Oficina Número Dos

Por Rafael Gallegos

Casas Muertas

De la obra de Miguel Otero Silva – otro de los grandes escritores semiolvidados de Venezuela – tomaremos dos novelas, una continuación de la otra, que describen la transición de Venezuela desde un país pobre y palúdico hacia la nación petrolera en que nos convertimos en el siglo XX.

Se trata de “Casas Muertas” y “Oficina Nro. 1”. La primera se desarrolla en Ortiz, un pueblo desvencijado, palúdico y sin oportunidades donde buena parte de su población emigra. Y Ortiz se va convirtiendo en un pueblo fantasma.

La segunda de las novelas: “Oficina Nro. 1”, muestra el despegue, con virtudes y defectos, de una población petrolera venezolana, que se puede extrapolar como el inicio de la ruta de la sociedad petrolera en que nos convertimos en el siglo XX.

Otros autores como Ramón Díaz Sánchez (Mene), César Rengifo (Tetralogía del petróleo), o José León Tapia (Vientos de Huracán) pueden ilustrar este devenir petrolero para dar más luces al respecto.

CISNE NEGRO

A la nación dictatorial, caudillesca, autoritaria, palúdica, endeudada y hasta invadida que fue Venezuela en los albores del siglo XX, le emergió desde el fondo de la tierra un cisne (negro) que lo cambió todo: el petróleo. El Zumaque, el Barroso, los campos petroleros, las divisas, fueron transformando paulatinamente a Venezuela. Al morir Gómez, éramos un país sin deuda externa; pero con 80% de analfabetismo y un promedio de vida de … 34 años.

López Contreras y Medina Angarita evidenciaron mucho progreso: pininos de democracia, saneamiento, nuevas leyes petroleras, infraestructura; pero seguían gobernando los “chopo e piedra” en la milicia, y era muy fuerte el residuo del gomecismo en las esferas de poder, entre otros aspectos por un caduco sistema electoral.

El “18 de Octubre”, militares de escuela y buena parte de los líderes de las generaciones emergentes se aliaron y tomaron el poder. Se estableció la votación universal, directa y secreta; se inició una revolución educativa, se aceleraron las obras de infraestructura, por factores internacionales se multiplicó la producción de petróleo, y se incrementó la participación de Venezuela en ese negocio.

Luego vendrían Pérez Jiménez, los cuarenta años de república civil y esta “revolución” bolivariana que padecemos.

El petróleo lo impregnó todo. Hasta las mentes de los hombres. Logros en educación, salud, infraestructura, crecimiento de ciudades y democracia; convivieron con proteccionismo, estatismo, tabaratismo, consumo suntuario, crecimiento de la marginalidad, inmigración sin control, y al final … una sociedad no sustentable, que devino en autoritarismo, luego del fracaso del intento de modernización de CAP.

Son innegables los logros en calidad de vida buena parte del siglo XX. Venezuela se redimensionó. Los mejores años de nuestra historia. Lo malo fue que no supimos cambiar el modelo que ya no era sustentable. Y Venezuela escogió el fácil camino del mesianismo.

Hoy asistimos a una Venezuela desbaratada. A una moderna versión de “Casas Muertas”, con gigantesca emigración y con el riesgo de convertirnos en un país fantasma.

Para remate, la industria petrolera, que dio pie a la novela “Oficina Nro. 1” se ha “autosuicidado” (CAP dixit). Pdvsa, a pesar de los limitados esfuerzos actuales, no es ni la sombra de aquella petrolera considerada “la segunda del mundo”.

Sin embargo, la buena noticia es que los venezolanos estamos en condiciones de resucitar a la industria petrolera y escribir en colectivo una novela que podría llamarse “Oficina Número Dos”. Las reservas de petróleo y gas existen, la expectativa de mercado es de décadas, los técnicos petroleros venezolanos son cuantiosos y de calidad.

¿Entonces? ,¿qué esperamos?

SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA EL PETRÓLEO… Y PARA EL PAÍS

“… porque los pueblos condenados a cien años de soledad no tendrán una segunda oportunidad sobre la tierra”, finalizó el Gabo su incomparable “Cien años de Soledad”. Pero, albricias, contrariamente a Macondo, el petróleo venezolano sí tiene una segunda oportunidad sobre nuestra tierra.

Pero hay que ganársela. ¿Y cómo se gana?

En primer lugar … cambiando el modelo político por uno que genere confianza: separación de poderes, libertad económica, de prensa, de pensamiento, elecciones vinculantes, respeto al ciudadano, respeto a los inversionistas… democracia.

En segundo término… estimulando la atracción de inversiones petroleras con una Ley Orgánica de Hidrocarburos competitiva, que incluya Agencia de Energía que dirija Rondas de Licitación de paquetes energéticos que devenguen en una industria petrolera con empresas privadas, una Pdvsa pequeña compitiendo en igualdad de condiciones, y un estado que controle el negocio ( distinto a operar el negocio).

Con planes similares para la industria eléctrica, no hay que olvidar que hay una perfecta simbiosis hidrocarburos – electricidad. Cada una depende de la otra.

Y finalmente, hay que utilizar los beneficios de la industria de hidrocarburos de manera estratégica…. para que sirvan de pivote para la construcción de un país sustentable: No utilizar los impuestos y la regalía en gasto sino en inversión, descentralizar los beneficios, aplicar responsabilidad social empresarial en las nuevas empresas. Es decir vincular los beneficios petroleros con el desarrollo nacional.

Una trilogía:: Cambio de modelo político. Empresas de energía competitivas, no hay países prósperos sin empresas prósperas. Y utilización de los beneficios empresariales con una visión de desarrollo del país.

AL RESCATE DE LOS PANCHITO MANDEFUA

Cerramos con una referencia al bellísimo cuento Panchito Mandefua, de otro gigante semiolvidado: José Rafael Pocaterra.

No queremos que la pobreza , el abandono y el fracaso de país, hagan que – como en el cuento- el Niño Jesús, se conmueva en las navidades y se lleve a nuestros niños marginales a cenar con Él. Tenemos que crear un país próspero donde todos nuestros niños puedan cenar con sus padres en Navidad, en Año Nuevo y… todos los días. Niños felices, país con futuro.

¿Difícil?, sí; pero necesario. La nueva Venezuela comienza por la infancia. Hay que revertir esta realidad plagada de niños desnutridos. ¡Hasta cuándo!

PD: La primera meta de esta “Oficina Número Dos”, es salir a votar todos – todos- en 28 de Julio. Sin excusas y sin depresiones. Somos más, muchos más y tenemos razón. ¿Entonces?

Rafael Gallegos

Ingeniero Petrolero. Ex-gerente en PDVSA. Profesor del IESA. Miembro de Gente del Petróleo. Coordinador Académico del Diplomado de “Diplomacia Petrolera y otras Energías” del CODEI

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