2024: Radiografía de un año electoral (Tercera Parte)

Por Abraham Clavero La Federación Rusa de Vladimir Putin, realizó votaciones presidenciales (15 al 17 de marzo) anunciadas después de un nuevo aniversario de la denominada “operación especial en Ucrania”. Putin de 71 años, (Rusia Unida) ha gobernado, durante más de veinte años, con hermetismo y opacidad, luego de presidir la Federación de Rusia desde el 2000, cuando sucedió a Boris Yeltsin, y ejerció como Primer Ministro (2008 y 2012). Es el presidente ruso más longevo desde Josef Stalin. En 2020, Putin reformó la Constitución rusa, para ejercer dos mandatos de seis años cada uno, hasta el 2030. Sectores de la oposición califican estas elecciones como “un teatro fraudulento que favorecen al presidente”, percibido como una mera formalidad, ante una oposición que no tiene voz en Rusia, pero también como una especie de referéndum a su gobierno y la campaña militar en Ucrania. El entonces máximo líder de la oposición Alexéi Navalni, fallecido “repentinamente”, purgando una condena a 30 años, había pedido a sus compatriotas que votaran “a cualquier partido que no sea Putin”. El exilio, la cárcel o la muerte son el destino de los opositores del régimen. En la Rusia de hoy, no hay quien le dispute el poder. Navaldi fue el último de sus contrarios fallecidos en circunstancias inexplicables entre los que sobresalen, además del Jefe del Grupo Warner, Yevgeny Prigozhin (2023), el legislador liberal Serguéi Yushenkov, (2021), el diputado Vladímir Golovliov (2022), la periodista Anna Politkovskaya (2006), el ex Viceprimer Ministro Boris Nemtsov (2015), Alexander Litvinenko (2006), Boris Berezovksy (2013), Serguéi Skripal (2018) y su hija Yulia (solo envenenados) y Ravil Maganov (2022). ¿Quién será el próximo? Se habla de Vitali Robertus, vicepresidente de la compañía rusa de petróleo y gas Lukoil. En estos recientes comicios, se enfrentó a tres candidatos calificados de simples comparsas que indirectamente han apoyado al mandatario ruso: el nacionalista Leonid Slutski (Partido Liberal Democrático), Nikolai Jaritonov (Partido Comunista) quien está en favor de una “victoria en todos los frentes”, y el empresario Vladislav Davankov (Nuevo Partido popular). Esto ha sido calificado como un signo de reducción del espacio político. Ninguno de estos aspirantes planteaba un desafío verdadero, debido a que dichas organizaciones políticas han apoyado las iniciativas legislativas de Rusia Unida, el partido de gobierno. No obstante, son fuerzas políticas reales, si se toma en cuenta que la derecha nacionalista tiene un peso político en Rusia al igual que el Partido Comunista, representando alrededor del 10% del electorado. Los analistas de la política rusa consideran que “cada candidato representó una ideología y una posición política interna completamente yuxtapuesta por sí mismo que colectivamente contribuyeron al objetivo de Putin de reforzar su control en el país. Sirvieron, además, para canalizar el descontento de diversos sectores de la sociedad y dar un barniz pluralista al voto, mientras que la verdadera oposición “ha sido completamente arrasada por años de represión”.      A parte de “los candidatos comparsa”, hubo otros potenciales candidatos incluyendo a un legislador de la región de Moscú, Boris Nadezhdin, propuesto por el partido Iniciativa Cívica. Se le conoce como “candidato de la paz”, ya que ha estado pidiendo abiertamente que se ponga fin a la “operación militar especial”. Sin embargo, la Comisión Electoral decidió descartarlo por presuntas irregularidades en más de 100 mil firmas de apoyo. De igual manera, la comisión se negó registrar a Ekaterina Duntsova, la denominada candidata de la paz”, quien en noviembre acaparó la atención mediática como “la mujer que desafía a Putin” Como era previsible, Putin obtuvo el 87,76 % de los votos escrutados, considerado como el resultado “más alto jamás registrado en la historia postsoviética Rusia”, muy por encima del 76,69% logrado en 2018. Por su parte, la oposición tolerada por el régimen, para dar sensación de pluralismo, quedó bastante rezagada con 4,6 % para Jaritonov, Davankov 4,2% y Slutski 3%. Según informaciones oficiales, la participación ciudadana estuvo por encima del 73,33 %, de un total de 114 millones de votantes, y el sufragio en línea alcanzó el 90%. De esta manera, Putin logró su objetivo más anhelado de una alta participación, de forma que pueda presentar su victoria como totalmente legitima, ante las serias críticas que las consideraron como fraudulentas y amañadas, y nada apegadas a los principios democráticos, utilizando todas las vías para coaccionar el voto.    Según señala el diario Le Monde, la magnitud del fraude durante las recientes presidencial en base a informaciones de medios rusos independientes, el número de votos robados oscilaría entre 22 y 36 millones, de un total de 76 millones de votantes. Los votos ficticios sirvieron para aumentar la puntuación de Putin de 57% a 86%. El último día de las elecciones, se llevaron a cabo una serie de manifestaciones pacíficas, denominadas “Mediodía contra Putin”, revestidas de un gran simbolismo contra el jefe de estado, incluyendo visitas a la tumba de Navalny para emitir “un voto simbólico” a su favor. Las mismas fueron tildadas de ser realizadas por “extremistas peligrosos que buscan desestabilizar el país en nombre de Occidente”. Las fuerzas de seguridad arrestaron a más de 70 personas. En San Petersburgo una mujer fue detenida luego de arrojar una bomba incendiaria a la entrada del colegio electoral, y otras por arrojar antiséptico verde o tinta en las urnas. Hasta ahora solo gobiernos autocráticos han felicitado a Putin por su triunfo “arrollador” en las elecciones, mientras que Estados Unidos y la UE han criticado los resultados calificándolos de anti democráticos. De igual manera tildaron de inaceptables la realización de elecciones en aquellos territorios ucranianos ocupados por Rusia. Cabe destacar que el descontento se extendió más allá de la Rusia actual incluyendo países del Cáucaso, y Asia Central, (Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán y Kirguistán) que registraron una significativa participación electoral de ciudadanos rusos, quienes se apersonaron en las embajadas para expresar su descontento con el gobierno de Putin.     De acuerdo con informaciones filtradas del comando de campaña del presidente ruso, se invirtieron una cifra cercana a 1.100millones de dólares en estas elecciones cuyo lema era reforzar el nacionalismo y la lealtad a