La Agenda Europea frente a América Latina y el Caribe

A finales del 2020, en medio de la pandemia COVID-19 que estamos padeciendo a nivel mundial y sus consecuencias sobre la democracia y la economía, de la entrada en vigor del Brexit, de un cada vez más claro requerimiento de la ciudadanía europea de abordar con urgencia el tema ambiental, de las consecuencias surgidas luego de las olas de migración procedentes de Siria, de varios años de  enfrentamiento híbrido en Ucrania (que parece recrudecerse en estos últimos días) en los bordes de la zona de influencia de la UE, Europa como un bloque, intenta retomar sus relaciones con América Latina y el Caribe. A tal efecto, el 14 de diciembre de 2020, se llevó a cabo en Berlín una reunión informal de Ministros de Exteriores  UE27-América Latina y el Caribe, con miras a  “intensificar el diálogo político de alto nivel y trabajar en pro de una Cumbre birregional” en el 2021. Cabe destacar que la última Cumbre birregional se llevó a cabo en el 2015, en un bloque en el que, según el máximo vocero en materia de política exterior, Josep Borrell, se tiene una Cumbre con alguien casi todos los días de cada año. Esta crítica al abandono político de una región con la que se comparte historia y cultura denota la poca importancia estratégica que se le ha asignado en el último lustro. Entonces, ¿qué ha pasado para cambiar el rumbo? ¿Se debe, quizás, al hecho de tener un español al frente de la diplomacia europea? Contexto Las razones para este encuentro, iniciativa de la Presidencia rotatoria alemana Consejo Europeo en el 2020,  y fuertemente apoyada por el Alto Representante de las Relaciones Exteriores de la UE, surgen de varias constataciones. Sin tratar de clasificarlas por orden de prioridad, podemos decir que hay razones de orden económico, de orden político, medioambiental, y humanitario, pero todas se resumen en una gran razón de orden geopolítico. ¿Cuáles son estos supuestos de orden geopolíticos? A continuación, veremos algunos de ellos. Balanza económica La influencia de China en América Latina y el Caribe es innegable y tiende a seguir creciendo. China ha desplazado a la UE como el segundo socio comercial de la región LAC, por detrás de EEUU, a pesar de que la IED desde la UE hacia la región sigue siendo la de mayor importancia con alrededor de 800.000 millones de Euros en el 2018, por encima de las inversiones europeas en China, India, Japón y Rusia tomadas en conjunto. A esto, hay que sumarle unos 3.8 mil millones de Euros en cooperación internacional humanitaria o de desarrollo, y 2.4 mil millones en ayudas para combatir la pandemia, con lo cual, se evidencia un desbalance entre lo que se “aporta” y lo que se obtiene a cambio, a través de las exportaciones de bienes y servicios.  Presencia internacional global Aunado a ello, la UE ha perdido terreno en el escenario internacional en todos los ámbitos, en parte debido al antagonismo entre China y Estados Unidos, antagonismo visto por distintos analistas europeos cada vez mas cercano a una nueva Guerra Fría y cuya dinámica seguirá marcando la agenda mundial a pesar del cambio de administración en Estados Unidos. Esta pérdida de presencia global incluye a la región latinoamericana y del Caribe, muy a pesar de ser ésta, como se señalaba arriba, por su historia y cultura, una región que debería estar muy cerca de Europa. Independencia de la política bilateral con Estados Unidos Luego de los “años Trump”, Europa quiere asegurar que, ante un posible nuevo distanciamiento en las relaciones con Estados Unidos, éste no incida de manera negativa en sus relaciones con LAC. Lo inteligente es que el bloque asegure una cooperación trasatlántica más amplia independiente de su un nuevo acercamiento a Estados Unidos.   Multilateralismo Sin duda, el terreno perdido a nivel global incluye la capacidad de influencia que tiene el bloque europeo en la agenda multilateral, coadyuvado, además, por la política aislacionista de Estados Unidos en los últimos años. Estos son elementos a tomar en consideración frente al expansionismo chino, por lo demás muy visible a la hora de formar alianzas en los foros multilaterales. Para Europa “no es una opción, es una necesidad” el rol que pueden jugar las dos regiones juntas en el reforzamiento de un multilateralismo más eficaz, de un orden multilateral basado en normas. Estaríamos hablando de 62 países, un tercio del total de los votos en la ONU, con lo cual las agendas podrían incluir temas de desarrollo sostenible, de cooperación internacional, sobre la base de valores democráticos y de respeto a los DDHH. La pandemia COVID 19 No menos importante, los retos multidimensionales planteados por la pandemia del COVID 19 los cuales sólo pueden ser superados si se manejan de manera global, y en este sentido, unas relaciones mas sólidas, permitirán abordar las duras consecuencias en LAC donde han ocurrido 1/3 de las muertes mundiales, y donde las brechas económicas se han intensificado a tal punto, que ya se considera que LAC entrará en una nueva década perdida. La región europea también sufre las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. Se habla de niveles de desempleo ya duplicados en muchos países y en franco aumento, pérdidas por el cierre sobre todo de PYMES, que en definitiva son la columna vertebral de la economía europea, una fuerte contracción económica debido a los enormes niveles de endeudamiento, aunado al enlentecimiento de las exportaciones producto de las medidas de adaptación que hubo que poner en marcha durante el 2020. Para Europa, un mercado ampliado puede ayudar a dinamizar la economía post pandemia en ambas regiones. Cambio Climático  Desde hace muchos años, pero sobre todo en los últimos tres años, la agenda europea se ha centrado en el tema medioambiental ante el requerimiento cada vez mayor de la ciudadanía, los distintos actores especializados, la sociedad civil y la comunidad científica. Europa ha puesto en marcha un ambicioso plan de reducción de la dependencia de energías fósiles dentro del marco del “Green Deal” o “Pacto