Los recientes acontecimientos de violencia callejera en Francia, han reabierto el debate sobre las consecuencias de la migración islámica a Europa, en muchos analistas y la población en general vuelve la preocupación que se recoge en el libro del profesor de la Universidad de Harvard, Samuel Huntington sobre el ‘Choque de Civilizaciones’ a través del cual plantea esta tesis, después de estudiar el desarrollo de “ … la larga historia de la yihad, la cruzada y contracruzada y así sucesivamente a lo largo de los siglos. Cristianos y musulmanes creen que ellos son los destinatarios de la última palabra de Dios, que están obligados a compartir con el resto de la humanidad, un mensaje que es universal y exclusivo. Esto conduciría inevitablemente a conflictos, el verdadero choque de civilizaciones rivales que aspiran a la misma función, lo que lleva a la misma hegemonía”.
La situación de la migración musulmana a Europa no es igual en todos los países ya que depende de las políticas que cada uno de los gobiernos de la Unión Europea han implementado, así que existen algunas variantes. Por ejemplo, no es igual el caso de Hungría y Polonia, los cuales no están de acuerdo con la política de inmigración de la Unión Europea, que el caso de Suecia, donde la población musulmana pasaría de un 8% en 2.016 a un 30 % en 2.050 o el de Alemania que del 6% en el año 2016, podría alcanzar el 20% de su población en el 2.050.
En la formación de la cultura occidental intervienen tres elementos fundamentales como son los valores del judeo-cristianismo, cultura grecorromana y la germánica. Lamentablemente una parte de la inmigración musulmana no se ha integrado a la cultura occidental y siguen considerando a los “infieles cristianos” como enemigos.
En el caso de Francia es un problema, ya que una buena parte de los musulmanes, no se sienten parte de la cultura occidental, por eso existen especies de guetos, donde solo habitan musulmanes, los cuales viven bajo las normas del Corán, se comunican en árabe y asisten a escuelas musulmanas, además tienen su imán y sus mezquitas.
Esta permisividad bajo el manto de la libertad religiosa y la diversidad cultural, provoca que existan ya varias generaciones de musulmanes franceses, que aborrecen a ese pais y que están dispuestos a atentar contra él. Esta situación se ha hecho evidente en varios de los atentados perpetrados en ciudades de Francia, además del episodio cuando cientos de franceses, acudieron al llamado del “Estado Islámico”, para participar en la yihad.
Hasta ahora la respuesta de la población ha sido incrementar el apoyo a los partidos políticos que defiende la política anti inmigrantes. Sin embargo, si el Estado francés no toma cartas en el asunto, la situación se puede salir de control y quizás sea demasiado tarde, con consecuencias lamentables como el fraccionamiento del pais o una guerra civil.
En este escenario la libertad, la igualdad y la fraternidad solo serán parte de un capítulo de la historia de Francia.