro años es volver a construir una Cancillería que pueda despertar en los venezolanos el ambiente que existía cuando se creo el CODEIV en 1958. Con respecto al reto, seguimos comprometidos con el cambio. Juan Francisco Contreras A. Internacionalista UCV / Magister en Seguridad y Defensa (IAEDEN- Caracas, Venezuela) / Magister en Acción Política y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho (Universidad Rey Juan Carlos – Universidad Francisco de Vittoria – Madrid, España) / Presidente del CODEIV @jfca