Por Juan Francisco Contreras Arrieche
La llamada “Operación Especial Militar” de Rusia, no es más que la invasión a un país soberano, que pertenece a Organización de Naciones Unidas. En otras palabras, es una acción militar unilateral contra un país al cual pretenden dividir y colocar un gobierno títere. En este acto de guerra, se están violando principios aceptados universalmente como la integridad territorial, la autodeterminación de los pueblos y el respeto a la soberanía. Estas acciones bélicas, no solo dinamitan el derecho Internacional, sino también a las actuales instituciones que conforman el sistema internacional, específicamente las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad. Esa situación puede generar una mayor anarquía en el planeta.
Lo grave de este asunto es que no es la primera vez que Rusia, realiza este tipo de acciones, vale la pena recordar que, en el año 2008, la Rusia de Putin, utilizo el mismo argumento con el que Hitler justifico la invasión de Checoeslovaquia, en el cual señalaba que las tropas alemanas irían a defender a la población de origen alemán de ese país. En el caso de la Rusia de Putin, protegería a la población rusa, con esta excusa invadió militarmente a Georgia, logrando dividir a ese país, así que “la operación militar especial” en Georgia culmino con la creación de dos “países satélites” de Rusia, como son Osetia del Sur y Abjasia. Los cuales son reconocidos en el planeta, por solo cinco países. Por supuesto Rusia, además de Siria, Nicaragua, Venezuela y Nauru (¿?). Logrando también imponer un gobierno en Georgia, que se mantenga cercano del Kremlin.
La actitud indiferente de la comunidad internacional, ante la invasión a Georgia, envalentono a Putin y sus militares para ir por Ucrania. en el caso de Ucrania, la crisis toma una dimensión distinta, luego de las manifestaciones populares, denominadas el “Maydan”, que culminan con la caída del gobierno prorruso de Yanukovich y su posterior huida a Rusia, en el año 2014. Las protestas en la “plaza de la Libertad” comenzaron por el descontento producido por el intento volver a la órbita rusa y alejarse de Europa, como era la voluntad de la mayoría. Ante esta situación, Putin decide intervenir y tomar militarmente la península de Crimea, utilizando nuevamente el argumento de proteger la población y los intereses rusos en la península, posteriormente activar las milicias prorrusas en la región del Dombas.
Esta claro que Rusia pretendía en Ucrania, emular lo ocurrido en Georgia, sin embargo, transcurridos casi 15 meses, la invasión no ha logrado sus objetivos, a pesar de que se trata de un enfrentamiento militar muy desigual, que podría asemejarse al enfrentamiento de David contra Goliath. Sin embargo, los ucranianos continúan defendiéndose de forma heroica. Esta resistencia y la cantidad de bajas sufridas provoco que los rusos, desistieran de tomar la capital Kiev y colocar allí un gobierno títere, por lo que decidieron cambiar de estrategia y concentrarse en el este.
Los rusos, teniendo cercano en el tiempo, lo ocurrido en Afganistán, donde el gobierno afgano huyo antes de que los talibanes lograran entrar en Kabul, posiblemente, consideraron que el gobierno del presidente ucraniano Zelenski, tomaría la decisión de salir de Ucrania, situación en la cual, Rusia podría restituir en el poder a Yanukovich o algún otro político ucraniano prorruso y de esa forma reestablecer un gobierno títere en Kiev. Esta situación no ocurrió.
Llama la atención, la saña con que Rusia ha actuado en territorio ucraniano, tratándose de paises con raíces, historia y religión común. No se entiende, porque han sido bombardeadas constantemente, y arrasadas ciudades ucranianas, asesinando civiles, destruyendo indiscriminadamente, servicios de agua y energía eléctrica, así como instalaciones no militares, como escuelas y hospitales. Estos actos han sido condenados por personalidades, instituciones y organismos internacionales. Las investigaciones que se han realizado hasta ahora, señalan la existencia de posibles crímenes de guerra, debido a lo cual la Corte Penal internacional ya ha solicitado orden de detención para Putin y algunos de sus colaboradores.
Por otra parte, no solo existe el riesgo de la actuación rusa en Georgia y Ucrania, sino también en Moldavia, en la frontera norte, limitando con Ucrania se encuentra un territorio llamado Transnitria, el cual es un territorio donde Rusia también tiene intereses, debido a que existe armamento militar desde la era soviética, que es custodiado por un contingente de militares rusos. Este territorio es considerado por Rusia, como independiente y es solo reconocido por otros territorios que formaron parte de la antigua Unión Soviética, como son Abjasia, Osetia del Sur y Artsaj (antigua Republica del Alto Karabaj).
A pesar de la propaganda de guerra, es necesario recordar que el territorio invadido no pertenece a Rusia. Es Rusia la que esta invadiendo a Ucrania. Si bien es cierto que la OTAN, esta activada, no ha invadido ningún territorio, solo se ha limitado a apoyar a la defensa de Ucrania y servir de muro de contención, contra posibles acciones militares rusas, en otros países también amenazados como serían los Países Bálticos, Lituania, Letonia y Estonia, que limitan con Kaliningrado, que es un enclave ruso en el Mar Báltico, que también tiene fronteras con Polonia.
Como vemos esto no se trata de un conflicto militar distante, sino de un conflicto que traerá consecuencias en el Derecho internacional y en las relaciones internacionales. Por esta razón llama la atención discurso de algunos gobiernos de América Latina, como Cuba, Nicaragua y Venezuela que han manifestado que apoyan los planes expansionistas de Rusia. Estos países muestran una doble moral, ya que hablan de ser antimperialistas, sin embargo, parece que este termino lo usan para referirse a su antinorteamericanismo. Incluso en esa manipulación de terminologías, asoman argumentos contrarios a los valores y principios del mundo occidental, como el respeto a la vida y a los derechos humanos.
Internacionalista UCV / Magister en Seguridad y Defensa (IAEDEN- Caracas, Venezuela) / Magister en Acción Política y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho (Universidad Rey Juan Carlos – Universidad Francisco de Vittoria – Madrid, España) / Presidente del CODEIV
@jfca