2024: radiografía de un año electoral (Primera Parte)
Por Abraham Clavero Toro Desde un pasado reciente, se observa con interés y preocupación el recrudecimiento de tendencias radicales, de los diversos sectores que hacen vida política, en aquellos países cuyos regímenes permiten elecciones. Cada sistema tiene sus particularidades, por lo tanto, cada quien juzgará a sus gobiernos sobre la base de aspectos sobresalientes: inflación, empleo seguridad personal y posibilidades futuras. El análisis realizado por Pranab Bardhan, en su libro “un Mundo de Inseguridad”, sostiene que los males que azotan al mundo se entienden mejor no en términos de desigualdad sino de inseguridad, ansiedad económica y social latente por la pérdida de empleo, disminución de los ingresos, pobreza y cambio cultural. La revista Foreign Policy, clasifica a las democracias en el mundo en varias categorías: desde Democracias Completas (Uruguay, Taiwan, Austria 15%) Democracias Defectuosas (India, Estados Unidos, Panamá, Sudáfrica 40%) pasando por Regímenes Híbridos (Pakistan, Georgia, El Salvador, Túnez 17%) y Regímenes Autoritarios (Rusia, Jordania, Ruanda, Venezuela, Bielorrusia 28%). Múltiples serán las interrogantes que se despejarán en este 2024, para más de la mitad de la población mundial. Alrededor de 70 países están convocados a elegir a sus mandatarios y cuerpos legislativos en cuatro continentes. El gran dilema será entre la democracia y la autocracia. Siete de los 10 países más grande votarán en elecciones nacionales, y en cada uno de ellos la democracia se encuentra en un punto de inflexión. Gran parte de estas citas electorales, serán cruciales para dirimir las tendencias que predominarán en dichas sociedades, incluyendo, algunos de los países más poblados (India, Pakistán, Indonesia, Bangladesh, México y Rusia); los aliados más cercanos de Estados Unidos (integrantes de la UE, de la OTAN, y Gran Bretaña); en Asia, Taiwán; mientras que en África destacan Ghana y Sudáfrica. Es difícil predecir el impacto de todas estas votaciones. Lo que, si es evidente, es que, al finalizar este largo proceso, nuevas generaciones de políticos asumirán sus mandatos, prevaleciendo sus ideologías y nuevas formas de gobernar. El giro de la izquierda al liberalismo extremo, caso argentino, proporciona un adelanto de lo dramático que pueden ser tales cambios. Los resultados electorales, desempeñarán un rol importante en la política exterior de países claves respecto a las grandes potencias, derivando en nuevas orientaciones, y que se verá refleja en su conducta futura. Las consultas electorales sirvieron, en muchos casos, para dividir aún más a sus poblaciones. Aun son motivo de análisis, especulaciones y criticas los resultados en España, Argentina, Países Bajos, Polonia, Brasil, Turquía e incluso Italia, en los que triunfaron distintas tendencias de izquierda centro, al igual que de derecha en sus diversas variantes. El punto de partida de este año electoral tuvo lugar en Bangladesh, (7 de enero), cuyo desarrollo y resultado han sido ampliamente criticados por la oposición y los grupos de derechos humanos. La campaña electoral, en este pais del sur de Asia, de 169 millones de habitantes, se vio empañada por la violencia. Las hostilidades alcanzaron su punto álgido, a finales de octubre pasado, después de una masiva manifestación del Partido Nacionalista de Bangladesh (PNB), provocando enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, y la posterior detención de miles de sus líderes y seguidores. La Primera Ministra Sheikh Hasina, en el poder desde 2009, buscaba la reelección, mientras que el PNB, decidió boicotear los comicios, ante la negativa de Hasina de disolver su Gobierno y nombrar a una Administración interina para supervisar los comicios. Estos hechos influyeron para que este proceso estuviera marcado por una baja participación popular de solo un 40% frente al 80,2% de 2018. A ellas concurrieron 27 partidos y 404 candidatos independientes, muchos de estos candidatos independientes pertenecían a la propia Liga Awami de Sheika Hasina, y a partidos de oposición más pequeños. La Comisión Electoral de Bangladesh reconociendo el triunfo de la Liga Awami con una amplia mayoría al obtener 223 de los 299 escaños parlamentarios garantizando así un cuarto mandato consecutivo y el quinto en total, si se incluye una primera etapa al frente del Gobierno entre 1996 y 2001. El Partido Jatiya, patrocinado por la Liga Awami, obtuvo 11 escaños y se convirtió en la segunda fuerza del país asiático, cumpliendo con el rol de dar la apariencia de una verdadera de oposición interna. Michael Kugelman, director del Instituto del Sur de Asia en el Wilson Center manifestó que ninguno de los contendientes representó un gran desafío para el partido de Hasina. Taiwán (13 de enero), fue el segundo pais en realizar elecciones. Los resultados confirmaron el favoritismo de Lai Ching-te (40%) candidato del Partido Democrático Progresista (PDP) frente a Hou Yu-ih (33%) alcalde del nuevo Taipéi, del Kuomintang (KMT) y Ko Wen-je (26%) del Partido Popular de Taiwán (PPT). Los comicios fueron calificados de “una carrera a tres bandas” entre el KMT, más cercano a China, y PDP que, con su triunfo, mantendrán el estatus quo en el Estrecho. El tercero en discordia, el Partido Popular de Taiwán, presentó la candidatura de Hsiao Bi-khim, quien se distanció de la polémica respecto a la R.P. China para centrarse en la problemática nacional que le permitió conseguir el apoyo de ciertos sectores de la juventud. De esta manera, el PDP logra su tercer mandato consecutivo y lanza un claro mensaje de continuar por la senda marcada por la actual presidenta Tsai Ing Wen. Lai Ching-te asumirá funciones el 20 de mayo, manifestándose en favor de evitar un conflicto armado con Pekín y recurriendo a la persuasión en condiciones de paridad y dignidad. Recalcó que entre la democracia y el autoritarismo estaremos siempre del lado democrático. Ante estos resultados, la R.P. China fue enfática en señalar que “el PDP no representa la mayoría de la opinión del pueblo taiwanés y que el deseo de ambos lados del Estrecho es acercarse cada vez más y que la patria terminará unificándose inevitablemente”. Estas fueron las novenas elecciones que se convocan desde 1996, calificadas de “geopolíticamente importantes”, para las futuras relaciones entre Estados Unidos y China, y cuyo resultado también puede influir de