Notas sobre Alemania Occidental
Alemania del Oeste. 1974- 1979. A Bonn llegué a finales de 1974. Venia de Chicago, donde estuve adscrita al Consulado de Venezuela. La entonces capital Federal, para algunos la Aldea Federal, la capital secreta era por supuesto, Berlín. El Embajador era Walter Brandt. Lo sustituyo en 1975, Armando Molina Landaeta. En 1978, fue nombrado Embajador, Francisco Sucre Figarella. A Sucre, lo había conocido cuando fuera Cónsul General, en Paris y yo Tercer Secretario, en la Embajada. Él era muy amigo de mi Papa, desde que compartieron estancia en la Seguridad Nacional y el Campo de Concentración, de Guasina. La Embajada estaba ubicada en un suburbio cerca de la capital, Bad Godesberg. Nuestro domicilio era Bonn- Bad Godesberg. Para mí fue una designación que no esperaba. De la “windy” y cosmopolita Chicago, a la idílica y tranquila Bonn. La preocupación al menos para mí, fue el reto de aprender alemán. Una lengua de la cual no tenía conocimiento alguno. Esto lo asumí como tarea inmediata. Tuve la suerte de tener una excelente profesora. Al principio tuve que afrontar el aprendizaje básico de la gramática. Sin una buena base de esta, difícilmente se puede empezar a entenderlo y hablarlo. Mas adelante tuve un profesor de conversación. Mi guía. Con el maestro Genau, aprendí a elaborar las primeras frases. Además, por cuenta propia, me hacía sugerencias y hasta planes para conocer y viajar por Alemania Occidental, los fines de semana, entre primavera y otoño. Viajar era un ejercicio fácil, la red de autopistas y carreteras federales es amplísimo. Por todo el País, y en perfecto estado. En esa época no se pagaba peaje alguno. Alemania es un país bonito, muy verde, montañoso, landas y ríos. La gente es ordenada, disciplinada, amable, cordial y sencilla. La Misión tenía un amplio personal diplomático, con responsabilidades específicas. Esto incluía una sección consular, una agregaduría militar y una de prensa. Inicialmente mi responsabilidad fue ocuparme de asuntos políticos. Más adelante el área económica. Luego de la experiencia y trabajo consular en Chicago, a veces muy rutinaria, este cambio fue muy satisfactorio. Mi paso y trabajo en Alemania, fue realmente una enseñanza completa en el Oficio y por supuesto me dio más seguridad y conocimiento de la tarea diplomática. A pesar que mi rango era de Segundo Secretario, esto no fue obstáculo para relacionarse con gente en el ámbito político y económico. En Alemania Occidental el acceso a la información y la disponibilidad de los responsables, para intercambiar información siempre fue abierto y accesible. En la parte económica, la información actualizada a la cual se podía acceder era amplísima, de los ministerios con responsabilidades comerciales y económicas, bancos, instituciones privadas y otras asociaciones. Además de estas fuentes teóricas, se invitaba a los funcionarios diplomáticos que trabajaban en el área, a conferencias, ferias, en Bonn, o en otras ciudades alemanas. Venezuela participaba con regularidad en ferias especializadas, con la presencia de representantes del sector privado. Entre ellas la Feria Alimentaria de ANUGA, en Colonia. Tengo entendido que la asistencia de empresas venezolanas a esta Evento, el más importante en su género, en Alemania, ha continuado. La más reciente, en 2021. En el área política, los funcionarios diplomáticos encargados de seguir el acontecer político, eran invitados a atender las convenciones anuales, de los Partidos políticos alemanes. Tuve la oportunidad de asistir a estas citas anuales, del Partido Social Demócrata (SPD), del Partido Social Cristiano (CDU) y del Partido Liberal (FDP). Estos contactos eran normales, ya fuese con representantes del o los Partidos en el Gobierno, o en la Oposición. Los Congresos anuales se realizaban en Bonn, o en otras ciudades del Estado alemán. Realmente esta experiencia e intercambio para mí fue de un aprendizaje que aún tengo presente. Reconozco y agradezco esa oportunidad única de actuar como diplomático, en un país tan importante. Insisto con el rango de Segundo Secretario, el trabajo y participación fue de actividad constante. Era de rutina normal estar en contacto con el funcionario que tenía la responsabilidad de hacerle seguimiento a la relación bilateral. De manera que con cierta periodicidad iba al Ministerio de Relaciones Exteriores, para intercambiar, tramitar asuntos de interés en la relación bilateral. Asimismo podían servir de intermediarios en el caso que hubiese que hacer gestiones ante otros organismos públicos o del sector privado. En el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores los funcionarios con excepción del rango de Embajador, habían creado una asociación integrada por diplomáticos alemanes,” JuniorenKreis”. Esta asociación organizaba mensualmente reuniones, con los diplomáticos extranjeros acreditados en Bonn. Se invitaba a algún ponente o representante de organismos públicos o privados, para una charla social y distendida. Y así conocer y escuchar de los avances de ese país, en diferentes campos. Político, Económico, Comercial y Cultural. Sobre todo y a través de estos encuentros, la relación con los colegas del Ministerio de Exteriores y de las Embajadas residentes en Bonn, fue más fácil, en lo formal y en lo personal De manera que había un contacto permanente, de trabajo y social. Los colegas alemanes por lo general hablaban inglés y francés, y sin embargo mostraban interés e incentivaban a conocer y hablar alemán. Asimismo, el funcionario que tenía a su cargo el seguimiento de las relaciones bilaterales, en el caso de Venezuela, hablaba, además, castellano. Ciertamente mi experiencia como “junior diplomat” fue de las mejores, sino la mejor, después de haber trabajado en la Embajada en Paris, y en los Consulados Génova y Chicago. En Alemania tuve la oportunidad de ejercer plenamente este oficio diplomático, en el mejor sentido de la palabra, en una etapa intermedia entre el inicio y la mitad de la Carrera. En Bonn estaban acreditadas casi todas la Embajadas del Mundo. En el caso de Latinoamérica, todos tenían una representación diplomática, de México hasta la Argentina. Ocurría un caso sino atípico, no muy diplomático, México era el único país que, para ese momento, mantenía la Embajada en Colonia, una ciudad muy cercana a la capital Federal. Tanto Bonn como Colonia y Dusseldorf están ubicadas en