Dos caballos de Troya: británico y guyanés respectivamente, muy efectivos, en la posible pérdida definitiva del territorio esequibo venezolano.
Venezuela no pudo tener un árbitro peor que Federico de Martens e Inglaterra uno mejor para sus apetitos expansionistas, pero más allá de todo esto, en nuestros días, Guyana jamás contó con la colaboración de un “tonto útil” y un mentecato como Roy Chaderton Matos, para agenciarse con el territorio arrebatado a Venezuela. A continuación, explico con claridad lo que he dicho.
Primera parte
1.- Negativa de Gran Bretaña a tratar directamente con Venezuela
Inglaterra nunca aceptó dirimir con Venezuela la controversia sobre el territorio esequibo, en razón de que consideraba a nuestra nación como un conglomerado de semisalvajes, los cuales no merecían ser tratados en relaciones de igualdad política, jurídica y menos aún sociales, con Gran Bretaña. Por el contrario, en ejercicio de su autoridad como imperio conquistador de otras naciones, pretendía fijar una línea de límites a su entera conveniencia e imponerla con el poder de su fuerza como potencia colonizadora.
Por lo demás, se trataba del siglo XIX, un mundo regido por la actitud dominante de los grandes imperios colonizadores: Gran Bretaña, a la cabeza, el más infame de todos: fue llamada con oportuno cinismo “la pérfida Albión”; Bélgica, el más cruel, cometió atrocidades increíbles en el Congo belga y lo exprimió hasta la agonía, de allí extrajo su prosperidad y su riqueza; Holanda, de un voraz apetito devorador de los recursos de sus colonias: Indonesia, Surinam, Curazao, Aruba, Bonaire, San Eustació, San Martens y Saba; Alemania, de infausta recordación en sus colonias en África y Asia, todas perdidas y disfrutadas por otras potencias colonizadoras; y la Rusia zarista, la peor de todas, con una explotación inhumana en todos sus territorios. Este grupo de potencias poseían un común denominador: la fuerte marca candente, al rojo vivo, de un despiadado racismo contra África, Asia y América latina. Venezuela, como todos los otros mencionados, tuvo que sufrir esa humillación.
2.- Interviene un país democrático: Estados Unidos de América.
Entonces, hace acto de presencia la figura de Grover Cleveland, Presidente de los Estados Unidos de América (1885-1889 y 1893-1897) quien en aplicación de la doctrina Monroe, en su forma más simple: América para los americanos, manifestó a los ingleses que su gobierno no aceptaba en territorio americano ese tipo de imposiciones coloniales, en consecuencia –de igual a igual- si ellos se negaban a aceptar a Venezuela como contraparte, los Estados Unidos de América representarían en esta disputa territorial a Venezuela.
3.- Un problema histórico planteado por la izquierda tradicional
Ahora bien, a este punto surge un problema histórico un tanto delicado, algunos historiadores de la izquierda tradicional han señalado que los estadounidenses ejercieron presión indebida para que Venezuela aceptara que ellos la representaran en este litigio territorial. Esto no es cierto, la verdad sea dicha: la intervención de Cleveland paró las apetencias territoriales de Inglaterra que quería llegar hasta la desembocadura del río Orinoco, como límite de la Guayana británica. Lamentablemente se cometieron, como veremos a continuación, varios errores, en especial la designación del presidente del tribunal arbitral: Federico de Martens, un probritánico y convencido racista –un colosal Caballo de Troya- que favoreció un laudo que otorgó a Inglaterra un 90 por ciento del territorio venezolano en disputa.
4.- Constitución del Tribunal Arbitral.
Sigamos adelante, Inglaterra y los Estados Unidos de América –como representantes de Venezuela- acordaron que el tribunal se compondría de dos juristas británicos, de dos estadounidenses y un quinto “arbitro neutral”. Este último fue el Profesor Federico de Martens, funcionario de la Cancillería de San Petersburgo de la Rusia zarista. Como puede observarse, el tribunal se constituyó sin jueces venezolanos –nunca aceptados por Gran Bretaña- para dirimir una controversia territorial que afectaba la integridad territorial de Venezuela. La constitución de este tribunal fue establecida así en el Convenio de Washington del 2 de febrero de 1897.
5.- La irrespirable atmosfera política del Siglo XIX
Se trataba del siglo diecinueve, un mundo configurado internacionalmente con arreglo a la lógica del imperialismo imperante, en que se imponían las decisiones de las grandes potencias, a daño de las pequeñas naciones. A nuestro país se le reconocía una soberanía de tipo colonial o en el mejor de los casos de protectorado. Inglaterra siempre se mantuvo firme en negar a Venezuela la escogencia de un juez venezolano e impuso que solo aceptaría examinar los alegatos de Venezuela si estos eran presentados por abogados estadounidenses, a quienes correspondió asumir la defensa de la posición de Venezuela. Lamentablemente –otro error, se escogió un bufete privado de abogados, nunca funcionarios del Departamento de Estado, con experiencia diplomática- así nuestro país fue discriminado y con la única opción de participar en un proceso, sin precedentes en el mundo, que culminó en el conocido y nefando Laudo Arbitral de 1899. Hoy en día se diría: se violó el derecho que tiene todo estado a defender, con sus propios representantes plenipotenciarios, sus legítimos derechos.
6.- Qué sabemos de trucos y artimañas de Gran Bretaña.
Actualmente, se sabe que el ruso De Martens era un pro-británico por intereses creados: partidario del entendimiento entre Rusia e Inglaterra. Desde un punto de vista académico, estaba convencido que el Derecho Internacional Público era asunto de naciones civilizadas, mientras que el Derecho Natural era el trato reservado a las naciones primitivas o en proceso de ser civilizadas, como él consideraba a Venezuela. Dentro de este orden de ideas, de Martens entró en una vil e infame componenda con los jueces británicos que condujo a despojar a Venezuela de 160.000 kms. de su territorio.
Gran Bretaña, por su parte, con la astucia de una zorra en un corral de gallinas, antes de la firma del convenio de 1897, comenzó a diseñar la constitución de un jurado, que hiciera posible la dirección de un falso brazo de la justicia hacia el lado de los intereses británicos: dos jueces ingleses (por supuesto a favor de Inglaterra) dos jueces estadounidenses (en defensa de los intereses venezolanos y así lo hicieron) y el voto decisivo en manos de un “juez neutral”. Para los ingleses era absolutamente necesario que este “juez imparcial” no tuviera sentimientos anti británicos, por lo tanto, se trataba en cierto modo de una escogencia de nacionalidad del juez neutral y por esta razón quedaban excluidos jueces de posibles sentimientos pro venezolanos, como serían, por ejemplo: españoles, portugueses, franceses y daneses, potencias con colonias o excolonias en América. Para los ingleses el problema a resolver era la nacionalidad de quien iba a ser el Presidente del Tribunal. Los cuatro miembros con el procedimiento establecido en el Artículo II del mencionado convenio, designaron a un diplomático de nacionalidad rusa (aparentemente imparcial en el asunto): Federico de Martens, quien era miembro permanente del Consejo Imperial de Relaciones Exteriores, Consejero Privado y Delegado Plenipotenciario de Rusia en la Conferencia Internacional de la Haya. Un verdadero caballo de Troya que engañó –como el caballo griego a los troyanos- a los estadounidenses y venezolanos.
7.- ¿Cuáles eran las ideas políticas de Federico de Martens?
Los ingleses conocían muy bien las ideas de F. de Martens, desarrolladas en su libro “Rusia e Inglaterra en Asia central”, publicado en Londres en 1897 –publicado originalmente en francés- con traducciones al inglés y ampliamente difundido en Inglaterra. En este libro De Martens proponía una política de pactos y cooperación anglo-rusa en el Asia central. Así mismo, manifiesta que a través de su actuación Rusia puede obtener territorios en el Asia Central –Afganistán y Persia- a cambio de hacer efectivas las pretensiones de Inglaterra en un país del Mar Caribe, confinando el Atlántico, llamado Venezuela. Nuestro país jamás tuvo un enemigo peor que de Martens- larvado y decisivo- para que se reconocieran sus derechos, e Inglaterra un mejor y fiel amigo.
8.- El libro de F. de Martens como argumento de derecho probatorio
El libro de Federico de Martens fue localizado y traducido al español por el jurista uruguayo Héctor Gros Espiell, y aquí en Venezuela cuenta con dos publicaciones, una hecha por la Academia Nacional de la Historia y la otra por la Presidencia de la República.
Este libro a manera de cínica confesión, en la comprensión del proceso histórico de las relaciones anglo–rusas, juega un papel probatorio para demostrar la componenda de este árbitro ruso a favor de Inglaterra.
9.- El laudo arbitral
El día 3 de octubre de 1899, después de varias sesiones, el Tribunal dictó un fallo, que aseguró a la Gran Bretaña el 90% del territorio en disputa. Por ahora, terminemos diciendo que Venezuela nunca aceptó este fallo e inició un proceso de reclamación, que a través de más de cien años se prolonga todavía en nuestros días.
Segunda Parte
1.- El Presidente Rómulo Betancourt, en el siglo XX, plantea ante la comunidad internacional la reclamación del territorio esequibo
En el período contemporáneo de la política internacional de Venezuela juegan un papel fundamental, como brillante estadista y posteriormente como Presidente de Venezuela, las actuaciones de Rómulo Betancourt: primero, ante la IX Conferencia Interamericana de Bogotá (1948) en la cual se suscribió la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el tema que nos interesa, en primer lugar condeno con energía el colonialismo, para esa época, todavía imperante en todo el mundo, después hizo conocer en este continente un planteamiento que había sido olvidado: la reivindicación de los derechos territoriales venezolanos afectados por el colonialismo.
Más adelante como Presidente de Venezuela (1959-1964) en relación con el reclamo del Esequibo, se hizo sentir en diversos escenarios nacionales e internacionales y en especial en estos últimos, por la actividad diplomática emprendida por el Embajador de Venezuela en la ONU, Carlos Sosa Rodríguez, quien en la 130 reunión de la Cuarta Comisión de las Naciones Unidas el 22-02-1962; y la importante declaración del Canciller Marcos Falcón Briceño ante la 348 Sesión de la Comisión de Política Especial de la ONU el 12-11-1962, con lo cual se impulsó, con sentido nacionalista y vocación democrática, la formal reclamación de la Guayana esequiba.
2.- El legado del Presidente Raúl Leoni y su Canciller Ignacio Iribarren Borges
Ignacio Iribarren Borges fue el Canciller a quien correspondió la responsabilidad de actuar como parte activa y deliberante, en todos los actos de la gestión diplomática sobre la reclamación de la Guayana esequiba, llevados a cabo por el gobierno nacional en un tiempo histórico de siete años (1962-1969), los más activos y prolíficos en la historia diplomática de Venezuela, en la búsqueda de justicia sobre el despojo territorial que sufrió nuestro país a manos del Reino Unido de Gran Bretaña. Dos órdenes de razones nos llevan a hacer esta afirmación, una razón circunstancial y otra, una verdadera vocación de servicio: Iribarren se encontraba como Embajador en Londres desde 1959 y cuando la cuestión de límites pasó a la capital británica, en la forma de Primera (1963) y Segunda (1ª parte1964-2ªparte 1965) Conferencias de Londres, él tuvo que atenderlas.
2, a.- El Acuerdo de Ginebra de 1966
Más tarde, en 1964 el Presidente Raúl Leoni nombra a Ignacio Iribarren Borges, Ministro de Relaciones Exteriores hasta el final de su mandato (1969) y desde este cargo llevó a cabo la representación de Venezuela y la más dinámica defensa de sus legítimos derechos, en este delicado asunto. En especial, se ocupó de la Conferencia de Ginebra y en la misma fue el artífice del Acuerdo de Ginebra.
Las sesiones de la Conferencia de Ginebra tuvieron lugar en el Palacio de Naciones, los días 16 y 17 de febrero de 1966, fruto de ellas es el Acuerdo de Ginebra, suscrito en Ginebra el 17 de febrero de 1966, por los Ministros de Relaciones Exteriores de Venezuela y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, en consulta con el Gobierno de la Guayana Británica. Mucho se ha escrito en nuestro país sobre este acuerdo y no viene al caso rememorar esas discusiones en esta sede, pero si es oportuno decir, que antes de este acuerdo Gran Bretaña manifestaba en todas las instancias que el asunto de límites entre Venezuela y la Guayana Británica era cosa juzgada y sobre eso no había nada que discutir, después del Acuerdo de Ginebra el Reino Unido reconoce que sí existe un diferendo y que ambas partes deben buscar una solución satisfactoria. Esto fue sin lugar a dudas un triunfo de la diplomacia venezolana y a partir de ese momento comienzan las negociaciones para lograr ese objetivo.
2, b.- La independencia de Guyana
En ocasión de la independencia de Guyana, el 26 de mayo de 1966, el gobierno venezolano, a través de su Canciller, advirtió al Reino Unido, mediante notas diplomáticas, alocuciones en cadena nacional y declaraciones de prensa –todas hechas por Iribarren Borges- que el cambio de status que experimentara la Guayana Británica, por una declaración de independencia, no afectaba los legítimos derechos de Venezuela. En particular, es muy aclaratoria una nota que Iribarren entregó personalmente al embajador británico, del siguiente tenor: “Mi gobierno desea dejar constancia de que consideraría un acto inamistoso de parte del gobierno de Su Majestad, si se acordara sin reservas un traspaso de soberanía del territorio reclamado por Venezuela, traspaso que no podría generar más derechos que los que posee el gobierno que legítimamente los cede” Venezuela salvaguardaba de este modo sus legítimos derechos.
2, c.- Creación de una oficina especial para los asuntos con Guyana
Durante su gestión se creó en el Ministerio de Relaciones Exteriores la “Oficina Especial para la cuestión de Límites con Guyana”, la cual estuvo a cargo del Dr. Blas Pérez Ferraz, un culto abogado de Curiepe, estado Miranda, dinámico y tenaz, dotado de un inmejorable estilo para redactar notas diplomáticas -casi toda la correspondencia sobre esta materia fue escrita por él,- condiscípulo de Iribarren en la Universidad Central de Venezuela, en la que tal vez fue, la más brillante promoción de abogados jamás vista en esa casa de estudios o si no, permítaseme mencionar algunos: Edgar Sanabria, Eloy Lares Martínez, Ignacio Iribarren Borges, Rafael Moreno, Víctor Manuel Álvarez, Manuel Álvarez Amengual, Ovidio Quiroz, Blas Pérez Ferraz, Francisco Manuel Mármol y algunos otros que escapan al recato infiel de la memoria. Todos ellos le dieron siempre un respaldo profesional y las seguridades distinguidas de una afectuosa y fraterna consideración. En labor como asesores se encontraban tres sacerdotes jesuitas: Germán Oropeza S. J. Daniel Bandarandian S. J. y Pablo Ojer Celigueta, quien al poco rato ahorcó sus hábitos y se dedicó a su actividad de historiador y docente. A manera de un tintero seco, al que por muchos años se le negó una gota de agua, cuando recibió el preciado líquido, produjo una densa tinta de intenso color: en cinco años de matrimonio, procreó cinco hijos y solía frecuentar refinados restaurantes de comida española en La Candelaria. Nunca rechazó en su dieta diaria una langosta al termidor, unas angulas de Aguinaga, las cocochas de mero, un bacalao a la vizcaína, un congrio en salsa verde con mejillones a la Benidorm, unos langostinos a la Bilvaina y pare de contar, porque siempre se le vio frente a una suculenta paella a la valenciana, con fragancia de azafrán y el aroma de un jerez de la frontera. A todo esto, añadía un buen vino generoso de su país vasco natal: Chacolí de Vizcaya, Hondarribi Zuri, Gross Mansean y un Cariñena de Navarra, al que llaman en Venezuela “un cara de ñema” Al parecer, el buen exsacerdote jesuita en sus estudios teológicos aprendió muy poco sobre el pecado de la gula, los excesos de la lujuria y un comportamiento muy cercano a la soberbia.
2, d.- El incidente de la isla de Anacoco
Con esta estructura de apoyo en su Despacho atendió dos delicados asuntos atinentes al Esequibo: El primero, el “Incidente de la isla de Anacoco”, una isla fluvial situada en la confluencia de los ríos Cuyuní y Venamo, en la frontera entre nuestro país y el territorio en reclamación. El 14 de octubre de 1966, el primer ministro de Guyana, Forbes Burham, dirigió una nota de protesta por la presencia de personal venezolano en dicha isla y solicitó el retiro inmediato de los mismos. A través del Canciller Iribarren, el Presidente Leoni dio una respuesta tan bien documentada, que a partir de esa fecha permanece izada nuestra bandera y jamás se ha movido un solo venezolano de la Isla de Anacoco.
2, e.- La rebelión de Rupununi
El otro fue la “Rebelión de Rupununi”, un movimiento separatista llevado a cabo el 2 de enero de 1969, por ganaderos, granjeros y pequeños agricultores amerindios en el sur del Esequibo. Tres días tardó el gobierno de Burham en sofocar a sangre y fuego la rebelión. Los protagonistas de la revuelta invocaron, como nativos del territorio en reclamación, su condición de ciudadanos venezolanos y el gobierno nacional les ofreció, inicialmente asilo y después les concedió la nacionalidad. El 5 de enero de 1969, el Canciller Iribarren Borges en una declaración de extrema prudencia rechazó la petición de la líder del movimiento Valerie Hart de armas, municiones y asistencia táctica para los separatistas y de anexar el Rupununi a Venezuela. En ese momento nuestro país se encontraba dentro de las vías legales trazadas en el acuerdo de Ginebra.
2, e.- Otras valiosas gestiones en este asunto
Otras realizaciones importantes de la gestión de Iribarren Borges: la Cancillería venezolana hizo publicar, a través de Cartografía Nacional, el mapa de Venezuela con la indicación expresa de la “zona en reclamación” señalada mediante un rallado y se realizaron emisiones de estampillas postales alusivas a la reclamación. Este hecho fue protestado enérgicamente por el gobierno de Gran Bretaña. Quien publicó por primera vez el mapa de Venezuela con las rayas verticales de territorio en reclamación fue Reinaldo Leandro Mora, Ministro de Relaciones Interiores. Volviendo de nuevo al Canciller Iribarren Borges, tuvo así mismo, importantes intervenciones en las Naciones Unidas, el Congreso Nacional, en las academias venezolanas y realizó varias publicaciones alusivas al tema del Esequibo.
2, f.- Mensaje del Canciller Iribarren Borges a las nuevas generaciones
En una ocasión le pidieron su parecer sobre lo que el porvenir deparaba a Venezuela en torno a esta reclamación -una pregunta que hemos tenido que enfrentar a menudo los diplomáticos venezolanos- entonces respondió con estas hermosas palabras, dirigidas en especial a las nuevas generaciones: “En muchas oportunidades me han preguntado lo que pienso sobre el futuro de nuestra reclamación de tierras en la Guayana esequiba. Invariablemente he respondido que creo con firmeza en la posibilidad de un arreglo que satisfaga el interés nacional. No perdamos tiempo, sigamos con firmeza un plan de acción bien concebido y mejor ejecutado, sin olvidar ni por un momento, que el despojo guyanés debe ser reparado. Procuremos sembrar en el corazón y la mente de las generaciones venideras el fervor de la patria que espera, confiada y paciente, de ellos y de nosotros, por encima de circunstanciales actitudes políticas, una cuota de dedicación y sacrificio en una hermosa tarea en el restaurar su sagrado suelo”
3.- El legado del Presidente Jaime Lusinchi y su Canciller Simón Alberto Consalvi
Al Presidente Jaime Lusinchi correspondió dar un cambio de 360 grados –como se suele decir- a una política de estado en las relaciones entre Venezuela y Guyana, antes hubo una política de confrontación, ahora se realizaría una política de cooperación y buena vecindad con Guyana: una invitación a conversar como amigos. Dos órdenes de factores contribuyeron a llevar a cabo este novedoso cambio en la política internacional de Venezuela, a saber:
3, a.- Posición de Venezuela ante la comunidad internacional
Es el momento en que Venezuela ante la comunidad internacional asoma su perfil como un importante líder democrático del Tercer Mundo y lo hace a través de su participación en procesos de gran resonancia política, como son la devolución del Canal de Panamá por parte de los Estados Unidos de América; el desarrollo de la Revolución Sandinista, para dejar atrás la negra noche de la dictadura de los Somoza e infortunadamente –como sucedió después- sumergirse más hondo aún en la pesadilla cruel del gobierno de la familia Ortega; la concertación de un Pacto Amazónico, entre los países de la región, para hacer frente a la amenaza de declarar a esa cuenca hidrográfica “ un gran protectorado internacional en beneficio de la humanidad” El ingreso de Venezuela a los Países No Alineados; la delimitación de arias marinas y submarinas con Colombia en el Golfo de Venezuela; el incidente internacional conocido con el nombre de Crisis de la corbeta Caldas y la reclamación histórica de la Guayana esequiba, tema que ahora nos ocupa.
3, b.- El otro asunto, la muerte de Forbes Burham
Forbes Burham fue el líder político que gobernó Guyana desde 1964 hasta su muerte ocurrida en 1985, tenía como consigna “ni una brizna de paja a Venezuela en nuestra Guyana esequiba” así lo publicó en afiches que se veían en las oficinas públicas e instituciones culturales. No aceptaba dialogo alguno sobre la reclamación venezolana del territorio esequibo. Burham era casi totalmente sordo, de manera que para escuchar usaba una prótesis auditiva, se cuenta que cuando alguien quería hablar con él sobre el diferendo territorial con Venezuela, se quitaba la prótesis y la ponía frente a su interlocutor mientras se quedaba mirándolo fijamente a los ojos. Eran sus seguidores en este planteamiento radical Ranji Chandisingh, Vice-Presidente de Guyana (1984-1988) y Sinclair Lewis, un político carroñero y diplomático minusválido, de un odio feroz contra Venezuela, que trató siempre de evitar un dialogo constructivo y pacifico entre las dos naciones. Por el otro lado, se encontraban políticos inclinados a dialogar con Venezuela en la búsqueda de una solución al diferendo: Hugh Desmond Hoyte, Presidente de la República Cooperativa de Guyana (1985-1992); Mohamed Shahabuddeen, Vice-Presidente de Guyana (1983-1988) y Juez de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (1988-1997); Hamilton Green, Primer Ministro de Guyana (1985-1992); Rashleigh E. Jackson, Ministro de Relaciones Exteriores (1978-1990); Rudolph Collins, Vice-Ministro de Relaciones Exteriores y Embajador de Guyana en Caracas (alrededor en ambos cargos, 1984-1990) Del lado del estamento militar: Mayor General Norman Mc Lean, Comandante en Jefe de Guyana Defence Force (1979-1990); Mayor General Josep G. Sing, Chief of de defence staff of de Guyana Defence Forcé (1990-2000) y tal vez nunca se sabrá, el general de brigada David Granger, Consejero de Seguridad Nacional del Presidente de Guyana (1990- 1992), quien se mantuvo cerca de la Embajada de Venezuela en Georgetown. Por otro lado, aún más, existió una tendencia de mayor aproximación a Venezuela representada por Jai Narine Singh, político de importante trayectoria en la independencia de Guyana, autor de una significativa obra de contenido político que lo hace perfilarse como un destacado guyanés con dotes de estadista: Diplomacia o guerra, es un libro en el que se señala que para Guyana y Venezuela es necesario llegar a un acuerdo para lograr el desarrollo económico de ambos países en un marco de paz y cooperación mutua.
En este escenario propicio al dialogo actuaron el Presidente Jaime Lusinchi y su Canciller Simón Alberto Consalvi. El Presidente Desmond Hoyte realizó una visita oficial a Venezuela el 24 de marzo de 1987 y el Presidente Jaime Lusinchi correspondió con una exitosa visita a Guyana el 16 de noviembre de 1987, en ambas tuvieron lugar conversaciones sobre el tema del esequibo. El Canciller Consalvi visitó tres veces Guyana, en los años sucesivos y el Canciller Rashleigh E. Jackson estuvo un par de veces en Venezuela. Se realizaron dos conferencias entre ambos presidentes en Kavanayén, la Gran Sabana venezolana, en las cuales se plantearon soluciones prácticas, como eran intercambiar territorios por espacios marítimos, en modo de configurar una fachada atlántica y una zona económica exclusiva para Venezuela. Me tocó el privilegio de participar en todas estas actividades como Embajador de Venezuela en Guyana (1986-1990). Ahora a largos años de distancia de todos estos eventos me atrevería a decir, que Venezuela en toda la historia de esta reclamación jamás estuvo tan cerca de llegar a un entendimiento con Guyana, como en ese momento histórico.
Ahora bien, surge al improviso la llamada Revolución Bolivariana donde en 22 años de su desarrollo jamás se informó al público sobre las realizaciones de la cancillería venezolana acerca de la reclamación del territorio esequibo, lo cual hace presumir que no se hizo nada y al parecer, toda la labor de presidentes, cancilleres y diplomáticos competentes –del pasado y de la era democrática- fue echada al cesto de la basura. Entonces, es el momento de reflexionar y de plantear algunas consideraciones.
4.- La reclamación del territorio esequibo es fruto de un gran consenso nacional y de un proceso histórico de más de cien años.
El contencioso de Venezuela en reclamo de su territorio esequibo es el resultado de un gran consenso nacional –permítaseme repetirlo dos veces- no es la idea personal de un caudillo o de un político de turno, que une a todos los factores del país, incluyendo por supuesto a la Fuerza Armada, más allá de ideologías políticas, asuntos raciales y credos religiosos. Así mismo, es la continuación de grandes esfuerzos diplomáticos, jurídicos y políticos llevados a cabo por la República casi desde los inicios de su vida independiente, para defender su integridad territorial.
5.- Roy Chaderton Matos, canciller de la República Bolivariana de Venezuela, un formidable caballo de Troya guyanés, en contra de los intereses de Venezuela.
Si me es consentido, yo me atrevería a decir: si el más desacertado error de la diplomacia venezolana del siglo XX, fue aceptar Castilletes como el inicio de nuestra frontera con Colombia, mediante un tratado formal (1941), el más colosal error de la diplomacia de la era de la República Bolivariana de Venezuela (2011), fueron las declaraciones del embajador Roy Antonio María Chaderton Matos, canciller de la República Bolivariana de Venezuela, quien lucía para la ocasión, su enigmática y habitual cara de jugador de póker y una mirada triste, propia de los hombres que fueron marcados por Dios con el estigma de Caín: un apostador que en una sola partida, lo jugó todo: su fe religiosa, su ideología política, (no tiene hijos ni una familia constituida), el afecto de sus amigos y la confianza de sus seguidores. Y todo lo perdió, como un puñado de sal disuelto en el agua. Este diplomático, con pocas dotes de estadista y más bien como un simple ejecutor de instrucciones, un muchacho de mandados, como se suele decir, al referirse a la reiteración de los derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo, expresó que todo esto es simplemente, un pretexto “para buscar una guerrita con Guyana y provocar una invasión por parte del Imperio” Esto es servir en bandeja de plata los intereses de Guyana: un stoppel.
Amable lector, si le interesa saber qué es el Stoppel y cómo funciona en el derecho internacional público, lo invito a leer mi artículo publicado en la página del Colegio de internacionalistas de Venezuela: https://codeiv.org/el-stoppel/
6.- Cuál es el futuro de la reclamación del territorio esequibo
En lenguaje político-coloquial, da pena ver como se roe subrepticiamente la integridad territorial de un país, a veces por intereses personales de sobre vivencia, otras por falta de escrúpulos y hasta por maldad, porque no se quiere al propio país. No hay que olvidar y esto es necesario repetirlo, mil veces: la reclamación territorial del Esequibo es el fruto de un gran consenso nacional que une a todos los factores del país, incluyendo por supuesto a la Fuerza Armada, más allá de ideologías políticas, razas y credos religiosos. Así mismo, es el resultado de grandes esfuerzos diplomáticos, económicos, jurídicos y políticos, llevados a cabo por la República durante más de 100 años, con sus mejores hombres, para defender su integridad territorial. COMO HEMOS VISTO EN PRESEDENCIA, LA RECLAMACIÓN TERRITORIAL DEL ESEQUIBO NO ES EL PRETEXTO PARA UNA GUERRITA CON GUYANA, es algo que va más allá, se trata de restituir al suelo de la patria un pedazo, aunque sea tan solo un pedazo de lo que nos fue arrebatado.
- Por Hugo Álvarez Pifano
Diplomático con carrera de 36 años en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1964-2000). Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia, (1958-1963); Master en Derecho Internacional del Instituto de Formación Profesional e Investigaciones de las Naciones Unidas, Embajador de Venezuela en Guyana (1986-1990), Haití (1990-1992) y el Reino de Dinamarca (1995-1999); fue Director de Tratados;
Director de América; Jefe de Gabinete Es autor del libro “Manual de los Tratados Bilaterales de Venezuela” Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1972)
@hugoalvapi
Extraordinario el trabajo presentado por el colega embajador Hugo Alvarez Pifano. Un diligente y acucioso funcionario quie dedico, y aun lo hace, buen tiempo a la investigación y a la historia de nuestro pais. El esfuerzo q has hecho para presentarnos el resultado de tu trabajo merece el mayor teconocimiento y difusión, razones suficientes para reenviarlo. Felicitaciones y un fuerte abrazo. Freddy Alvarez Yanes
Es un excelente artículo. Pero creo que faltan los aportes de Caldera, Calvani y Luis Herrera. Pero es un gran análisis.
Buenos dias, en esa titánica tarea pendiente de reconstruir NUESTRO PAIS necesario y obligatorio será incorporar documentos como el anterior a los fines de que todos los Ciudadanos reciban la información y formación necesaria para defender, preservar y conservar todo lo que la Providencia Divina nos legó sin obviar por supuesto la conducta equivocada de los mayores deudores de nuestro patrimonio erradamente administrado durante 22 años. Tiempo para SUMAR VOLUNTADES en torno a CIUDADANOS de la talla del Dr. Hugo Alvarez Pifano.
Apreciado amigo y colega, embajador Gerardo Wills Senior, me complace saludarte con afecto. Como recordarás el Presidente Rafael Caldera Rodríguez y su Canciller Arístides Calvani fueron los artífices del Protocolo de Puerto España, de fecha 18 de junio de 1970, que congelo la reclamación del territorio esequibo. Las razones que motivaron esta conducta del primer gobierno demócrata cristiano fueron: la fuerte presión de Colombia por ocupar espacios marítimos en el Golfo de Venezuela y de otro lado, por impedir que los islotes de Los Monjes generaran mar territorial, plataforma continental y zona económica exclusiva en defensa de nuestra soberanía. Para tomar esta decisión, el Presidente Caldera consultó a los expertos más prominentes del país en el tema que nos ocupa, en resumida síntesis ellos le dijeron: quien pone en la parrilla dos conejos al mismo tiempo, corre el riesgo de que uno de ellos se le queme, en consecuencia el gobierno escogió atender prioritariamente el problema con Colombia, un oponente mucho más agresivo y peligroso que Guyana. En mi modesta opinión, la Cancillería venezolana no estaba en capacidad de atender estos dos conflictos territoriales a la vez, el Presidente Caldera actuó con prudencia y buen juicio. Curiosamente, el más fuerte opositor al Protocolo de Puerto España fue Carlos Andrés Pérez, pero en forma incongruente: cuando llegó a la presidencia, en lugar de denunciar el Protocolo de Puerto España lo prorrogó por toda la duración de su mandato. Luis Herrera Campins no supo qué hacer con la actitud radical de Forbes Burham, presidente de Guyana.
Excelente el trabajo del Embajador Hugo Alvarez Pífano. Es un análisis histórico que nos pone al día en un asunto de la mayor importancia para los venezolanos.
Apreciado amigo, Freddy Alvarez Yanes, compañero de trabajo en la Cancillería de Venezuela durante más de 30 años y colega embajador, te agradezco tus afectuosas palabras de reconocimiento a mi modesta labor en la Casa Amarilla, que nos educó y nos formó para ser buenos diplomáticos venezolanos. De ti conservo un recuerdo invaluable: Tu y yo, fuimos los primeros diplomáticos venezolanos en ser expulsados de la Cancillería por el teniente coronel Hugo Chávez Frías, en razón de nuestros nombres: Alvarez Pifano y Alvarez Yanes, nosotros encabezamos la inmensa lista de destituidos que manejó el nefasto canciller José Vicente Rangel. ESTO SIGNIFICA QUE NUNCA FUIMOS COLABORACIONISTAS DEL GOBIERNO DE CHAVEZ. El gran drama que afecta la cancillería venezolana es que centenares de diplomáticos venezolanos se enriquecieron con Chávez, obtuvieron ascensos, posiciones privilegiadas, trabajaron con él durante diez, quince años y ahora, después del fracaso de la revolución bolivariana, se proyectan como radicales antichavista. Tú no eres un saltador de talanqueras, siempre te has mantenido fiel a tu vocación democrática, por esta razón te tengo en alta estima. Un afectuoso abrazo.
Apreciada señora Amalia Medina Giusti, muchas gracias por sus amables palabras. Comparto su opinión de que será para los diplomáticos venezolanos un imperioso deber -en lo tocante al futuro de nuestra Cancillería- rescatar los restos flotantes de ese inmenso naufragio en que se ha transformado la actividad diplomática de nuestra nación. Sin duda, una de las instituciones más calificadas para esta noble empresa es el Colegio de Internacionalistas de Venezuela, que después de 36 años de existencia, cuenta hoy en día, con una nueva generación llena de juventud y bien capacitada para estas tareas. En la actualidad el Colegio está en su mejor momento y dirige sus mayores esfuerzos a la formación y mejoramiento profesional de todos sus integrantes, a través de los Diplomados en “Relaciones Internacionales: Diplomacia y Protocolo”, “Diplomacia Petrolera” y “Alta Política Internacional”, avalados por la UCV y la UCAB. Así mismo, ha suscrito convenios institucionales de cooperación con el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) y el Instituto Europeo Campus Stellae, de España. Mantiene también una vinculación estrecha con la Asociación Latinoamericana de Comunicación y Análisis Político (ALCAP). Dios los acompañe en esta empresa.
Saludos embajador! Quisiera conversar con usted, conocer si tiene anécdotas sobre la situación de la embajada de Venezuela en Chile luego del golpe a Allende. Estaba de encargado Moritz, saludos! Por favor un correo electrónico! Gracias, soy periodista y asistente de investigación académica.
Apreciado Fernando Gervasi, pariente, amigo y colega Embajador, muchas gracias por tu inteligente comentario. Cuando comencé a trabajar en nuestra Cancillería (1964), los profesores de bachillerato en Caracas, encargaban a sus alumnos trabajos sobre la formación de las fronteras de Venezuela, entonces los muchachos visitaban la Casa Amarilla a la búsqueda de información: yo fui escogido para hablarles de la frontera oriental de Venezuela. Para esas ocasiones preparé una chuleta de unas cinco páginas, a la que fui agregando con el paso de los años más contenido. Hoy después de más de cincuenta años la chuleta está gorda y suculenta: unas 450 páginas, es de ella que extraigo mis artículos y crónicas sobre las fronteras de Venezuela. Con este relato, quiero llamar la atención de que pareciera que, en este país, los educadores no se ocupan más de divulgar entre sus alumnos, todos los despojos territoriales de que hemos sido objeto, de oriente a occidente. Alguien con descarado cinismo ha dicho, que Venezuela es el único país del mundo que ha perdido un tercio de su territorio original, sin disparar un solo tiro. Un afectuoso abrazo
Apreciada Emma, con mucho gusto, me agradaría conversar con usted, le mando a su correo mis teléfonos y dirección electrónica. Afectuosos saludos.