Cómo perdió Venezuela su Península de la Goajira

Una historia de desaciertos

Hugo Alvarez Pifano

1.-Cómo se perdió la Península Goajira y Colombia puso un pie en el Golfo de Venezuela.

Aunque parezca mentira todo comenzó con el “Mogote de los Frailes”, el hito geográfico que, desde tiempos inmemoriales, había marcado el inicio de los límites entre Venezuela y Colombia. Se encontraba situado en el extremo occidental de la Península Goajira en el Cabo de la Vela -hoy más claro que nunca- el límite indudable entre los dos países, conforme al “uti possidetti juris” de 1810. Pero ocurrió, que la comisión colombo-venezolana demarcadora de límites, al llegar al lugar en el año de 1900 no lo encontró, así de simple, se había esfumado, como los sueños de tantos venezolanos que han luchado en vano por mantener la integridad territorial de su país. Algo que no ha sido posible a través de nuestra historia, a causa de los políticos corruptos, diplomáticos improvisados y jefes militares ignorantes e incultos, hasta nuestros días.

2.- ¿Qué había ocurrido con el Mogote de los Frailes?

Venezuela y Colombia habían mantenido una disputa territorial por la Península Goajira. Colombia sostenía que la mitad de la península pertenecía a Colombia (conforme señalaba el Tratado Michelena-Pombo (1), aprobado por el congreso colombiano). Venezuela reclamaba la totalidad de la Península Goajira, (el congreso venezolano negó su aprobación a ese tratado, que ya había sido aceptado por el congreso colombiano y daba a Venezuela la mitad de la Península Goajira). La reina regente María Cristina, a nombre del rey de España Alfonso XIII, encargado de dirimir la controversia, le otorgó a Colombia la casi totalidad de dicha península, dejando a Venezuela tan solo una minúscula franja, que aparece en los mapas a modo de afilado estilete, que bordea una buena parte de la costa. Pues bien, en el nuevo sitio en que se le buscaba, no se podía encontrar el Mogote de los Frailes, porque había quedado a centenares de kilómetros de distancia, al borde de un territorio antiguamente venezolano, que ahora pertenecía a Colombia en virtud de ese laudo arbitral español, dictado el 16 de marzo de 1891, que constituyó el único título que tuvo Colombia para arrebatarnos la Goajira venezolana.

3.- El hito de “Castilletes” surge como por arte de magia

Tuvo lugar entonces un hecho insólito, la comisión demarcadora sustituyó el Mogote de los Frailes, por un hito cualquiera, escogido a capricho: esto es “Castillete”, un nombre infausto en la historia de Venezuela. Pero, antes de continuar esta relación veamos que decía esa sentencia arbitral, la cual estableció que la frontera entre los dos estados quedaba definida de este modo:

“Sección I”:

“Desde los Mogotes llamados los Frailes, tomando por punto de partida el más inmediato a Juyachi, en derechura a la línea que divide el Valle de Upar, de la Provincia de Maracaibo y Río de El hacha; por el lado arriba de los Montes de Oca…etc., etc.” Por favor, nos encontramos bastante adentro en la Península Goajira, y como si fuera poco, el laudo arbitral nos indica que debemos ir “por el lado arriba de los montes”, esto es lejos de la costa. Entonces, por qué razón la comisión demarcadora de fronteras procedió a escoger como hito para comenzar los límites entre Venezuela y Colombia, en contravención a lo indicado en la sentencia arbitral, un lugar en la costa venezolana situado a centenares de kilómetros de distancia del punto expresamente indicado en el laudo, por encima de una montaña. Se escogió, aunque usted no lo crea amable lector, un hito llamado “Castillete” que ni siquiera aparece en el laudo y para colmo de males se encuentra en la entrada del Golfo de Venezuela.

Por supuesto que este hecho irregular siempre fue denunciado por Venezuela, y entre los estudiosos del tema de fronteras se alzaron muchas voces: los límites no podían comenzar en Castillete, porque esto no tenía base jurídica alguna y por lo demás contradecía el laudo arbitral. ¿Si el Mogote de los Frailes no aparecía, cómo podía ejecutarse el laudo arbitral? Entonces comenzó un proceso de sibilina astucia colombiana, que ablandó el corazón de los caudillos militares y de los líderes políticos improvisados como diplomáticos: “la hermandad bolivariana” todavía invocada en nuestros días por Colombia, la “solidaridad andina” que tanto daño ocasionó en el pensamiento del general Eleazar López Contreras y lo llevó a firmar un nefando tratado un mes antes de entregar la presidencia, y la “integración latinoamericana”, un slogan casi diario en nuestros días. Estos son precisamente los motivos que nos han llevado a escribir este artículo: ninguno de estos objetivos, por nobles que parezcan, pueden lograrse a expensas y a daño de la integridad territorial de la nación.

4.- “Tratado sobre demarcación de fronteras y navegación de los ríos comunes”, firmado en Cúcuta el 5 de abril de 1941

Pero, regresando al desaparecido Mogote de los Frailes y al aberrante hito de Castillete, que ha debido ser denunciado por el gobierno venezolano, ocurrió el absurdo: este hito fue consagrado como el inicio de los límites entre Venezuela y Colombia por el “Tratado sobre demarcación de fronteras y navegación de los ríos comunes”, firmado en Cúcuta el 5 de abril de 1941, por el general Eleazar López Contreras, presidente de Venezuela y por el presidente Eduardo Santos de Colombia, acompañaron al mandatario venezolano, el canciller Esteban Gil Borges y el ministro de educación Arturo Uslar Pietri; fue aprobado por el Congreso Nacional de Venezuela, el 18 de junio de 1941. En el Senado no hubo debates, se aprobó por unanimidad, pero en la Cámara de Diputados varias voces se alzaron contra la aprobación de este tratado, aquellas de los diputados por el estado Yaracuy Rafael Caldera Rodríguez y Ricardo Hernández Rovati, hicieron también magistrales intervenciones en este sentido, Pedro José Lara Peña, Andrés Eloy Blanco y Carlos Navas Spínola. Por el lado de los que apoyaban la firma, la más enjundiosa intervención la realizó el jurista Félix Saturnino Angulo Ariza. Este tratado significó en lenguaje simple y escueto, el instrumento “definitivo” por el cual Colombia se tragó de un solo bocado la Goajira y puso un pie en la costa del Golfo de Venezuela.

5.- ¿Podrá Colombia poner su otro pie sobre el corazón de Venezuela?

Después de este pie colocado en la entrada del Golfo de Venezuela, Colombia intenta una brutal embestida sobre el archipiélago de Los Monjes, en un intento de apoderarse de estos colosales guardianes de la soberanía nacional sobre las aguas de nuestro Golfo de Venezuela, en razón de la plataforma submarina que ellos generan y la correspondiente zona económica. En marzo de 1952, una nave militar colombiana llamada “Almirante Padilla” atacó las embarcaciones de unos modestos pescadores artesanales venezolanos, razón por la cual la Armada de Venezuela intervino militarmente en Los Monjes y posteriormente la Cancillería obtuvo, mediante un canje de notas diplomáticas, el reconocimiento de la soberanía de Venezuela sobre el archipiélago (2), de esta manera Colombia no pudo colocar su otro pié sobre el corazón de Venezuela. No obstante, la creciente presión expansionista de Colombia, militar y diplomática, siempre presente en su vida de nación independiente, dirige su mirada codiciosa sobre las aguas del Golfo de Venezuela, el más importante “Cuerpo de Aguas” de nuestra nación, una área crítica y estratégica, de importancia militar y más allá de toda consideración, de importancia política y económica, por ser la ruta de nuestro comercio internacional: Como dicen los cultores de la geopolítica, quien domine el Golfo de Venezuela, domina a Venezuela y quién se mete en él, clava una espina en el corazón de Venezuela.

6.- Existe el peligro de que Venezuela continúe perdiendo territorios

Para concluir, si el más desacertado error de la diplomacia venezolana del siglo XX, fue aceptar Castilletes como el inicio de nuestra frontera con Colombia, mediante un tratado formal (1941), el más grande error de la diplomacia de la era de la República Bolivariana de Venezuela (2011), fueron las declaraciones del embajador Roy Chaderton Matos, ex canciller de la República, quien lucía para la ocasión, su enigmática y habitual cara de jugador de póker y una mirada triste, propia de los hombres que fueron marcados por Dios con el estigma de Caín: un jugador que en una sola partida, lo apostó todo: su fe religiosa, su ideología política, (no tiene hijos ni una familia constituida), el afecto de sus amigos y la confianza de sus seguidores. Y todo lo perdió, como un puñado de sal disuelto en el agua. Este diplomático, con pocas dotes de estadista y más bien como un simple ejecutor de instrucciones, al referirse a la reiteración de los derechos de Venezuela sobre el territorio Esequibo, expresó que todo esto es simplemente, un pretexto “para buscar una guerrita con Guyana y provocar una invasión por parte del Imperio” Esto es servir en bandeja de plata los intereses de Guyana –un estoppel (3), en lenguaje jurídico- da pena ver como se roe subrepticiamente la integridad territorial de un país, a veces por intereses personales de sobre vivencia, otras por falta de escrúpulos y hasta por maldad, porque no se quiere al propio país. No hay que olvidar, que la reclamación territorial del Esequibo es el fruto de un gran consenso nacional que une a todos los factores del país, incluyendo por supuesto a la Fuerza Armada, más allá de ideologías políticas, razas y credos religiosos. Así mismo, es el resultado de grandes esfuerzos diplomáticos, jurídicos y políticos llevados a cabo por la República durante más de 100 años, para defender su integridad territorial.

¿Es con estos “diplomáticos”, con que los venezolanos contamos para enfrentar las apetencias expansionistas de Colombia sobre el Golfo de Venezuela y los entramados que teje Guyana, con la astucia de una araña, para agenciarse definitivamente con el territorio Esequibo? Amable lector, ahora usted conoce la nuez de la cuestión sobre el problema de nuestras dos fronteras: la occidental, Colombia; la oriental, Guyana.

Notas:

1.- El Tratado Michelena- Pombo, firmado en 1833, llamado así por los venezolanos, pues hacemos mención primero al diplomático Santos Michelena (Maracay, 1º de noviembre de 1797-Caracas, 12 de marzo de 1848) quien logró para Venezuela la mitad de la Península de la Goajira. Un triunfo de la diplomacia venezolana, no visto así por los políticos de la época y por el estamento militar de entonces. Esto continuará repitiéndose en nuestra historia, como veremos al final de este artículo.

2.- Hugo Álvarez Pifano. Manual de los tratados bilaterales de Venezuela (1811-1972). Ministerio de Relaciones Exteriores. Dirección de Política Internacional. Caracas, 1973.

Bogotá, 22 de noviembre de 1952

Cambio de notas acerca del Reconocimiento de la Soberanía de Venezuela sobre el Archipiélago de Los Monjes.

Fuentes de información: Libro Amarillo de la Cancillería venezolana, 1948-1952, pág. 47

3.- Hugo Álvarez Pifano. El Stoppel. Diversos links:

Página del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, 17 de septiembre de 2020.

laguayanaesequiba.blogspot.com/…/hugo-alvarez-pifano-viernes-30-de…

www.frentepatriotico.com/inicio/page/572/?limitstart=3584.

Diplomático con carrera de 36 años en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1964-2000). Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia, (1958-1963); Master en Derecho Internacional del Instituto de Formación Profesional e Investigaciones de las Naciones Unidas, Embajador de Venezuela en Guyana (1986-1990), Haití (1990-1992) y el Reino de Dinamarca (1995-1999); fue Director de Tratados;
Director de América; Jefe de Gabinete Es autor del libro “Manual de los Tratados Bilaterales de Venezuela” Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1972)

@hugoalvapi

6 comentarios en “Cómo perdió Venezuela su Península de la Goajira”

  1. Rafael Vicente Gimenez Alvarado

    Buenas noches apreciado amigo y paisano:
    Con mucho agrado he leido y comparto con amigos tus trabajos. Es oportuno reconocer el aporte que nos estas haciendo, para no dejar en “saco roto”, estas reclamaciones que con mucho derecho nos corresponde.
    Un abrazo y saludos.
    Rafael Gimenez

  2. Rafael Vicente Gimenez Alvarado

    Excelente recopilacion y acertada puntualizacion que haces a los diferentes eventos que han ocurrido en relacion a estos temas de sobrado interes para la soberania de nuestra Venezuela.
    Aportes muy apreciados y mantenrlos presentes.
    Amigo, Rafael Gimenez

  3. Un texto bastante guerrerista y resentido. Colombia ya no tiene problemas fronterizos con Venezuela, pues todos ya fueron resueltos en el pasado. Con leerlo, me da la impresión de que le gustaría un conflicto bélico con tal de arremeter contra la soberanía de Colombia. Arrepentido estoy de haber apoyado a Venezuela con sus litigios con la Guyana.

  4. Señor Vargas, como es de su conocimiento el Tratado Michelena Pombo -aprobado por el gobierno de Colombia y el Congreso colombiano- otorgaron a Venezuela la mitad de la península de la Goajira, por su parte el gobierno y el congreso venezolano -DE UNA MANERA TORPE- no aceptaron este acuerdo que, a partir del Mogote de los Frailes, situado en el medio de la península de la goajira, la dividía en dos mitades: mitad para Colombia, y la otra mitad para Venezuela. La historia es conocida, esta controversia fue sometida a la reina regente de España y le otorgo a Colombia la totalidad de la Península de la Goajira. El otro error del gobierno venezolano fue el Tratado de 1941, que ratifico a Castilletes como inicio de la frontera entre ambos países. Entonces señor Vargas, usted me habla de resentido, de guerrerista, de quien pretende agredir la soberanía de Colombia, nada de esto, yo estoy exponiendo acontecimientos históricos. Si usted conoce otra historia, exponga sus conocimientos sin hacer calificaciones fuera de lugar. Algo más, usted está escribiendo en la página del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, un colegio profesional que se ocupa en la actualidad de la formación idónea de sus afiliados, la gran mayoría de ellos ingresados a la Cancillería venezolana mediante concurso (antes de la llegada de la Revolución Bolivariana) Pues bien, en toda la historia de la República de Colombia jamás se ha hecho un concurso para ingresar a la cancillería colombiana. ESTO ES HISTORIA. Finalmente, señor Vargas, si quiere utilizar nuestra página, exponga argumentos, no sandeces ni ofensas personales.

  5. Muy apreciado amigo Rafael Vicente, gracias por sus amables palabras de estímulo a mis escritos. En la actualidad el Colegio de Internacionalistas de Venezuela adelanta un moderno y eficaz programa de mejoramiento profesional de sus afiliados, esto se realiza a través de esta página del Colegio, mediante la publicación de escritos sobre temas políticos, económicos, jurídicos, culturales y hasta gastronómicos, en el entendimiento de que la cocina de un país es una de sus manifestaciones culturales más importantes o sino preguntémosle a Francia, Italia, España, México, China y Tailandia, para citar tan solo seis de una larga lista. El otro medio son los diplomados, ofrecidos en colaboración de la Universidad Católica Andrés Bello, una universidad de reconocido prestigio académico. Agradezco que personas valiosas como usted, querido amigo, expresen una palabra de apoyo a nuestra labor.

  6. Muy estimado amigo Rafael Vicente, gracias por sus apreciadas palabras de estímulo a mis trabajos. En estos momentos el Colegio de Internacionalistas de Venezuela lleva a cabo un novedoso y con muy buenos resultados, programa de mejoramiento profesional de sus afiliados, esto tiene lugar a través de esta página del Colegio: Con la publicación de escritos sobre temas políticos, económicos, jurídicos, del protocolo, culturales y hasta gastronómicos, en el entendimiento de que la cocina de un país es una de sus manifestaciones culturales más importantes o sino preguntémosle a Francia, Italia, España, México, China y Tailandia, para citar tan solo seis de una larga lista, en la que no deberían faltar Perú y la India. Es una obligación cultural de los embajadores venezolanos promover nuestra cocina. El otro medio son los diplomados, ofrecidos en colaboración con la Universidad Católica Andrés Bello, una universidad de reconocido prestigio académico. También esta labor se realiza mediante la publicación de libros y folletos auspiciados por el Colegio. Agradezco a personas valiosas como usted, querido amigo, que expresan una palabra de apoyo a nuestra labor.

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